Capítulo 23: La calma antes de la tempestad.

827 53 5
                                    

POV Dimitri

-Entonces, ¿has pensado en algún nombre, camarada? Porque yo tengo un montón de buenas opciones, las chicas me han ayudado a limitarlas pero me gustaría saber si tienes alguna preferencia.-

Estaba en la sala disfrutando de unos momentos a solas con Roza, estos meses habían sido un sueño hecho realidad, no habíamos tenido malas noticias y todo iba perfecto lo que me causaba cierto temor, era como la calma antes de la tempestad. Sonreí abiertamente y besé la mejilla del amor de mi vida que se encontraba casualmente sentada sobre mis piernas. Acaricié su gran vientre y la vi a los ojos, esos hermosos ojos que me transportaban al paraíso.

-Mmm Roza sería perfecto.-

Sonrió y me besó en los labios, amorosa y delicadamente.

-Ok, lo pondré en la lista de posibilidades.-

Volvimos a sonreír, era la costumbre últimamente, sonrisas aquí y allá. Unos sonoros carraspeos llamaron nuestra atención, era Janine con su cara tan conocida de Guardián férreamente colocada, creí que ya había superado la etapa de odio hacia mí por "haberme aprovechado de su hija" pero aparentemente no todo quedó en el pasado. Roza se removió un poco, se veía inquieta por el cambio de actitud de su madre, desde que se dio a conocer que ella y Abe habían retomado su relación amorosa hasta hoy en la mañana parecía casi otra Janine, tan divertida, comprensiva y feliz.

-Dimitri, Abe necesita hablar contigo, está en su despacho. Por favor, no tardes.-

Y sin decir más, dio media vuelta y se fue por dónde vino, dejándonos a Roza y a mí más confundidos que nunca.

-¿Y ahora qué fue lo que hiciste, camarada?-

-¿Yo? No hice nada, a menos que se haya enterado de lo que hicimos la otra noche en la piscina.-

La cara de Roza empalideció por completo, yo lo había dicho como broma pero si alguien realmente nos había visto esa noche y le habían ido con el cuento a Abe, no quería ni pensar lo que me haría. Si bien ya tenía más que asimilada la idea de Rose y yo como pareja eso no significaba que fuera a tomar tranquilamente que alguien le dijera que su hija y su yerno estuvieron bastante "entretenidos" en su alberca.

-¿Qué? No, no es posible. Dijiste que nadie nos vería, se supone que revisaste.-

-Yo, yo, estaba seguro que estábamos solos.-

Mi voz se escuchó un tanto histérica, respiré y recobré la compostura.

-Está bien, debe ser otro asunto, tal vez Janine y el viejo pelearon y por eso ella estaba de tan mal humor.-

-Es posible. Como sea, parecía algo urgente así que debo apresurarme si no quiero que tu padre vuelva a colocarme en su lista negra.-

-Y si se peleó con Janine debes ir preparado para soportar sus discursos eternos y melosos, acuérdate como se puso la última vez.-

Vaya que lo recordaba, habían comenzado a hablar sobre cuál sería el sexo del bebé y habían terminado peleando por cosas como si lo correcto sería enviarlo a San Vladimir desde pequeño o si sería un Guardián o se dedicaría a los negocios como su abuelo. Al final, Janine se fue a quién sabe dónde para tratar de calmarse y Abe terminó más borracho que una cuba tirado en el piso de su despacho conmigo a su lado escuchando su interminable historia de amor.

-Ven conmigo, entre los dos podremos controlarlo si ese es el caso.-

-¿Yo? Este, no creo que sea lo más conveniente, él te pidió explícitamente a ti. Yo no puedo ir, además estoy muy cansada, mejor me voy a dormir un rato.-

Nada es eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora