Cap. 22 Una Pequeña Recompensa

7.4K 504 4
                                    


Noah metió la cabeza en el lavabo lleno de agua.
Contuvo la respiración.
Cuando ya no pudo más la sacó y se miró al espejo.
Estaba tan frustrado que el agua en la que había sumergido la cabeza antes de congeló.
Se pasó las manos por la cabeza y le pegó un golpe al hielo, resquebrajandolo.
Alguien tocó a la puerta.
–¿Noah? ¿Estás bien?
Noah se miró los nudillos ensangrentados.
–Si, perfectamente, Fetch.
Esta suspiró.
–Mira... Sé que estás dolido porque no hemos conseguido rescatar a Sam pero...
–Fetch.– la cortó.– Tranquila, por suerte tu lograste escapar.
–Si...
–Pero no me rendiré. Reventaré los muros de esas instalaciones si hace falta, haré lo que sea con tal de recuperar a Sam.
–¿Puedo pasar?– preguntó Fetch.
–Adelante.
Cuando entró se sorprendió de ver la sangre en los nudillos de Noah.
–Deberías vendártelo.
–Si, debería.
Tras decir esto se marchó.
Sam dio una voltereta lateral, esquivando con gran agilidad el rayo que la había dirigido el robot.
Lanzó una granada hecha por ella misma, desde que estaba allí había aprendido unos cuantos trucos, y observó un grupo de diez robots estallar en llamas.
–Prueba veintidós, superada. Entrenamiento exitoso. 
Se tomó un momento para recuperar el aliento, ¿cuantos robots había destrozado? Ya había perdido la cuenta, ¿cincuenta, sesenta?
Volvió a su habitación.
Aun se sorprendía cuando entraba, le habían dado una habitación con todo tipo de lujos.
Entró en su amplia habitación.
Se dirigió al baño, estaba exhausta.
Abrió el grifo y dejó que el agua caliente relajara sus músculos.
Pensó en Noah.
Últimamente todo le recordaba a Noah.
Suspiró.
Noah se colocó sus cascos.
Encendió la música a todo volumen y se puso a entrenar.
Habían pasado dos semanas desde el intento fallido del rescate de Sam y desde aquel día Noah se puso a entrenar como un loco para poder vencer a todo lo que se pusiera en su camino.
Si Fetch y Lewis no hacían algo pronto iría él solo.
Después de darse una ducha y cambiarse Sam decidió pasarse por la enfermería, a ver como le iba a Juliet.
Se la encontró sacando un gran pincho clavado en el brazo de un hombre.
–Buenas tardes, Juliet.
–Hola Sam.
–¿Qué te traes entre manos?
–Bueno... Como puedes comprobar este hombre... Tiene...
–¿Una astilla de metal clavada en el brazo? Gracias Juliet, creo que la chica no es tonta.– intervino el hombre.
–Bueno, Vince, tampoco hace falta ponerse borde con la persona que te está intentando ayudar. Perdónale, cuando le pasan estas cosas no está de muy buen humor.– dijo esto último dirigiéndose a Sam.
–¿Y quien no? Supongo que a nadie le gusta ser empalado.– respondió Sam mirando el brazo del hombre.
Cuando Sam posó su vista en la cara de aquel tipo se sorprendió.
–Eh, chica, la mandíbula, que se te cae.
–Tú... Tú... Tú eres el hombre que me salvó la vida...
–Si, el mismo.
–Espera, ¿Vince te salvó la vida?– preguntó una confundida Juliet.
–Si.– contestó Sam. Le mostró los antebrazos a Juliet.– Cuando caí de aquel rascacielos, como ya te conté, Vince me rescató para que no quedara hecha una tortita contra el suelo. Muchas gracias Vince.
–De nada, simplemente vi a alguien caer y antes de darme cuenta ya estaba usando mi poder para salvarte, luego huí porque tenía miedo de que me entregaras a Jolene, aun así...
–Si, acabaste aquí. ¿Tu mayor debilidad son los pinchos?
Vince se encogió de hombros.
–No me gustan las agujas.
–Bueno, Juliet, veo que lo tienes todo controlado por aquí. Me voy a dar una vuelta.
–Está bien, ve con cuidado.
Cuando salió de la enfermería unos hombres la recogieron, decían que Jolene quería hablar con ella, cosa que no le gustó.
–Mi querida Samantha. Pasa, siéntate.
La oficina de Jolene estaba tal y como la recordaba.
–Sé que te preguntarás porqué estás aquí, bien, quería decirte que tus progresos son muy satisfactorios y que te quería recompensar por ello.
–¿Qué tipo de recompensa?
–Esta.
Jolene colocó una katana enfundada encima de su mesa.
Sam miró la katana y después a Jolene.
–Cógela. Es tuya.– afirmó Jolene.
La cogió y la desenfundó.
El metal tenía grabadas unas llamas y era tan brillante que podía servir de espejo.
–Esta preparada no solo para soportar tus poderes si no para fundirse con ellos, como si fuera una extensión de tu propio cuerpo.
–¿Por qué?– la interrumpió Sam.
–Como ya he dicho es un regalo por tu trabajo bien hecho, y espero que esto te sirva para plantearte un cambio de bando.
Sam soltó una carcajada.
–¿De verdad crees que yo...?
–Solo... Piénsatelo, ¿de acuerdo? Lleváosla.
Los guardias dejaron a Sam en la puerta de su habitación.
Suspiró.
–Sigo y seguiré esperando por ti... Por vosotros, chicos.
-----------------------------------------
Como siempre martes 16:30 hora española capítulo :).
He de reconocer que este capítulo me ha costado un poco más de la cuenta escribirlo (lo terminé ayer por la noche) pero no por eso es peor.
Bueno, después de este capítulo he de deciros que me huelo una batalla, no la batalla final, aun quedan facetas que descubrir para rato pero una batalla a fin de cuentas.
Ah y quería deciros que recientemente me he hecho Ask por si alguien quiere hacer alguna pregunta o algo lo dejo por aquí abajo.
No me entretengo más.
Ya sabéis comentad y votad toodo lo que queráis. @sarichal--->Insta
@sarichal7--->Twitter
@sarichal--->Snapchat
@sarichal--->Ask
(Si, tengo mucha imaginación para mis nombres de redes sociales xd)
Sarichal

El Secreto De Mis OjosWhere stories live. Discover now