Capitulo 18: Respuestas

8.4K 803 31
                                    

El chico de cabellos negros, no yo por supuesto, caminaba de un lado a otro aferrando a su pequeña y pálida mano su enorme y amenazador arco.

-Y, ¿Cuándo comenzaran las preguntas? –Miro entretenido a mis padres-.

-Sabemos perfectamente quienes son los cazadores Bauer, son los más peligrosos –gruño por lo bajo-.

-Uhm si, al igual que ustedes –nos señalo a papá, mamá y a mi-. Pero, como sea, mi amigo y yo no venimos a acabar con ustedes

-Entonces, ¿a qué vienen?-los mire despectivamente-.

-Nuestras familias esperan fervientemente que lleguemos a ser los mejores cazadores, al igual que ellos. Lo que no entienden es que solo, queremos ser adolescentes normales –comenzó a relatar el de ojos claros-.

-Cuando ambos cumplimos seis años –hablo por primera vez el pelirrojo-. Las cosas comenzaron a cambiar, nos ponían retos gigantes y nos atacaban si saber por que, hasta que cumplimos 14 años y nos dejaron elegir nuestras armas

-Actualmente tenemos 16 y 17 –señalo al de cabello rojo-. Y a la chica que vieron que asesine era nuestra líder, Winnie Bauer, mi hermana mayor. Si, si ya quiten esa cara de susto, todos somos adoptados y unidos a esa asquerosa secta anti-lobos.

Mire como Travis, quien estaba apoyado en una esquina de la casa, cruzo los brazos gruñéndoles a ambos chicos, quienes obviamente no se inmutaron.

-Como sea, ya que asesine a la líder, posiblemente vengan por nosotros, porque sabrán que queremos ser como ustedes –sonrió inocentemente-.

-¿Estas tratando de pedirnos indirectamente que los convirtamos? –Pregunto confuso Peter-.

-¡De ninguna manera! –Chillo exaltado mi padre-. Apenas son unos chiquillos de diecis... -fue brutalmente silenciado-.

Aaron, sin saber cómo, se había escabullido con rapidez entre todos nosotros y había llegado hasta mi padre, lo había estampado contra la pared y colocado una cuchilla en la garganta.

-¿Qué decías? –le miro con una leve sonrisa en los labios-. Sé que nos vemos débiles, pero no lo somos –rió-. Si quisiera ahora esta cuchilla estaría atravesada en tu garganta, pero no quiero

-Así que quieren ser lobos –afirme mirándolos-. Padre –mire esta vez al hombre que aun no salía de la sorpresa-. Ustedes, ¿pueden convertirlos?

-¡Estas demente! –Gruño desde su sitio Matthew-. ¡Nos mataran si lo son!

Mi padre y Peter caminaron hacia la cocina junto a mi madre y empezaron a hablar de algo que obviamente no pude escuchar pues tuve que correr a auxiliar a Matthew de poder ser asesinado por el pequeño de ojos celestes.

-Te dije que no soy pequeño –volvió a lanzarle una patada mientras Travis lo cargaba lejos de su hermano-. Vuelves a decir eso y te corto la...

-Bien –hablo Peter, saliendo de la cocina-. Hemos tomado una decisión –le hablo a los chicos-. No podremos transformarlos –ellos fruncieron el ceño-. Sería ir contra nuestras propias reglas y eso nos haría mal en un futuro

-Pero –agrego mi padre-. Podemos hacer que se vuelvan los chicos normales que desean ser, yendo al instituto, jugando, hablando, texteando y esas cosas

-Y todo con una sola condición –dijo nuevamente Peter-. Que sean los guardaespaldas de nuestros hijos

-¡¿Qué?! –un grito general se oyó por toda la sala-.

...

No sé como habíamos llegado a tal bajeza, ahora ambos cazadores, tras haber aceptado la condición, se quedarían a vivir con nosotros. El chico pelirrojo, Gael, con los Moon. Y para mi desgracia, el enano gruñón, Aaron, con nosotros. Iban a ser unas largas semanas de sufrimiento.

-Hey, levántate idiota –me empujo de la cama con un pie-. Tu madre dice que es hora de ir al instituto

-No quiero –gruñí, pero al segundo sentí una punta filosa golpear mi espalda-. Bien, bien, iré!

De camino a la escuela, me fije en Aaron, tenía la mirada directamente en ventana, suspirando de vez en cuando, sus ojos se notaban tristes y se aferraba a la mochila que llevaba entre sus manos.

Al llegar, ambos bajamos con rapidez tras estacionar mi camioneta en algún lugar seguro, el suspiro admirando el enorme lugar donde desde hoy estudiaría.

-Grande ¿eh? –le codee un poco-.

-No me toques –soltó brusco-. Ahora, ¿Dónde vamos?

-¡JACK, JACK! –chillaron desde lejos, anda más y nada menos que Tessa-.

La rubia llego y salto sobre mi apretándome con fuerza entre sus débiles brazos, luego giro su cabeza y noto la seria presencia de Aaron.

-Uhh, y este chico lindo? –se sonrojo levemente-.

-Tengo dieciséis, y soy gay –se apresuro a decir el chico-.

Tessa se congelo en su sitio y a mí no me quedo de otra que reírme de su expresión.


The howl of a lone Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora