XII

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POV Ethan

Cayó de rodillas y apenas pude sostenerla, antes de que se pudiera lastimar. Con los ojos aún entre abiertos, podía ver sus pupilas amarillas. Sus labios balbuceaban palabras sin sentido.
-¿Brooke? Vamos, ¿Qué pasa?
Me recargue en mis rodillas mientras la sostenía con el brazo izquierdo, con el derecho moví los mechones rojizos que cubrían parte de su rostro, en verdad era una belleza de mujer. Más que su mismo físico, su mirada salvaje me tiene como loco desde la primera vez que la vi escondida en un arbusto. Pero por ahora no puedo distraerme con eso.

-¿Ethan?- Frech se asomó por la ventana con la mirada perdida, al ver a Brooke contuvo el aliento.
-Vamos, hay que llevarla con Luther- la cargué entre mis brazos y caminé de prisa a la ventana.
-¿Brooke?- escuché fuera de la puerta a el dueño de aquella voz que quería pisar con mis botas -Estpy preocupado, ¿Estás bien?

Era Nathan.

Ignorando su ridícula voz insistente, me asomé por la ventana y vi a Frech listo para atrapar a Brooke.
-Si la dejas caer, juro partirte la cara- con mi amenaza tuvo para acercarse más y concentrarse. Lentamente dejé caer primero las piernas de Brooke, mientras que aún balbuceaba la sostuve por las costillas y luego sus brazos, la acerqué lo más que me permitía la altura del segundo piso al primero. French logró alcanzar sus pies y paso seguido, la solté con el corazón en la garganta. Él la atrapó sin dudarlo.
-Venga, vámonos- dijo sosteniéndola entre sus brazos, la puerta de la habitación se abrió detrás de mí y vi a Nathan con una mirada que para él era amenazante, para mi era como un niño queriendo verse valiente.

-¿Quién jodidos eres y en dónde está Brooke?- demandó saber colocando su mano sobre la espada en su cinturón.
-Eso es muy siglo quince, ¿No lo crees? Ahora usamos los puños.
-No lo volveré a repetir- amenazó dando un paso hacia mi. Estando en mi manada ya estaría siendo comido vivo por mis lobos, lo tendría rogando por su vida.
-Bien, no me agradan los niños que se repiten a si mismos- burlándome de él saque mis piernas por el marco de la ventana para después de un brinco caer junto a Frech, suavemente me entregó a Brooke para yo llevarla entre mis brazos. Aún murmuraba cosas sin sentido, sentí su piel caliente. Más de lo normal.

-¿¡Brooke!?- Nathan gritó desde el segundo piso, viéndonos con ella. En respuesta le devolví una sonrisa, si se metía con lo mío, se metía conmigo también.
-Andando- ordené a Frech, asintió y comenzó a correr en dirección a la cabaña. Lo más sencillo sería ir en forma lobuna, pero no podría correr el riesgo a qué Brooke se cayera y la lastimara. Alcancé a ver a Nathan gritar algo a personas fuera de la casa, subió a su caballo y sus hombres hicieron lo mismo, debían ser unos cinco, ya contándolo a él, sus intenciones podrán ser buenas, pero aún con todos los hombres y caballos del mundo, no podría quitarme a Brooke de mis brazos.

Frech y yo nos separamos, él condujo al idiota de Nathan y los demás por otro camino en lo que yo me alejaba con Brooke, no podía correr el riesgo a que él la viera así. Siendo que él es un cazador, algo que no se ha atrevido a decirle a Brooke, con más razón no podía dejarlo cerca de ella.

Kilómetros después llegamos a la cabaña, Frech llegó unos minutos después en su forma lobuna. Entré deprisa y después de que Luther la revisara la cargué de nuevo en mis brazos e hice camino a la habitación. Ahora, completamente desmayada no balbuceaba. Ni siquiera se inmutaba, temí por unos segundos que quizá había muerto.

-Puta madre, vamos Brooke- le quité el abrigo y la recosté sobre mi almohada. Su piel tenía una ligera fragancia a vainilla o quizá coco. Sus mechones hondulados caían sobre mis sábanas, adueñandose de mi cama.

Mi Mate AlfaWhere stories live. Discover now