I

110K 5.1K 342
                                    

Mi historia comienza con una misteriosa guerra a la que aún no le encuentro sentido, mi esencia es de loba pero mi apariencia es humana. Mi madre me contó acerca de como mis verdaderos padres eran lobos y por tanto yo comparto dicha habilidad en mi sangre, pero hubo una desastrosa guerra cuando yo apenas era una bebé y aquello no terminó bien. Por más que pregunto parece que el dolor es mucho como para explicarme exactamente que es lo que sucedió. Pero ella me acogió en sus brazos y se convirtió en mi protectora, poco después conoció a un maravilloso hombre quien se convirtió en mi padre, él supo de mi verdad desde el primer día. No puedo negar que pensar que no tuve la oportunidad de conocer a mis padres, duele. Es como un vacío en mi interior que busca ser llenado por respuestas. Pero se que no las conseguiré pronto.

Viviendo en una aldea con humanos puede resultar difícil que acepten mi esencia lobuna, por lo que mi madre me ha criado procurando siempre ocultar mi verdadero yo, dice que solo así estaré a salvo de los males que oculta el bosque. Pero al venir ella a este lugar conoció a una mujer con una hija que tenía habilidades especiales, pero no cualquier tipo sino magia, ella era bruja y no solo cuando estaba de mal humor, su familia tiene una larga historia de mujeres con poderes sobrenaturales. Aquella niña era solo un año mayor que yo y su nombre es Gina, se convirtió en mi secuaz y la única que conoce la verdad sobre mi.

Nuestra casa esta hecha de madera, lo que en invierno resulta algo difícil pero en verano es bellísimo, las personas a nuestro alrededor siempre han sido amables, aquí trabajamos en equipo y vemos por todos. Excepto que no puedo ser yo misma a menos que este a kilómetros de distancia, de lo contrario daré problemas. 

-Brooke, el desayuno está listo- dijo mi padre con una sonrisa en los labios recargado en el marco de la puerta, asentí y me puse de pie.

-Huele como a los dioses- y eso era verdad, mi madre normalmente no cocina muy bien, pero a mi padre se le dio la maravillosa habilidad del sartén y la comida.

-Bueno, eso es porque lo ha hecho un dios- dijo él riendo entre dientes orgulloso de sí mismo. Le di un leve golpe en el hombro y baje las escaleras ansiando comer lo que sea que esté servido, uno de los contras sobre mi lado lobuno es que el hambre a veces puede ser insaciable. Podría comer una vaca completa, aunque quizá llame la atención de uno que otro aldeano. 

Un par de ojos avellana me recibieron al borde de las escaleras, cabello castaño y despeinado, alto y es válido decir que ejercitado. Debía sacarme una cabeza más de altura, un ligero hoyuelo formado en su mejilla derecha.

-Vaya vaya, hasta que sale a la luz su real majestad- dice él con una sonrisa y voz grave. Me crucé de brazos y lo analicé por unos segundos, hace meses que no veía a Nathan, siempre fue mi mejor amigo pero desde que su padre falleció él simplemente desapareció sin dejar rastro por meses, ni mi olfato ayudó.

-Debería decir lo mismo de ti- podría hacer un escándalo pero la verdad era que, a pesar de su repentina desaparición, lo extrañé enormemente. Bajé hasta el último escalón y dejé que sus brazos me rodearan, me abrazó como si no nos hubiéramos visto hace años, quizá el también me extrañó de la misma manera. Nunca nos habíamos separado por tanto tiempo.

-Bueno chicos, pero si no están solos- mi madre pasó a un lado de nosotros y Nathan se apartó riendo nervioso. Sonreí y lo solté, aunque mi cuerpo me pedía que no lo hiciera. 

Siempre me ha gustado su olor, la mayoría aquí huelen a que no se han bañado en décadas. Dijo Amelie, mi loba. La cuestión de los lobos, según tengo entendido, es que tenemos a un álter ego, en mi caso una loba con mucha personalidad que formó parte de mi desde que tuve suficiente edad para caminar sola, siempre hablando en mi mente, dándome su opinión cuando claramente, no la he pedido

Mi Mate AlfaWhere stories live. Discover now