18. Es el momento

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Bien. Este es el último capítulo de "Bite My Freedom".
Espero que lo disfrutéis.

Al final del capitulo os voy a hacer una pregunta que espero respondáis.

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23 de Julio

"Creo que mi momento al fin ha llegado. Aunque siento el dolor de mil vidas, deseo dejar de existir y por fin regresar al otro mundo". Al menos era eso lo que pensé en aquél momento, mientras mi cuerpo ardía por sí solo. Sentía que había tragado lava o que en mi estómago se desataba una tormenta aterradora. Sentía como mi garganta se inundaba de aquel sustituto de sangre, e intentaba darme la vuelta para echar todo aquello, pero la herida seguía quemando. Cuando la rocé con los dedos noté como poco a poco iba menguando hasta que desapareció por completo, aunque la sangre seguía en mi garganta y me ahogaba aun más. La herida dejó de doler y fui capaz de darme la vuelta y expulsar ese asqueroso líquido negro.

Respiraba agitada mientras algunas lágrimas salían de mis ojos.

El dolor menguó, pero seguía estando asustada. Subaru intentaba cogerme aunque yo luchaba por mantenerme los más cerca posible del suelo.

Tenía miedo.

Subaru quería levantarme y Kou mirar bajo mi camisa para inspeccionar la herida. El problema es que allí no había nada, salvo un agujero y manchas negras en mi camiseta. No quería dejarles ver que la herida había desaparecido, y tan pronto me encontraba bien, comenzaron más ardores en mi piel.

Hombros, espalda, brazos y piernas me quemaban; sobre todo los hombros, donde hace poco se me hicieron grabes heridas, y donde sentía que se me pegaba un hierro candente. Al tocar aquellas zonas solo sentía suavidad y frío. Me sentía cada vez más atemorizada.

¿Por qué me ardía el cuerpo y sanaban mis heridas? ¿Qué estaba pasando?

- Llamad a Reinhart - decía medio ahogada.

- ¿Quién? - hablaron al unísono.

- ¡Llamad al médico de la escuela! ¡Necesito que venga! ¡Necesito que esté conmigo! - ambos se miraban confundidos, pero ninguno se movía - ¡RÁPIDO!

Me agarré el estómago al sentir otra punzada. También sentía algo creciendo en mi boca. Y solo podía apretar los dientes o gritar de dolor.

Fue Subaru quien corrió a alcanzar el teléfono, mientras Kou me miraba sin saber qué hacer o qué decir. Agarré su mano queriendo casi desgarrarle la piel e hizo un espasmo por el susto. Entonces le miré a los ojos.

- Esto es culpa tuya - escupía cada palabra con ira y desprecio.

Entonces clavé mis dientes en su muñeca, sintiendo como se hundían en la carne y chocaban contra el hueso de esta. Me sentía no muy diferente a un perro rabioso deseoso de asesinar a cualquiera en mi camino. Su sangre se esparcía por el suelo mezclándose con aquella sustancia negra. Le resultaba complicado deshacerse de mí pues mis dientes estaban bien clavados en sus huesos. La expresión de Kou no podía producirme más placer. Me sentía poderosa a la vez que vulnerable, deseaba más y más sentirme superior a él.

Subaru interrumpió mi satisfactoria victoria arrancando mis dientes de su brazo ensangrentado y desgarrado. Su expresión era de sorpresa y terror, a lo que yo sonreí satisfecha mostrando su sangre entre mis dientes.

Tras lamer la sangre de mis labios el dolor se atenuó mucho más.

Gruñía, ahora, desesperada por ayuda. Subaru intentaba calmarme mientras me sujetaba para evitar que atacara de nuevo a Kou.

Pasé alrededor de dos horas gritando de dolor o intentado hincarle el diente a cualquier persona a mi alcance, incluyéndome a mí. Por eso tuvieron que atarme y amordazarme hasta que Reinhart llegó a la casa. Cuando le vi entrar por la puerta me quedé paralizada por un par de segundos y mi rostro se empapó en lágrimas. En realidad yo no quería herir a nadie, y tampoco quería que el dolor que sentía en mi estómago continuara, y sabía que solo él sería capaz de ayudarme y explicarme qué ocurría.

- Ayúdame - decía llorando aún con la mordaza en la boca.

Reinhart me examinó detenidamente y después de poner una expresión realmente preocupante, echó a todos de la habitación. Subaru quería quedarse y escuchar lo que "el doctor " tenía que decir, pero tuve que pedirle a gritos que se marchara de allí. Cuando la sala quedó despejada de intrusos, Reinhart me desató y yo me lancé sobre él abrazándole lo más fuerte que pude, llorando desconsolada y adolorida.

- Mi pequeña niña... - acariciaba mi cabeza gentilmente.

Reinhart tuvo que escuchar mi llanto por largo rato hasta que al final me calmé, y fue entonces cuando pudo explicarme mi situación actual.

Fue cosa de un descuido y de mi mínima experiencia con vampiros que no sabía cómo podía convertirse en uno. Mi gran error fue beber la sangre de Azusa en aquel estúpido juego. Pero le resultaba extraño que no hubiera muerto al día siguiente o que no hubiera estado agonizando de dolor hasta ese momento.

Mi cuerpo se adaptaba fácil y lentamente, pero en el mismo momento en que inserté el cuchillo en mi cuerpo, el proceso de conversión se detuvo en un punto al cual podría llamar "bomba de relojería".

Aun con unos pocos poderes vampíricos, los cuales curaron mis heridas, no eran suficientes para acabar de curar mi cuerpo del todo. En resumen, soy el producto de la mezcla de sangre humana y vampírica. Soy más humano que vampiro, pero si quiero vivir debo convertirme en un vampiro por completo, o como mínimo, medio vampiro al igual que los Mukami, pues la sangre vampírica resulta ser peor que un veneno para el cuerpo humano, casi como un liquido corrosivo que me destroza lentamente.

"No, yo no quiero ser un vampiro. Si me convierto en uno no podré morir. Mi vida de agonía y sufrimiento continuará, y entonces nada podrá ser una salvación para mí" - sólo podía pensar en cómo mi vida acabaría para tener una vida igual de terrible que la anterior o incluso peor; y eso me aterraba más que la muerte.

Sufrimiento, desesperación, engaño, traición... muerte. Mi única salida para todo era la muerte, rápida e indolora. Abandonada por quienes creía importarles, por mis propios padres, por la sociedad... y por la única persona a la que pude llegar a amar.

Lloraba, ya casi vacía, mientras mi alma, lentamente, se desprendía de mi cuerpo el cual caía al suelo, fijando la vista en la nada.... Ya no tenía salvación alguna.

Al rato de marcharse Reinhart, me encontraba a mí misma muy relajada, tumbada en la cama, mirando la nada. Aun sentía dolor en todo mi cuerpo y al mismo tiempo no sentía nada. El sentido de todo, el sentido de nada. Todo... desapareció.

Siempre pensé en ello de un modo muy superficial. Nunca pensé que pudiera ser tan tranquilo. Doloroso, pero tranquilo....








Muerte...,






...estoy lista.

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Aquí me tenéis de nuevo incordiando un poquito.

La pregunta es:
¿Te gustaría que esta historia continuará o te gusta el final que tiene?

También me gustaría saber si te ha gustado la historia, si crees que le ha faltado algo o si sobra algo en la historia.
Además, al releer el Fanfic me doy cuenta de que algunas cosas tal vez no hayan quedado claras, así que si tenéis alguna duda siempre me podéis preguntar con total libertad.

Y bueno, sin nada más que añadir... Quiero agradecer a todos quienes habéis apoyado esta historia, tanto con comentarios como dando estrellitas, y quiero deciros que habéis sido de gran apoyo para poder continuar esta historia hasta el final.

¡Muchísimas gracias a todos!
❤️❤️❤️

Bite My Freedom (Fanfic Diabolik Lovers)Where stories live. Discover now