2. Segundas impresiones

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20 de Mayo

(Antes de que cometas alguna locura, te diré que estoy bien. No es necesario que vengas a buscarme. Preferiría que te mantuvieras al margen. Sabes que soy capaz de aguantar todo eso y más. Además, no estoy muerta, ¿verdad? Aun puedo hablar contigo.)

*****

Tuve un sueño:

Había sangre, mucha sangre. Brotaba de las paredes y del mismo suelo. Se formaban pequeños riachuelos de sangre a mí alrededor, formando extraños círculos, casi como una especie de sello divino.

Una extraña fruta calló frente a mí. Era muy roja, tanto como la sangre, parecía apetitosa, pero... parecía estar envenenada. La cogí e intenté darle un bocado. Varios pares de ojos me observaban en la oscuridad, entonces alguien me agarró de los hombros, inmovilizándome, y otra persona me arrebató la fruta de las manos. Fui arrojada al vacio. Caía entre la oscuridad hasta fundirme con ella, sin la menor sensación de miedo, tristeza o alegría....

Entonces me desperté.

No entendí el sueño, y dudo que algún día lo haga. Solo espero que no sea nada malo.

Cuando abrí los ojos, vi otro par rojizos, mirándome muy de cerca. El chico bufó, agarró mi camisa muy fuerte y tiró de mí para incorporarme en la cama. Creo que aun estaba débil porque apenas reaccioné, casi parecía estar drogada. El chico, bufó de nuevo, molesto. Mi cerebro no estaba para pensar en ese momento, así que solo bajé la cabeza mirando las sábanas.

Gracias a los Sakamaki, aprendí qué hacer para no ser mordida. Con cada uno de ellos, era diferente. Con algunos debía fingir mi lado masoquista o ser totalmente sumisa, todo para que se aburrieran más rápido de mí. Esa es otra de las razones por las que me echaron de la casa.

El chico alzó mi rostro algo brusco, e hizo que nuestras miradas se cruzasen durante un largo rato. Pude observar, no solo, la profundidad de sus ojos, sino todo su rostro.

Mukami Yuma.

A la vez, me daba miedo y me tranquilizaba.

A partir de aquí, no recuerdo demasiado. Creo que le sonreí y luego me desmayé de nuevo. Por alguna razón, sentí estar a salvo junto a él.

Si en ese momento hubiera muerto no me habría importado. Habría muerto feliz, teniendo esa sensación de calma y tranquilidad.

Desperté de nuevo, pero no había nadie en la extraña habitación. Esta era más pequeña que la anterior, más recogida y colorida, más bonita y reconfortante.

Me incorporé en la cama y me di cuenta de que no llevaba la ropa que debería, sino un camisón rosa pastel; demasiado pasteloso para mí, demasiado para llevarlo puesto más de dos minutos. Me levanté, y un ligero mareo hizo que me balanceara hacia un lado, recuperando de inmediato el equilibrio. Abrí el armario. Toda mi ropa, escasa ropa que tenía, estaba colocada en el armario cuidadosamente. Escogí lo más cómodo que encontré y salí de la habitación.

Bajé todas las escaleras, hasta llegar a aquel salón con el gran ventanal. Según bajaba el último tramo de escaleras, cuatro pares de ojos se posaron en mí. Crucé miradas con todos ellos, y el último par de ojos, Mukami Yuma, se desviaron hacia otro lado, mientras este bufaba algo molesto.

Uno de los chicos, el más alegre, apareció detrás de mí.

- ¿Eres tú a quien, los Sakamaki, echaron de su espléndida mansión? – preguntó el chico asomando su rostro por encima de mi hombro.

Yo le miré de reojo, sin mostrar la más mínima expresión. Repasé, de nuevo, la sala, fijándome en que todos y cada uno de ellos me observaban.

Bite My Freedom (Fanfic Diabolik Lovers)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt