Capítulo 4- Roller Coaster

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Ann había venido a dormir a casa la noche anterior después de la fiesta lo cual me vino muy bien para desahogarme, es lo mejor de mi amiga sé que siempre estará ahí para ayudarme.
Ahora el reloj marcaba las 10:00 y me acababa de despertar de una horrible pesadilla que había tenido con una película de terror que vi ayer con Ann. Odio las pelis de miedo.

-¡Ann!- de repente exclamé y el por qué no lo sé ni yo, será que es una venganza por ponerme esa película- ¡Despierta de una vez!- grité esta vez mientras le tiraba almohadas.

-¡Cállate Lea eres una mala persona!- se quejaba ella, pero no iba a dejar de insistir.

-Bien, vale. Hoy desayunaré sola- dije poniéndome en pie, claramente no me iba a rendir tan fácil.

-Perfecto, ahora vete- susurró ella.

Fui a la cocina y cojí un vaso que más tarde llené de agua congelada con cubitos de hielo, dulce venganza por hacerme ver películas de terror.
Subí lentamente las escaleras por dos razones:
1- Soy pésima en equilibrio y una patosa natural y por experiencia sabía que el agua se me caería si no iba con precaución.
2- Se despertaría, tiene demasiado buen oído y del miedo de verla enfadada por despertarla se me caería en agua sobre los shorts del pijama y no sería precisamente agradable.
Me acerqué a ella, ya estaba sobada de nuevo y entonces llegó el momento, volqué el vaso y ella comenzó a gritar como loca que es.

-¡Te pienso matar Lea! ¡Eres la peor amiga del mundo!- blah, blah, blah podría quedarse así hasta el día del juicio final.

Corrí abajo y ella empezó a perseguirme con un vaso de zumo que a saber de dónde lo había sacado.

-¡Ya basta chicas!- exclamó mi madre al vernos correr por toda la casa.

Las dos nos paramos y ella observó a Ann toda mojada.

-¿Has hecho tú esto Lea?- preguntó enfadada, hoy tenía mal día.

-Si, pero es solo un juego- reclamé y Ann me miró con cara asesina.

-¿Un juego?- preguntó susurrando de forma que solo la oí yo.

-Chicas sé que os lo queréis pasar bien pero por el amor de dios no tenéis 5 años, venga Ann vete a duchar- sentenció mirando a la mojada Ann y luego me miró a mi, mierda- Hoy tengo turno extra en el hospital y sé que ibais a ir al parque de atracciones después de comer así que antes de comer quiero las camas hechas, la habitación recogida- y aquí viene mi segundo blah, blah, blah del día. Por favor ¿a quién no le dicen estas cosas sus padres todos los días de su vida?

-Vale mamá te quiero, ten un buen día- dije besando su mejilla y acompañando a Ann hasta mi armario para dejarle unos jeans y una camiseta lo suficientemente cómoda para ir al parque de atracciones.

-Eres una tonta Lea, que lo sepas- dijo Ann y se metió a la ducha.

Volví a mi armario y cojí unos shorts y una camiseta de tirantes negra. Bien, os cuento porque vamos al parque de atracciones. Desde que éramos pequeñas Ann y yo siempre en nuestros cumpleaños íbamos juntas allí y en tres días era el cumpleaños de Ann pero cómo caía en martes íbamos hoy.
Estuve 10 minutos vistiéndome ya que me daba pereza e iba muy lenta.

-¡Lea!- gritó una emocionadísima Ann detrás mío- ¡Haz las camas ya mismo, yo hago la comida y nos vamos!

Y salió corriendo de mi cuarto, lo sé es muy bipolar.
Cogí el móvil para poner música cuando me encontré con 42 mensajes de Dustin ¿esto lo hacen los Playboys? Que yo sepa eres un juego para ellos y no te llaman 40 veces. De verdad que este chico me confunde. Y justo ahora me estaba llamando ¿qué hago?
Va lo cojo y si no me gusta lo que dice lo cuelgo, soy de esas personas que piensan que al menos hay que dar una oportunidad.

No Juegues Conmigo Where stories live. Discover now