12. De vuelta al infierno

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20 de Junio

Esta mañana tampoco había nadie en la casa, lo que empezaba a darme pavor. Deseaba vivir en un lugar yo sola, pero esta mansión es demasiado grande y tenebrosa para mí. El lugar más acogedor que puedas encontrar es el jardín interior, iluminado por el sol, hierba fresca, árboles con espesas copas, el sonido del agua de la fuente, y, con el libro adecuado, pueden pasar tantas horas como desees de la manera más agradable.

De nuevo tuve que comer sola, aunque esta vez salí al jardín para no sentirme tan abandonada. Pasaron varias horas más, cuando regresé al interior de la casa pude oír a varias personas discutiendo. Por fin habían vuelto, y para mi desgracia no estaban solos.

Divisé en la sala a todos los Mukami, algunos miembros de los Sakamaki y a Yui. De los Sakamaki estaban, Ayato, quien no podría dejar a Yui a solas con nadie que no fuera él, Raito, el más pervertido de todos los hermanos y quien por poco acaba violándome, Subaru, el único de los Sakamaki que me cae bien y me resulta menos peligroso, y Reiji, a quien mi cuerpo y mente recuerda perfectamente. Recuerdo todas y cada una de las torturas a las que fui sometida tanto físicas como psicológicas; Reiji llegó al punto de convertirme en lo que él deseaba con el hecho de chasquear sus dedos.

Todos percibieron mi presencia en la sala. Sólo pude quedarme allí de pie congelada por el miedo y el pánico, no podía escuchar a nadie aunque veía sus labios moverse, hasta que Reiji habló.

- ¿No va a saludar? ¿Qué ocurre con esa vestimenta?

Llevaba puesto lo mismo de siempre: un pantalón corto, una camisa de tirantes, una sudadera ancha y unas deportivas; pero ese pequeño comentario me devolvió a la aquellos meses que estuve viviendo en la mansión Sakamaki. Mis sentidos se iban nublando poco a poco mientras sentía la mirada acusadora de Reiji, mi cuerpo comenzaba a temblar, el pánico se apoderaba de mi mente, no podía controlarme a mí misma.

- D-discúlpeme, Reiji. Nadie me informó de su llegada. En... en seguida le traeré algo de té a usted y sus hermanos – me intentaba justificar.

- Por esta vez lo dejaré pasar. Puede irse

Salí de la sala a paso lento para dirigirme a mi cuarto y cambiar mis ropas por a un vestido negro corto con corsé azul de estilo victoriano que el miso Reiji me dio, me recogí el pelo en un moño alto en forma de lazo, me puse un guante para tapar el vendaje de la mano y bajé a la cocina para preparar algo de té.

Volví a la sala, donde ahora todos estaban en silencio esperando mi llegada.

- Aquí tiene – dejé la taza con el líquido ya servido sobre la mesa - Tenga cuidado, aún está caliente.

Reiji tomó la taza de la mesa y dio un sorbo mientras yo servía al resto de los invitados. Los Mukami no dejaban de observarme sin poder evitar asombrarse por mi extraño comportamiento. Al terminar de servirles quise retirarme y regresar a mi cuarto, pero....

- ¡Lisbet! – resonó la voz de Reiji por toda la estancia – No le he dado permiso para retirarse.

En ese momento me di la vuelta y me arrodillé al lado de Reiji poniendo mi espalda bien recta y fijando mi mirada en la nada como a él le gusta.

- Entonces continuemos con la conversación – dictó a mi lado Reiji.

- ¿Qué tal si antes tomamos un tentempié? – dijo esta vez Raito, detrás de mí.

Ni siquiera me había dado cuenta de su cambio de sitio, hasta que comenzó a expirar sobre mi cuello deseando clavar sus colmillos en mi piel.

- Aunque si lo hago... tal vez alguien se moleste – hablaba tocando las heridas de mordiscos en mis hombros y mirando de reojo a todos y cada uno de los Mukami.

Bite My Freedom (Fanfic Diabolik Lovers)Where stories live. Discover now