Familia

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  Faltan cinco minutos para que sea su hora de salida cuando la puerta de la comisaría se abre y por ella entra Parrish sosteniendo una charola con cupcakes. El aroma a dulce inunda la oficina a penas los coloca en la barra de la recepción.
Su casa a veces huele así, a dulce, chocolate y perfume de bebé.
Hazael corre desde la entrada hasta su escritorio. Peter ni siquiera se levanta porque sabe cuánto le gusta a Hazael brincar sobre su regazo, ponerse sus gafas sin soltar su chupón y fingir ser él, aunque tampoco quiera quitarse el mandil de Thor que le regaló Talia.
-Hola -Saluda Hazael, aunque no se entiende bien por su chupón, pero él es su padre, conoce cada una de sus palabras incluso sin que las diga bien, su favorita es Petah, aunque su suegro le diga que tiene que enseñarle a llamarlo papá. Hazael lo hace pero a veces le dice Petah y le gusta.
-¿Cómo estás, mono? -Pregunta aunque no recibe respuesta, Haz solamente se pone sus gafas y espera a que Jordan entre.
Las botitas de dinosaurios están golpeando contra las piernas de Peter pero no le importa.
-Se me perdió nuestro bebé -Es lo que dice Jordan cuando entra con la charola completamente vacía -¿No lo has visto?
-Ni idea -Hazael se ríe soltando su chupón que no llega al suelo gracias a los reflejos del lobo -Pero tengo este policía ¿No lo quieres?
-Yo quiero a mi bebé -Jordan aprieta los labios -Le preguntaré al sheriff.
-¡Zoy yo! -Dice Hazael quitándose las gafas -¿Vezz?
-Mira, Peter, es Haz -El niño se ríe haciendo temblar todo su cuerpo.
Hubo un momento en el que las tardes de Peter Hale se acababan escondidas al lado de Parrish y una gran cantidad de besos.
-Es verdad -Las mejillas rojas se extienden en una amplia sonrisa, la más grande y también la más bonita que ha visto.
Hazael lo llena más que Parrish, ver a su hijo correr hasta el rubio lo hace sentirse feliz, sus manitas pequeñitas son la razón por la cual se desvela cada día intentando ser el mejor padre del mundo. Pero la imagen que lo hace sentir completo es la que le presenta el reflejo de la ventana al salir, con Jordan a su lado sosteniendo su mano y Hazael sobre sus hombros cantando una canción que seguramente escuchó en el café o que Stiles le puso.
Stiles está malcriando mucho a su hijo, él sabe que fue Stiles quien le enseñó a hacer soldaditos de goma y ahora no para de comer esos dulces todo el tiempo que está en su casa.
-¿Qué tal tu día? -Le pregunta Parrish cuando arranca el auto.
-Muy bien, pero hay algo que puede hacerlo mejor. -Jordan le arquea la ceja izquierda sin dejar de conducir -Una cita, los tres, ahorita.
-Zita - Hazael lo mira con los ojos enormes y el chupón en su mano izquierda. Ya casi no lo usa, pero a veces sólo quiere morder algo.
-¿Hamburguesas?
-Burga -Hazael suelta de nuevo el chupón y levanta sus brazos.
El Thor de su mandil tiene las mejillas llenas de jarabe de chocolate y su pantalón está enrollado hasta las rodillas.
Terminan comiendo en el mirador, como cuando eran novios, sentados en el capo del auto. Hazael juega a cazar trocitos de manzana mientras se ríe de forma escandalosa.
Extraña su vida tres años atrás, pero no cambiaría lo que tiene por nada.
Cuando vuelven a casa su bebé está cansado pero aun así pide un baño con agua tibia y su pijama entera de Piolín. De nuevo Peter se duerme tarde porque echa ropa a lavar mientras Jordan lava los trastes que dejaron sucios esa mañana.
Al día siguiente no quiere despertar pero vale la pena porque antes de que pasen por él Hazael le besa la mejilla, le pone una estrellita roja en la camisa café y le dice que lo quiere. Por el retrovisor ve a Jordan cargarlo en sus brazos y entrar a su casa.
Su casa, su familia, solamente le faltaría un perro si fueran una familia normal, pero no lo son.  


¿Quieres ser mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora