17. Otra herida, otro recuerdo

45 10 0
                                    

23 de Julio

Nada más llegar a la casa, me metí en la bañera con todo lo que llevaba puesto y abrí el grifo de la ducha. El agua caía en mi pelo, en mi ropa, sobre las heridas que escocían; cuando el agua llegaba a la base de la bañera estaba llena de tierra y algo de sangre que acababa por escurrirse por el desagüe. Poco a poco me deshacía de la sudadera y el bañador, limpiaba mi cuerpo y heridas. Mi pelo era un total desastre también.

Sintiendo cómo el agua me empapaba por completo recordé a ese muchacho con quien soñé. Tú, mi querido amigo de la infancia y mi primer amor. Cuan ingenua pude haber sido.... Sin embargo..., aquel chico... no parecía un sueño cuando comenzó a cantar estrechándome entre sus brazos; se sentía cálido, igual que cuando dormíamos juntos, abrazados toda la noche. Sentí por un momento que habías regresado a por mí, pero ese chico... no se parecía a ti.... ¿De verdad eras tú... o solo algo que mi mente quiso creer?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Subaru, quien irrumpió en el baño quejándose a gritos y golpeando o tirando cualquier cosa que encontraba. Ambos ya estábamos muy acostumbrados a mi desnudo, un desnudo nada agradable de ver por la gran cantidad de cicatrices, quemaduras y demás heridas halladas por todo mi cuerpo.

- ¡Esos asquerosos Mukami! Haciéndose los importantes fingiendo buscar su alimento cuando en realidad estaban preocupados. ¿No te molesta?

- No soy más que otro animal de ganado para ellos.

La bañera ya estaba casi llena, así que me sumergí en el agua caliente y comencé a lavarme el pelo sin fuerza alguna. Al notar mi dificultad, Subaru se ofreció a ayudarme. Una vez acabó con mi cabello comenzó a limpiar mi espalda con cuidado, como si cada herida fuera a dolerme por pasar la esponja sobre ellas. Se notaba cuáles eran más antiguas y cuáles más recientes, como las cicatrices de mordiscos de mis hombros que Azusa y Yuma dejaron como si fuera una marca de propiedad.

Recuerdo quién, cómo y cuándo se me hizo cada una de esas cicatrices. La mayoría de las hermanas y sus latigazos, o los padres y sus asquerosas formas de intentar purificar mi cuerpo y alma. Por supuesto eran cuidadosos con dejar marcas en las zonas más visibles, como mi rostro o las manos; así la gente del pueblo no sospecharía sobre el maltrato que nos daban a la gran parte de los niños.

- ¿Cuál de ellos te hizo esto? - acariciaba las cicatrices de mordiscos de ambos hombros.

- Los mismos que te acompañaban en la partida de búsqueda... - posé mi mano sobre la mordida de Yuma recordando lo que dijo en aquel entonces.

- Ni siquiera mis hermanos dejaban heridas tan profundas.

- Pero si son capaces de arrebatarme el alma..., incluyéndote a ti - me giré con una mirada vacía reprochándole todo aquello que me hizo.

Subaru se asustó ligeramente de esa mirada sin sentimiento ni pensamiento; para evitarla me tapó los ojos con una toalla y tiró de ella hacia atrás apoyando mi cabeza en el borde de la bañera. Además dejaba también una bonita vista de todo mi cuerpo bajo el agua y la espuma.

Sentía el aliento agitado de Subaru acercarse, mientras acariciaba mi garganta con una de sus manos. Su aliento chocaba con mi cuello, era gélido, y hacía que mi piel se erizara. Sus colmillos lentamente se clavaban en mi carne. Me hacía sentir de un modo muy diferente a cuando el resto me mordía. Aunque doliera, que por supuesto dolía..., también me recorría por el cuerpo una sensación extrañamente agradable. Mientras una de sus manos sostenía mi mentón obligándome a tomar una posición adecuada para morder, la otra se deslizaba desde mis hombros hacia abajo. Su mano bajaba más de lo habitual, cuando estuvo a punto de tocar uno de mis pechos, agarré su mano y tiré de él haciendo que cayera al agua. Me levanté, me quité la toalla de los ojos y le miré con verdadera furia.

Bite My Freedom (Fanfic Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora