Un golpe de vida.

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Tres semanas antes...

Había una venda sobre mis ojos, lo supe porque no los podía abrir.Mis brazos y piernas estaban atados con lo que parecía ser cinta adhesiva o algún cable delgado. Un pedazo de tela me tapaba la boca e iba amarrado hasta mi nuca. Intenté moverme, pero era imposible. Estaba en un carro en movimiento, echada en el asiento trasero. Todo el cuerpo me dolía, los párpados me pesaban terriblemente. ¿Me habían drogado? Definitivamente, no se sentía bien. El auto se detuvo y, un hombre supongo, se bajó y me cargó sobre sus hombros.

-Antes de que intentes gritar, déjame decirte que te castigarán si lo haces. 

Caminó como pos cinco minutos, y creo que subimos un ascensor. Escuché que insertó una llave en una cerradura y entramos algún cuarto con demasiado aire acondicionado. Me acomodó en una silla y volvió a atar mis brazos y piernas con la silla de madera. Me quitó la venda de los ojos y pude ver, finalmente, dónde estábamos y quién era el supuesto raptor. Parecía un cuarto de hotel, había una cama de dos plazas, un velador y un baño. Lo único, que me daba escalofríos, era que no tenía ventanas. El único medio al exterior era la puerta. El posible raptor era un nombre de cincuenta años al parecer, mucha barba en la cara y cuello, pero era calvo. ¿Irónico, no? Pesándolo bien, él no era el malo de la historia. Lucía exactamente igual al típico gordito que hace todo mal en la películas. 

Tocaron la puerta y una mujer grande, muy grande y voluptuosa, entró, con un vestido coral demasiado ajustado. Si no tuviera una venda en la boca, le hubiese dicho que pare embutido. Se puso unos lentes muy pequeños y se acercó demasiado a mi cara, tocó mis mentón, nariz, cuello, pechos y trasero. Técnicamente, se estaba aprovechando de mí. 

-Ella es perfecta, me encanta. Quítale todas la vendas y llama a Victoria para que la vista y maquille para la ocasión. 

Grité pidiendo que me quite la venda de la boca y lo hizo -¡¿Qué demonios quieren hacer conmigo?!

-¡Qué lenta eres, niña! Ahora eres parte del negocio de placer. 

-¿Negocio? 

-Serás una chica coqueta, sensual y elegante, en ciertos casos, para complacer a hombres de este hotel.

Todo mi cerebro dejó de funcionar por un minuto y mis glándulas lagrimales se activaron. Empecé a llorar y suplicar por mi vida, pero al parecer, a estas personas desalmadas, no les importaba quitarle la inocencia a una niña. Quitarle la privacidad y el derecho a decidir, por dinero. Me quitaron las vendas y una chica como de mi edad, con muchos tatuajes y perforaciones, vino con una maleta llena de maquillaje y un vestido rojo de lentejuelas. 

-Supongo que tú eres la nueva -No respondí -Sé que todo esto se ve mal, pero te vas a acostumbrar. 

-¿Y me sentiré feliz acostumbrando a esto?- Limpié algunas lágrimas, para que tranquilizarme.

-Jamás dije que serías feliz. Pero no creo que llorando se solucionen las cosas. 

-¿Qué es exactamente lo que me va a pasar?

La tal Victoria respiró un par de veces antes de hablar- Coquetearás con hombre viejos y adinerados para conseguir dinero, luego usas la droga que te van a dar y listo. Aún no creo que te lleven a la cama, al mes hacen eso. Primero ven cómo te desenvuelves y después lo decide el jefe. 

-¿Quién es el jefe?

-Son muchas preguntas, me matarán si sigo hablando. Por favor, solo deja que te arregle...

-¿Para qué?

Suspiró de nuevo- Hoy empiezas. 

Me puso base, rimel, sombras, rubor, delineador, pestañas postizas y labial rojo; onduló mi cabello y ayudó a ponerme el vestido rojo y  tacones negros.Todo eso nos tardó cuarenta minutos maso menos. Me sentía muy extravagante y linda, pero la situación desmoronaba todo. 

Fue así como pasó...Where stories live. Discover now