Capítulo 3- La fiesta.

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-¡Touchdown!- gritaban los comentaristas del partido- ¡Los Lion Mc.Greegor ganan!

Tras el comentario todo el mundo en las gradas se levantó y comenzó a gritar, yo les imité pero en realidad no sabía que es lo que estaba pasando. Vamos que no tengo ni idea de fútbol americano. Parece que ganaron, pero espera ¿nuestro equipo o el contrario?

-¡Dustin ha jugado impresionante!- exclamó Ann en mi oído. Vale, parece que nuestro equipo gana.

-¡Eso parece!- exclamé yo de vuelta.

-¿Vamos saliendo? Luego será complicado- dijo ella y yo asentí, nos tomamos de la mano para no perdernos y salimos de lugar, fuimos hacia la puerta de los vestuarios donde yo había quedado con Dustin.

-El partido ha estado impresionante- aplaudió Ann, parecía que si sabía sobre el tema.

-Bueno, yo lo único que veía eran chicos guapos corriendo de un lado al otro sin sentido alguno pero sí, ha estado bien.

-Solo había un chico guapo- sonó una voz a mis espaldas. Dustin.

Todos reímos y luego hubo un pequeño silencio y él acabo rompiéndolo, como no.

-¿Ann verdad?- dijo ofreciéndole la mano a mi amiga, esta se la estrechó en respuesta.

-Encantada- saludó ella- creo que debería irme, me están esperando.

Ella y Dustin no se conocían, de vista si pero en un instituto con 5000 persona como no conozcas a la gente desde pequeños es complicado y Ann no fue a la escuela primaria con nosotros.

Y se marchó, ahora estaba a solas con Dustin.

-Estas muy guapa- comentó él y yo me ruboricé excesivamente.

-Gracias Dustin, estuviste genial en el partido.

-¿Acaso sabías cuál de los chicos guapos corriendo sin sentido era?- dijo sarcástico.

-Créeme, sí que sabía quién eras- ouch dije eso en voz alta y ahora estaba más que sonrojada.

-Me gusta esa faceta cursi tuya, te sienta bien. Y deja de pedirme perdón por todo no tienes porque.

-Si, bueno... ¿Nos vamos?- conteste tímida, a su especie de alabo.

-Una fiesta nos espera- el tendió su mano y no sé ni cómo, ni porque yo la agarré de vuelta.

Llegamos hasta el aparcamiento él tenía un coche bastante caro, y sinceramente mi vieja moto quedaba muy por debajo.

-Bonito vestido- dijo él mientras arrancaba el coche.

-Gracias me alegro de que te guste, no sabía que ponerme- y es la verdad no sabía que ponerme, termine poniéndome un vestido.

-Todo te queda precioso, estarías guapa hasta con un saco- yo reí ante su comentario.

-Ya me gustaría- reí aún más fuerte.

Pasamos varias casas y entonces vi una con muchas luces y la música se oía a través de lo cristales así que me parece a mí que habíamos llegado a la casa de Perrie Steven la gran Mean Girl del instituto, aunque también deberíamos contar con Melanie, Lissa...la verdad es que no son pocas.

-¡Llegamos!- exclamó él, acerté.

Tomó mi mano de nuevo, la puerta de la casa de Perrie Steven estaba abierta y había gente por todas partes.
Me tengo que sincerar, nunca había estado en una fiesta así. No es que no me invitaran es tan solo que nunca tenía ganas de ir, aunque tampoco es que me invitaran a muchas.
Conforme entrábamos los pocos que estaban sobrios me miraban extrañados, la verdad es que no solía arreglarme pero para hoy me había quitado las gafas y las había sustituido por lentillas, me había puesto un vestido (algo raro en mi), tacones más altos de los que los suelo llevar y me había maquillado.
Me siento rara, aunque en cierto modo la gente me miraba de manera sorprendida pero también agradable.

No Juegues Conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora