• Siete •

7.5K 318 14
                                    


James.

Los jefes de tropa regresan a la cabaña, se van al comedor o simplemente se pierden entre los niños; acababan de avisarnos que tendríamos el día libre hoy, los niños podrían ir a jugar al bosque o al lago, al ver a muchos niños dirigirse al lago asumo que estaría más concurrido que cualquier otro lugar.

Como no tengo nada bueno que hacer comienzo a caminar de regreso a la cabaña, puesto que al ser día libre los adultos aprovecharían para salir de este espantoso lugar, yo lo haría al menos si tuviera un auto aquí.

Derrotado, entro a mi habitación y me tumbo en la cama boca abajo, las últimas semanas habían sido de lo más tranquilas, pues me reservaba a asistir a los lugares donde debería, entrenar con los chicos por la tarde y luego hacer pequeñas excursiones por el bosque, me sorprende a veces a mí mismo cuanto he llegado a conocer el bosque durante aquellas salidas.

Pronto estoy a punto de quedarme dormido, fue un día algo largo y quitar la pintura no fue lo más sencillo que he hecho; cierro mis ojos y me concentro en el silencio de la cabaña vacía cuando escucho unos terribles gritos al otro lado de la puerta, los cuales me sobresaltan y me hacen sentarme derecho unos segundos.

–¡Pues a ti no debería importarte nada de lo que hago! ¿Cuándo te preocupaste por mí? – grita alguien, al momento reconozco la voz de Alex.

–Pues sí, me preocupa y me molesta – contesta fríamente otra voz. Asumo que su hermano: Thomas.

–Yo no abro la boca cada vez que esa chica que se hace llamar tu novia te convence de ir a donde no deberías o hacer cosas que ni siquiera te gustan, ¡Te trata como su marioneta! – rezonga – ¡Galia no merece a un chico como tú! Deberías aprender a diferenciar las situaciones, no soy una niña, ¿Tienes algo que reclamarme ahora?

–¡La verdad tengo muchas cosas que reclamarte, pero más me valdrá no hablar, porque tienes tendencia a llorar y hacerte de víctima!

–¡Pues si no quieres que tengamos estas discusiones déjame tranquila, no me molestes, al fin y al cabo estas más feliz haciendo cosas estúpidas por personas estúpidas! – contesta, puedo notar el temblor en su voz, el cual hace que mi estómago se revuelva.

–¿Qué me dices de ti? ¿Qué hay de James? – levanto la cabeza, intrigado.

–¿Qué estás tratando de insinuar? – le grita – ¡Él no tiene nada que ver con este asunto, además que no es de tu incumbencia lo que haga o no que él! – me mantengo callado y escuchando con atención, hay un momento de silencio, casi puedo imaginar la mirada furiosa de Alex, unos segundos después escucho como alguno de los dos camina y abre una puerta de golpe.

–¡Alex, si llega a intentar algo...!– comienza Thomas, nuevamente.

–¡Lo disfrutaré suficiente para cerrarte la boca! – le grita tan enojada que hasta me encojo en mi cama, todo eso seguido de un portazo, para el cual me sorprendió que no rompiera la puerta.

Me quedo unos minutos más en silencio, meditando, acababa de escuchar a una Alex furiosa, dentro de mí cabeza aún rebota la forma en la que gritaba, sin antes pensarlo me levanto lentamente al escuchar el segundo portazo, al que asumo como la salida de Thomas, fijo la vista en la ventana y me doy cuenta que Thomas caminaba rumbo al estacionamiento.

Segundos después comienzo a caminar al baño, no estoy seguro de lo que estoy haciendo o las repercusiones que va a tener, pero para ser honesto no me interesa mucho si alguien está siendo herido en el proceso; me detengo frente a la puerta que conduce a su habitación, me le quedo mirando, no escucho nada, ningún estrago o más portazos, así que decido entrar aunque eso signifique que me gane una paliza. Abro la puerta lentamente, asomando mi cara poco a poco, Alex está recostada en la cama con sus piernas abrazadas.

Con todo y tu orgullo®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora