Capítulo 38- Adios infierno.

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Hoy. Último día en el infierno. Bueno, el instituto. He pasado los últimos años de mi vida aquí metida, empollando como nunca, sobreviviendo a estúpidos dramas adolescentes y hoy por fin, se acaba. Lo más extraño de todo es que tampoco estoy tan feliz.

Me paseaba por los pasillos con mi elegante traje de graduación observando las taquillas azules que le daban ese aspecto tan frío al lugar. Mi taquilla estaba vacía y se me hacía muy raro abrirla y no encontrar todos los odiosos libros que siempre guardaba en ella o las miles de fotos que antes estaban pegadas en la puerta de esta.

-¿Lo vas a echar de menos eh?- me preguntó Ann con una mueca sentándose en el suelo cosa que yo imité.

-La verdad no lo sé. Es decir, he pasado momentos muy duros aquí pero también otros muy buenos y va a ser raro no entrar por esa puerta cada mañana.

-Cierto. Pero eh tía ¡qué lo hemos conseguido! Cada una va a empezar la vida que siempre hemos querido tener. Tú te irás a Nueva York a la universidad de tus sueños. Yo comenzaré mi carrera en Seattle y no nos veremos por un tiempo pero seguiremos hablando todos los días y todo va a estar bien.

-Dios, me acabo de dar cuenta de lo lejos que vamos a estar la una de la otra- dije y de repente tenía ganas de llorar, tenía ganas de retroceder en el tiempo a cuando teníamos 9 años y en nuestra agenda solo cabía la palabra divertirse. Nunca he pasado más de dos semanas sin ver a Ann, al menos desde que tengo uso de razón, ¿cómo voy a sobrevivir sin estar con ella tanto tiempo?

-Si, se me hace imposible imaginarme estar tanto tiempo sin ti.

-Esto es una mierda- ella se rió.

-¡Una gran mierda!- gritó y su voz hizo eco en el pasillo vacío.

-Si esa es la pura verdad- ella asintió.

-Creo que todos están fuera, quizá deberíamos ir- dijo levantándose y tendiéndome una mano para que yo hiciera lo mismo.

-Si que deberíamos si, pero tenía otra cosa pensada- le guiñe un ojo y en seguida entendió lo que quería decir.

Salimos corriendo por los pasillos hasta llegar a la recepción del colegio donde se encontraban todas las llaves de cada una de las puertas del instituto. Hace unos años solíamos hacer esto pero cuando nos pillaron decidimos que debíamos parar pero ¿quién nos iba a expulsar el último día de instituto? Nadie.

-¡Hola Nancy!- exclamé, Nancy era la secretaria de mi instituto era una chica muy dulce lo que nos hacía fácil el trabajo de cogerle las llaves.

Siempre seguíamos la misma estrategia. Yo distraía a Nancy mientras Ann se colaba en la pequeña habitación donde estaban guardadas.

-Hola Lea, ¿último día eh?

-Si, estoy feliz no te voy a mentir.

-No me extraña- ella me ofreció su mejor sonrisa y en seguida me sentí mal por mandarla a la otra punta del instituto (el cuál era exageradamente grande) para conseguir nuestra misión.

Os explico porque tengo que conseguir que se vaya lejos, el caso es que la puerta de esa maldita y pequeña habitación está mal hecha por lo que desde fuera está siempre abierta y desde dentro si se cierra necesitas una llave para abrirla de nuevo, ridículo lo sé.

-Nancy venía porque el Sr.Brooks me ha pedido que te llamase ya que necesitaba ayuda en el gimnasio.

-¿En serio? Vaya, ahora mismo voy. Muchas gracias Lea.

-De nada- sonreí y ella se marchó.

Vigilé que no había nadie alrededor y entré en la pequeña salita en la que Ann ya estaba dentro.

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