VII

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El olor de la capa que me dejó Bestia además de mi vestido, tenía un delicioso olor masculino, a lo mismo que él. Parecía la esencia de las plantas más finas. Me aferré a la capa, no queriendo dejar de olerla, pero debía irme ya. 

Al abrir la puerta del baño y salir, Bestia venía con una sonrisa en los labios y una taza en la mano humeante, al verme sus labios formaron una línea recta y su mirada cambió.
-Creo que el agua estaba muy caliente- dije y él con una leve sonrisa asintió, después me analizó de pies a cabeza.
-Entiendo, yo también guardo mis secretos- guiñó un ojo y extendió su mano hacia mi con la taza, la tomé y le di la bienvenida al maravilloso olor de café recién hecho caliente, también agradecí que no me presionara por hablar y contarle lo del diario, -Como el que incluso con  una capa enorme y de hombre, te ves hermosa.

Mis manos temblaron y mi pecho ardió.
-Nos tienes con la intriga- Frech apareció detrás de Bestia señalando al diario y me sacó de mis pensamientos. Reí disimulando mi estúpida reacción a ese comentario, claro que él lo notó y lo disfrutó.

-No es nada, solo tuve un mal dia- Luther me vio desde las escaleras y no respondió.
-¿De verdad quieres que nos creamos eso?- Amett preguntó mientras pasaba a un lado de mi bajando las escaleras, lo seguí hasta la sala. La cabaña tenía un amigable olor a madera húmeda, debía ser por la nieve que rodeaba el lugar. Apesar de estar en un lugar desconocido, jamás me sentí tan tranquila.

-Debo admitir que eres veloz- dijo Amett riendo, Luther lo golpeó en la cabeza.
-Si tuviera una moneda por cada golpe que se gana Amett a diario ya sería millonario, sin duda alguna- replicó Bestia.
-Entonces si eran ustedes, lo sabía, ¿Por qué no decirme la verdad? - por primera vez en mi vida sentí que entre por la puerta correcta, pude respirar y no sentirme sola.
-Me llamo Ethan- se presentó por fin Bestia, extendiendo una mano por la mía, para después posar sus labios suavemente sobre mi piel. Mis ojos cayeron sobre sus carnosos labios, algo en ellos me llama cada que habla, a pesar de que hasta ahora me han dado ganas de darle al menos cinco bofetadas. Al soltar mi mano mi loba suplicaba que siguiera, la sensación de su beso sobre mi mano fue más de lo que podría imaginar. 

-Ethan- repetí inconscientemente, por la mirada de los demás noté lo ridícula que debía verme.
-Brooke- dijo él y sentí mi estómago revolverse.
-Vamos jóvenes, los cuartos están en el segundo piso- Frech rió a carcajadas golpeando varias veces el hombro de Ethan. Después sus ojos cayeron de nuevo sobre el diario de papá.

-¿Por qué me siguieron en el bosque?
-¿Por qué brincaste al vacío sin saber lo que había en el fondo?- Amett dijo de inmediato y Luther bufó.
-Es lo más estúpido que he visto en mi vida- dijo.
-Creo que no te haz visto al espejo lo suficiente- respondí y por un segundo me arrepentí, cuando sus ojos marrones quisieron acuchillarme. Ethan alzó las cejas y solo cayó sobre el sillón.

-Nunca habíamos visto algo asi- dijo Frech con un tono casi amargo, hasta el momento es la primera vez que lo escucho así.
-¿Una loba correr?
-Una loba sin manada- respondió Luther sin verme a los ojos, su mirada estaba puesta sobre la chimenea que apenas noté que estaba ahí encendida, por eso el lugar se sentía cálido. Suspiré, no había pensado en eso.
-¿Es algo malo?- pregunté pero sin saber aún la respuesta, yo sé que lo es. He estado sola toda mi vida, escondiendo lo que corre en mis venas y muere por salir.
-Un lobo hace a la manada- dijo Ethan y reposó sus codos sobre sus rodillas para después clavar su mirada en mi, -Y una manada hace al lobo.

-He escondido toda la vida lo que soy, en mi hogar no hay nadie más "así".
-Es por eso que te seguimos- Amett dijo mientras me quitaba la taza de las manos, olvidé que la tenía.
-Ya no debes esconderte de tu propio ser- Frech parecía ser más maduro de lo que aparentaba. -Además, eres una loba muy rápida si me permiten decir, muy ágil también.
-Nunca había corrido tanto en mi vida, me sentí...
-¿Viva?- interrumpió Ethan y no podría estar más de acuerdo.
-¡Qué va! Apenas te alcanzábamos- Amett reía a carcajadas.

Mi Mate AlfaWhere stories live. Discover now