Jackson... Stilinski

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Hazael se consideraba un horrible hermano. Cuando Lexie tenía cinco años, sin querer le piso el piecito y Lexie lloró durante tres minutos corridos logrando que Hazie llorara también. Cuando Mick tenía tres años se cayó del escalón mientras Hazie se giró a tomar agua; Mick se raspó la rodilla.

Así que sí, Hazael creía que era un hermano horrible, tan feo que ni siquiera pudo enseñarle a Mick como atarse los cordones apropiadamente hasta que el niño cumplió los seis años y durante todo ese tiempo Lexie le ató los cordones de sus zapatos, aunque él no usara.

El día en que Lexie le pidió que lo ayudara a buscar un traje para el baile pensó que lo mejor sería negarse porque a fin de cuentas él realmente no confiaba lo suficiente en Brett. Se negó. Hazael se negó a ayudarle a conseguirse un traje de su talla alegando tener mucho trabajo en la pastelería.

Eso fue hasta que Brett se ganó una multa por saltarse tres altos y conducir a una velocidad inapropiada; gracias a él.

El dolor molesto ocasional comenzó cuando estaba levantando pesas. Mason estaba hablando sobre sus ideas para el baile y porque iba a ser el mejor que el colegio hubiera visto, junto a él estaba Liam, con la cabeza recargada en el hombro de Garrett mientras descansaban y Brett estaba haciendo su turno en la caminadora.

-Sigo diciendo que habría sido feliz con un anillo sacado de una máquina expendedora –Hazael apretó los hombros y bajó despacio la pesa

-Y Jackson lo sabe –Mason continuó recorriendo el catálogo de manteles sin prestarle realmente atención. –Por eso te dio un anillo tan caro. Porque te lo mereces.

Garrett pasó uno de sus brazos sobre los hombros de Liam en ese momento, lo apretó un poco más contra él y soltó un suspiro.

-Jackson sabe que serías feliz comiendo en el puesto de hot dogs del parque y que estarías feliz con un ringpop. Jords pops los crio de esa forma –Mason pegó un postit en el libro y pasó de página.

-De cualquier manera –Haz se sentó –No era necesario que me diera el certificado del diamante.

-Para él es necesario –Brett se bajó de la caminadora –Mi turno, Hazie.

-Creo que no he bajado ni un gramo –Hazael soltó un suspiro –Y llevo meses haciendo esto.

-Hay gente que desearía tener tu cuerpo –Liam cerró los ojos.

-Yo no –Mason le sonrió –Estás demasiado delgado para mi gusto.

-¿Estás comiendo bien? –Garrett arqueó una ceja.

-Sí –Haz frunció el ceño, se secó el sudor con una toalla y accionó la caminadora -¿Me veo mal?

-Un poco pálido y flaco –Hazael frunció el ceño. Se tocó el estómago y comenzó a correr.

-¿Verde o azul? –Mason levantó la vista.

-Azul –Brett apretó sus manos en la barra -A Lexie se le ve bien el azul.

Hazael resopló. En ese momento se perdió completamente de la conversación, podía escuchar a sus amigos hablar e incluso reírse. El corazón de Liam se estaba acelerando en algunas ocasiones, pero nada que realmente estuviera registrando. Su vista estaba únicamente clavada en la cantidad de tiempo y kilómetros que estaba corriendo. En ocasiones podía ver su anillo, brillante y ostentoso en sus manos delgadas.

Era un peso extraño y agradable en su dedo índice. Cada vez que lo miraba solamente podía recordar el rostro de Jackson, la luz a punto de agotarse entrando por la ventana, su rostro perfecto mirándolo como si fuera lo más hermoso de la habitación. A Hazael le dio algo de pena cuando Jackson puso el anillo en sus manos todavía manchadas de pintura.

¿Quieres ser mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora