2:59 pm {Brenner}

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Me desperté de golpe. ¡La caja de metal mortal! ¡Cayendo!

Palpé todo mi cuerpo en busca de un brazo descuartizado, una pierna fuera de lugar, charcos de sangre o un pedazo de metal atravesando mi caja torácica. Pero nada. Todo en su lugar.

Amy estaba sentada jugando con su esmalte de uñas.

— ¿¡Qué pasó!? —pregunté intentando guardar la calma—. ¿Acaso estamos en el cielo?

Ella esbozó una sonrisa

—¿Acaso parezco un ángel?

Sí. Lo parecía. Un hermoso y radiante ángel. Pero como soy yo tenía que arruinar el momento con uno de mis involuntarios comentarios.

—Tú quisieras.

Amy rodó los ojos sin borrar su sonrisa

—Sabes, creo que me acostumbré a tus comentarios.

¿Acababa de decir lo que acababa de decir?

— ¿Mis comentarios crueles e inhumanos?

Ella asintió. Ni siquiera Gabriel se acostumbraba aun a mí. ¡Y llevábamos trabajando tres años juntos! Entonces ella llega de la nada y se acostumbra en menos de cinco horas.

—Creo que estás haciendo mal en acercarte tanto a mí Amy —dije algo sorprendido aun—. Deberías alejarte...

— ¿Alejarme de ti? —dicho esto empezó a reírse.

Inmediatamente fruncí el ceño. ¿Qué acaso no me había escuchado? ¿Por qué no tomaba nada en serio? Amy paró de reírse y se acercó a mí, la sensación de cercanía vino de golpe y sentí como me sonrojaba hasta las orejas.

Antes de que el elevador cayera en picada habíamos estado a punto de besarnos. ¡Nos íbamos a besar! Estaba demasiado cerca de mí y tan solo le había tomado seis horas. Ella solo era una empleada más. Una de las inferiores. ¿Cómo había dejado que esto llegara al punto de casi besarnos?

—¿De qué te ríes?

Amy sonrió

—Es que sonó a frase prefabricada de chico malo, bueno, ya sabes...—no entendía nada—. ¿El chico malo que se enamora de la borreguita? Que no quiere hacerle daño e intenta alejarlo... ¿Acaso estuviste en la secundaria? ¿No había un chico malo en tu secundaria?

De hecho sí. Wyatt Irvine. Fumaba, se metía en peleas y prácticamente vivía en detención.

—Éramos amigos antes —dije mientras lo recordaba—. Creo que fue a única persona a la que pude haberle llamado amigo alguna vez.

—¿Qué pasó entre ustedes?

Una chica. Eso fue lo que pasó.

—En tercer año de secundaria estaba esta chica, Elena y ambos nos enamoramos de ella —su imagen apareció en mi cabeza—. La conocíamos desde primaria, Wyatt la había visto como una chica fea, pero para mí siempre fue hermosa, luego...

—La pubertad atacó —dijo Amy completando lo que iba a decir.

Asentí.

—Wyatt sabía que me gustaba y aun así se metió con ella... no me enteré hasta que decidí armarme de valor y confesarle mis sentimientos a Elena

Amy parecía molesta. Y yo estaba aún más sorprendido. Solo Ryan y Lizzie sabían de Wyatt y Elena. De porque ese chico al que alguna vez llamé amigo ya no venía a casa.

—Wyatt nunca fue tu verdadero amigo —sentenció Amy—. Y Elena fue una estúpida al rechazarte de esa forma ¡Mírate por Dios! ¡Eres tan guapo y dulce!

Reí por el buen chiste que acaba de decir. ¿Guapo y dulce? ¿Dulce yo?

—Amy, soy la reencarnación de Hitler para la empresa... no sé qué pasará por tu cabecita de rubia, pero en definitiva no soy nada dulce.

Ella encogió los hombros

—Tal vez no seas dulce... ¡Ya se! ¡Agridulce! Mitad dulce y mitad agrio, como un dulce de esos de las tiendas de dulce. Es decir, no a todos les gusta ese sabor, pero siempre hay alguien a quien le gusta, si no, no venderían pollo agridulce o costillitas agridulces en los restaurantes.

Gabriel le agradaba (aunque tal vez fuera el hecho de que le pagaba bien), a mis hermanos le agradaba (son mis hermanos, tienen que hacerlo) y a Cathy le agradaba (tenía tan solo siete años, no iba a entender mi carácter).

Pero con Amy si era todo un misterio. Ella al principio me odiaba como lo hace todo el mundo, no me soportaba y ahora le agrado. ¿Por qué?

—Mejor no hables más —un rugido salió de mi estómago—. Y si piensas hacer más comparaciones que no sean de comida, por favor.

Amy sonrió.

El ElevadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora