Capítulo 1: El accidente.

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|Narra Kels|

—Mamá ya me voy a la cafetería, vuelvo luego.

—Bueno hija pero tú padre se llevó el auto así que...

—Sí, si ya lo sé tendré que irme en bus, pero de todas maneras me voy, adiós.

Me faltaban solo dos cuadras para llegar al paradero, pero como si todo estuviera en mi contra se puso a llover.

Al llegar al paradero estaba empapada y con frío era como si en cualquier momento me fuese a dar hipotermia, y luego de la nada apareció mi salvación, el bus. El único problema era que iba repleto y con suerte podía entrar.

Desde adentro del autobús no se podía ver nada, ni siquiera las franjas de la calle, de pronto el bus fue acelerando y el chico que estaba a mi lado choco conmigo, casi caigo si no fuera porque alguien me atrapo.

—Perdón, es que el bus va muy rápido, no fue mi intención.

—Está bien, no te preocupes.

El bus comenzó a deslizarse muy rápido por la carretera hasta que perdió el control y chocamos con la barrera que separa las calles. Lo último que recuerdo es a todas las personas gritando y el bus dando vueltas y vueltas, hasta que se detuvo en medio de la carretera contraria.

Al tratar de abrir los ojos un ardor en mi pierna derecha hizo que suelte un grito desgarrador, entonces sentí que alguien trataba de moverse al lado mío y al girar la cabeza me encuentro con el chico que me había pasado a empujar.

—¿Te encuentras bien?—apenas él podía abrir sus ojos y frecuentemente tocaba su cien.

—Sí, solo me arde la pierna derecha.

El alza su cabeza en dirección a mi pierna, trata de levantarse y con mucho cuidado se desliza hasta llegar a mi pierna y de pronto siento algo moverse en la zona del ardor, al mirar en dirección a él, lo veo sosteniendo un pedazo de vidrio que hace unos minutos estaba incrustado en mi pierna.

—Gracias—digo en un susurro.

—No es nada solo salgamos de aquí lo más pronto posible para buscar ayuda—dijo para luego arrancarse su camiseta y enrollarla alrededor de mi pierna.

Cuando ya estábamos listos para ir a buscar ayuda se escucha en apenas un susurro una súplica de ayuda.

Al acercarnos al lugar, donde se escuchaban esos susurros, se encontraba una mujer de unos 35 años tirada en el suelo con un fierro atravesando uno de sus brazos.

La mujer al mirarnos trato de levantarse un poco para luego debajo de su pecho sacar a un bebe de unos 8 meses, ella nos entregó a su bebe y luego solo me quedan los recuerdos de ella pidiéndonos que la salváramos y la cuidáramos con nuestras vidas. Lo siguiente que recuerdo es que el chico que me ayudo a salir llevaba a la bebe en brazos mientras yo corría detrás de ellos.



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