¿Quieres ser mi novio?

Y cuando tengas 80 te voy a seguir escogiendo

Jordan se despertó cuando sintió a Peter rodearle el cuerpo con sus dos brazos y presionar su nariz en su cabello. El clima no era el ideal para estar enroscados como cuando eran adolescentes y el sudor era todo menos asqueroso.

-¿Pet? -El lobo emitió un ruido bastante lastimero -¿Peter que ocurre?

Cuando Peter no respondió Jordan dio por hecho que simplemente no podía dormir y prefería seguir intentándolo a contarle que lo mantenía despierto. En ocasiones simplemente tenían noches de insomnio, por lo regular las pasaban juntos mirando películas, pero no podía culpar a su esposo si quería simplemente acurrucarse junto a él y no decir nada. Los dedos del rubio se apretaron en el brazo de Peter y dejó salir el aire.

No hubo ningún movimiento durante los siguientes cinco minutos, hasta que Peter soltó un brazo y se acomodó boca arriba. Fue entonces que Jordan se dio la vuelta en la cama y lo miró. No había luna, pero sus ojos ya estaban lo suficientemente adaptados a la oscuridad como para reconocer cada uno de los rasgos de Peter, desde sus cejas ligeramente fruncidas hasta su lengua recorriendo sus labios. El lobo seguía siendo el hombre más guapo que había visto en toda su vida y se sentía altamente halagado de tenerlo en su cama, con su brazo a modo de almohada.

-¿Quieres que te prepare un poco de té? -Jordan usó su brazo derecho para sostener su cabeza y poder verlo a los ojos o por lo menos intentarlo.

-No -Peter dejó salir aire por la boca. Con su mano libre acarició la mejilla de Jordan, recorrió sus labios y finalmente su palma se detuvo en su cuello.

Se estuvieron mirando durante lo que parecieron horas hasta que Peter sonrió, se levantó de la cama y caminó directamente a uno de sus cajones.

-¿Qué haces? -Jordan se sentó en la cama, su vista no era tan buena como la de Peter, pero podía escuchar sus movimientos, casi adivinarlos -¿Peter? Comienzo a preocuparme -Jordan estiró su mano hasta encender la lampara de su lado de la cama, era diferente a la de Peter, era un árbol cuya copa terminaba siendo varias lucecitas pequeñas que podía iluminar casi toda la habitación si Jordan subía la intensidad lo suficiente -¿Pet?

El lobo cerró el cajón y volvió a la cama. Tenía una sonrisa divertida, el tipo de sonrisa que tenía cuando hacía travesuras a sus compañeros de basquetbol o cuando les enseñaba trucos extraños a sus hijos.

Se subió a la cama con la misma sonrisa.

-Jordan Yousef Stilinski Parrish -Jordan arqueó su ceja izquierda y miró a su esposo. Peter se acercó un poco más hasta que sus piernas se estaban tocando -Llevo semanas intentando hacer esto y no sé porque me sigue dando miedo, pero lo haré ahora porque de otra manera no voy a poder dormir -Jordan frunció las cejas -¿Te casarías conmigo?

Jordan sostuvo la respiración, sus orejas zumbaban por el exceso de sangre en ellas y sus ojos seguían viajando de la cajita en las manos de Peter a su rostro.

-¿Jordan?

Jordan finalmente respiró.

-Mamá me dijo que algún día lo harías -Jordan carraspeó luego de decirlo. La sonrisa en su rostro fue creciendo a medida que se acercaba a Peter con los brazos abiertos -Sí.

-¿Sí te casarías conmigo?

-Sí, me volvería a casar contigo.

Peter también sonrió, su sonrisa traviesa cambio a una sonrisa de felicidad. Le besó la frente, le besó la punta de la nariz y finalmente le besó los labios hasta que Jordan comenzó a reír.

-Pónmelo -Jordan se sentó sobre la cadera de su esposo y extendió su mano derecha.

Peter tomó su anular, acarició despacio los nudillos y luego deslizó el anillo.