III

91.6K 4.8K 421
                                    

Han transcurrido ya dos días y no ha habido rastro alguno del lobo negro. Aunque podría jurar que siento una mirada cada vez que salgo de la casa. Nathan no supo de qué hablábamos Gina y yo esa noche sobre mi "mate", tampoco he tenido oportunidad de leer el libro que me dio ella, ya que no he tenido tiempo sola. Nathan ha estado conmigo o mis padres y no era algo que quisiera comentrales aún. No tengo idea de como decirles "mamá, papá, me fui muy lejos en mi forma lobuna y me persiguió una manada de lobos, brinqué de un acantilado y me encontró el aparantemente alfa de ellos, ha estado cerca de nuestro hogar y encima, creo que es mi mate". No creo que eso sea buena idea. 

Siempre supe lo que era un mate. Mamá me ha contado sobre como mis padres eran mates, lo que quiere decir que eran el uno para el otro, no solamente eran la pareja perfecta, sino que les era imposible sentir atracción por alguien más o siquiera la idea de estar con otra persona era imposible. Sus corazones latían juntos, en caso de morir uno, también le pasaría a la otra persona, así como cualquier dolor, pesar, felicidad o necesidad, lo sentirían ambos, no necesariamente de forma física, pero si emocional. Siempre fue algo con lo que soñé algún dia tener, pero no con un lobo que quiso matarme. También me contó sobre cómo hay algo más poderoso que escribe el destino de un mate, pero eso ya era algo que ella no sabía. Aún había mucho que yo tampoco sabía. 

Mientras daba mi caminata diaria por la aldea viendo a qué vecino podría molestar, escuché los gritos de un pequeño pidiendo ayuda, lo vi escapando de un enorme sujeto tres veces su tamaño. El señor Linkan siempre ha sido temido aquí por su mal genio y su terrible actitud. Especialmente contra sus hijos y esposa.

El pequeño tropezó y cayó a unos metros de mi, su bolsa de tela se había abierto con la caída y de ella salieron unas frutas. Atemorizado y de prisa las tomó con sus pequeñas manos dejando la bolsa detrás, al verme de prisa se puso junto a mi en un intento de esconderse. El señor Linkan lo vió y se acercó sin apartar la vista del pequeño detrás de mi, me empujó para así acercarse a él. Yo lo empujé de vuelta antes de que pudiera tocar al niño.

No se atrevió a tocarte ese imbécil.

Oh, si lo hizo.

Controla la situación o saldré a matarlo.

-¿Cómo te atreves?- dijo él furioso, fulminándome con la mirada.

-¿Qué ha hecho él para que lo persigas así, no ves que está aterrado?- reclamé tomando al niño de la mano y escondiéndolo nuevamente detrás de mi. Él claramente creía que podría contra mi y quizá si, ya que medía mínimo tres cabezas mas que yo, aún así, él no contaba con la fuerza sobrehumana de mi loba. 

-¡Me ha robado esa fruta, no ha dado ni una moneda por ellos!- recordé entonces que yo tenía algo de cambio, así que saque unas monedas de la bolsa de mi capa y las arrojé al suelo en sus pies. Sin pensarlo dos veces, él las tomó del suelo lanzando unos insultos al aire y se marchó.

-¿Estás loca?- la voz de Nathan apareció a un lado de mi y casi podría ver el humo saliendo de su nariz de lo furioso que estaba.
-Lo perseguía Nathan, no iba a dejarlo a su suerte- me molestó su reacción, no he hecho nada malo ni del otro mundo. El pequeño me abrazo las piernas y vi sus enormes ojos azules, llenos de inocencia y terror. Ojeras moradas debajo de sus ojos y suciedad en sus mejillas, tenia unos pantalones aguados que le quedaban grandes como para ser suyos, una camisa a la que le faltaban dos botones y un pequeño abrigo que no debía cubrirlo nada. 

-Lo lamento tanto, mi mami no ha comido nada y solo quería ayudarla, ha estado tan enferma- una lágrima resbaló por su rosada mejilla, me sentí terrible al saber que un ser tan pequeño haya querido arriesgar su vida con tal de alimentar a su mamá. 

Mi Mate AlfaWhere stories live. Discover now