¿Quién eres?

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-Señorita Miley White, queremos darle la bienvenida a nuestra institución educativa. Esperamos que su estancia sea próspera y que, a su vez, el desempeño académico sea de acuerdo a lo esperado.

Oh genial, bienvenida agradable de la pequeña directora ¡Mujer, no te veo! Creo que metro cincuenta de estatura queda pequeño. Era una mujer canosa, con una verruga en la comisura de la boca, ropa demasiado formal y pequeños zapatos marrones que encajaban a la perfección. Según el reglamento, su nombre era Laura Martínez, directora desde hace 15 años. Increíble.

-Muchas gracias por la bienvenida, tengo una duda... –Una pregunta que probablemente no se le hace a la directora el primer día- ¿Dónde está mi casillero? Este es el número -Le di el papel que me habían dado cuando me inscribí.

-Hum -Dio pequeños golpecitos con lápiz a un tablero que traía -Anda al pasillo 15 y gira a la derecha, ahí empieza la enumeración que te toca -Me devolvió el papel.

-Gracias -Me despedí y fui en busca de mi casillero.

Este colegio era realmente grande, tenía alrededor de 40 pasillos, 30 salones y un sin número de alumnos... Población escolar: 2500. Lo más importante: población masculina: 1500, había de donde elegir. Al pasar por los distintos salones, vi algunos alumnos que salían de clases, otros entraban, profesores, clases electivas como coro, pintura, robótica y baile, por supuesto. Después de muchos pasillos y rostros sin nombres, por fin llegué a una conclusión ligeramente sensata. Yo era el punto negro en un fondo blanco o simplemente la mancha de chocolatada en el polo verde. Sip, eso era yo, una mancha, desde la bici rosa hasta mis ojos desorbitados y las innumerables tropezadas con gente en esa jungla de pasillos.

Al final del camino, encontré mi casillero al lado del baño de damas número 6. Una de los mejores lugares, ya que algunos meses me recuerdan que soy mujer un poco antes de lo esperado. Justo cuando estaba guardando mis cosas, sonó el timbre y escuché unos pasos que se acercaban a donde yo estaba. El casillero que estaba al lado sonó, y de pronto, una figura masculina apareció en mi campo visual. Era alto, vestido con una playera azul y unos pantalones de mezclilla negros; no podía ver su cara, ya que el casillero lo tapaba. En el momento exacto, en el cual prácticamente quedé embobada viendo su trasero, cayó un pedazo de papel directo a mis zapatos, tomé el valor para agacharme y recogerlo.

-Amm, disculpa... -Toqué su hombro algo dubitativa.

El casillero se movió lentamente y pude observar esos bellos ojos marrones, cabello perfectamente liso, una sonrisa realmente hermosa, y a un él mirándome de forma divertida.

-¿Hola? -Dije moviendo mi mano en su cara, pues se quedó viéndome unos segundos.

-Oh, sí claro... ¿Eso es mío?- Asentí y tomó el papel de mi mano- Gracias. ¿Eres nueva verdad?

-Sí llegué hace... hum... Hoy- Mi cerebro trabajó mucho para llegar a esa conclusión.

-Lo noté- Se rio de una forma simpática. Me gusto ver sus perfectos y relucientes dientes -¿Te gustaría que te muestre la escuela? Podemos conversar un poco más.

-Seguro... –Creo que alguien está intentando ligar conmigo. Aunque mi corazón le pertenecía a otro, supongo que no estaba mal que alguien más me vea como un pastel. Soné como una zorra, que horror.

Tomé los libros que necesitaba y deje que me guiara al comedor central de la escuela. En el camino, me fue contando dónde quedaban los baños, campo deportivo, sala de ciencias, librería, sala de profesores, etc. No podía creerlo, esta escuela era demasiado grande, mi anterior escuela con las justas tenía una losa donde solo se podía correr.

Fue así como pasó...Where stories live. Discover now