VI

73.5K 4.2K 484
                                    

El primero en presentarse fue un entusiasta de ojos brillantes azules, cabello rubio casi dorado, cada lado de sus labios casi llegaba a sus ojos por su enorme sonrisa, su nariz respingada parecía de un niño pequeño y de complexión delgada, pero me atrevo a decir que es el segundo más alto en este lugar.
-Me llamo Frech, a tus órdenes- dijo sin perder su sonrisa, debía ser la alegría del lugar. Su mano alcanzo la mía y la agitó emocionado, como niño en dulcería. Reí ante su encanto. No debía ser mayor de veintiún años.

-Para las mujeres soy Ame- dice el segundo junto a Frech quien riendo lo golpea en el hombro -Pero me llamo Amett- rascó su cabeza avergonzado, a diferencia del primero, él tiene cabello negro, piel pálida y unos ojos verdes muy claros, aunque no tanto como Bestia, igual que el anterior se veía joven, quizá de veintitres años. Veo a uno más junto a ellos, incluso más alto que Bestia, de piel morena y ojos casi negros. Su lenguaje corporal no me daba la bienvenida como los primeros, casi me veía como a una intrusa. 
-El es Luther- lo introdujo Bestia dejando caer sus manos sobre sus hombros en un intento de relajarlo, pero éste solo se encogió de brazos y con una media vuelta, se marchó. Es claro con quién tendré problemas.

-¿Y tú eres...?- pregunté ahora en dirección de Bestia, no sabía lo que era sentir mi alma caer al suelo hasta que me volteó a ver de nuevo con esa mirada penetrante, es como si sus ojos tuvieran la habilidad de prender en fuego mi corazón y hacer que pierda el aliento. 
-La curiosidad mató al gato- respondió burlón.
-¿Quién dice que no murió sabiendo? Si no me dices, para mí serás "Bestia", porque te comportas como tal.

Arqueó una ceja y mordió su labio -No tienes idea- dijo en un murmuró y me vio como a un bocadillo de pies a cabeza. Tragué saliva y mordí mi lengua para no decir nada. Al ver mi reacción solo rió.
-Bien, Sirena.
-Brooke- corregí, -Aunque ya te sabías mi nombre, lo dijiste antes, en el lago- recordé como gritó mi nombre. 
-Sirena- pasó a un lado de mi, ignorando mi comentario y se sentó en el sofá frente a la chimenea.
-Necesito una ducha muy caliente y algo de ropa, así que ya me voy-  hice mi camino a la puerta, Frech me vio decepcionado.

De pronto, un brazo me detuvo agarrando mi mano. Di un pequeño brinco y retrocedí.
-te puedes dar una ducha aquí- dijo Amett y escuché de lejos como un plato cayó sobre la mesa, Luther. Pero en ese momento Amett soltó mi mano de prisa, como si fuera yo un pedazo de carbón ardiendo, entonces seguí su mirada detrás de mi y topé con los ojos penetrantes de Bestia, quien no me veía a mi directamente, sino a mi mano, justo donde Amett me había agarrado.
-No suelo darme duchas en casas ajenas- respondí interrumpiendo el momento incómodo. Luther quizá aprovecharía para poner mantequilla en el suelo y así resbalar y con suerte morir de un cuello roto.

-Eres nuestra invitada de honor- Bestia se puso de pie y caminó de nuevo hacia mi con la mirada puesta sobre Amett, quien retrocedió solo unos pasos en señal de respeto. Después sus ojos esmeralda se posaron sobre mi y una de mis manos tembló ligeramente, odiaba como mi cuerpo estaba reaccionando en su presencia. Muero por preguntarle qué sabe él sobre ser mi mate. Gina lo creía puesto a que solo quienes lo son, pueden hablarse directamente de mente a mente. Pero aún no tocábamos el tema de lobos. 
-¿De honor? ¿Cuántas invitadas o invitados tienen?
-En realidad, haz sido la primera desde... ¿Siempre?- Amett respondió con una mirada perdida. ¿Cómo no creerles? Están en medio de la nada. Frech se acercó a mi con ropa doblada en sus manos, no pude distinguir qué era lo que me daba, solo lo tompe sin dudarlo, cualquier cosa sería mejor que la ropa fría que tengo puesta. 

-Recientemente lavada, para ti- dijo Frech señalando a la ropa, fue entonces cuando la vi bien, el diseño floral en el cuello del vestido morado, es el que dejé aquel día que me persiguieron en el bosque. Si son ellos. 

-Agarraron mi ropa- dije más para mi que a ellos, pero Frech asintió aún sonriendo. 

-Ahí está el baño, contamos con la suerte de tener suficiente agua caliente para todos, aunque no me molestaría ahorrar un poco- dijo Bestia acercándose aun más a mi, su aliento rozando mi mejilla, una de sus manos retirando un mechon que caía sobre mi mejilla. La mirada de todos cayó sobre mi. 

Mi Mate AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora