Capítulo 25

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Luego de cerrar la puerta enciendo la luz de mi habitación y camino hacia el baño, en el cual me dedico a cepillar mis dientes.  Seguido de eso voy a mi armario y busco una pijama cómoda. De repente la puerta de mi habitación se abre y rápidamente Gabriel atraviesa el umbral antes de cerrar detrás de sí mismo.

—Puedes pasar. —digo sarcástica. Ya ni privacidad se puede tener en este lugar.

—Gracias. —dice de la misma manera.

— ¿Qué te trae a mi desastrosa habitación? —pregunto sin dejar de buscar en mi armario. Mi habitación en serio es un caos, la cama está hasta deshecha y hay algunas prendas de ropa sucia por la habitación.

—Mis pies. —dice simple. Le puedo imaginar sonriendo a mis espaldas por su tan obvia contestación.

—Dime algo que el mundo no sepa. —ruedo los ojos.

—Estás hermosa. —dice antes de besar mi hombro.

—Esa puede ser una cosa. —murmuro.

—No lo dije con esa intención. —sonríe contra la piel de mi hombro.

—Supongo que no. —digo sin importancia.

Mientras agarro mi pijama, Gabriel coloca sus labios sobre mi cuello y comienza a esparcir pequeños besos a lo largo de este antes de morder el lóbulo de mi oreja. Debido a su acción una extraña, pero agradable sensación recorre rápidamente todo mi cuerpo. Inmediatamente las yemas de los dedos de mis manos comienzan a cosquillear y la piel se me pone de gallina con cada roce de sus labios contra mi piel. ¿Me volví muy poética o qué? Definitivamente soy muy buena para matar los buenos momentos, incluso en mi mente.

— ¿Sabes que eres mía? ¿Verdad? —pregunta Gabriel mientras acaricia mi cuello con la punta de su nariz. Incluso sus manos acariciando mi cuerpo no ayudan mucho a que conecte mi cerebro con mi lengua.

— ¿Cómo voy a saber eso? Según los Ángeles soy de mi madre, más o menos. —digo en tono divertido. Gabriel odia que bromee en momentos que según él, son bastantes serios. Pero, ¿me pide a mí seriedad? Soy el Ángel menos serio que se pueda encontrar en el universo y cuando se trata de fastidiar a otras personas soy peor.

—No me gusta la manera en la que te mira Aidan. —dice serio. Su tono es como el de un niño que pelea su lugar en el columpio o de un hermano que dice que su madre lo quiere más por ciertos motivos. En fin, parece un niño pequeño.

Al decir esas palabras, Gabriel me voltea de manera que ambos quedamos cara a cara, algo que considero un poco incómodo. Aunque debo admitir que se ve bastante atractivo desde este punto de vista. ¿Ven a lo que me refiero con seriedad? Pienso en cualquier cosa que no sea referente al tema, mi cabeza es una laguna de pensamientos incoherentes.

—No me interesa Aidan. —digo obvia. Esa es la verdad. El chico es bastante agradable y todo eso, ¿pero que ambos coincidamos de alguna forma en el futuro o algo? Es un rotundo no.

—Eso es bueno. —murmura.

—Aunque es atractivo. —murmuro pensativa.

—Entonces tendré que golpear su rostro muchas veces hasta que deje de ser atractivo. —sonríe antes de unir sus labios con los míos en un beso desesperado. Sus conversaciones serias siempre conllevan a un apasionado beso o así lo veo yo. Soy muy observadora, por no decir entrometida.

Rápidamente entrelazo mis manos en su cuello, haciendo que su cuerpo se apegue más al mío y así poder sentir su muy marcado abdomen, tengo propósitos perversos. Como es de esperarse, sus manos viajan hasta mis muslos haciendo que me eleve del suelo hasta quedar a la altura de sus caderas y astutamente arrollar mis piernas en estas. Mi chico tiene conocimiento de esto, bueno, no es algo que quería deducir. Creo que quedé, literalmente, traumada de por vida.

Beautiful Ángel (#1) COMPLETA (Editando)Where stories live. Discover now