Capítulo 10

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Me había levantado más tarde de lo normal. La noche anterior no había dormido apenas, me dediqué simplemente a dar vueltas por la habitación intentando no despertar a Danna. Cosa que logré.

Me miré al espejo y me eché agua fresca por ella para quitar mi expresión de empane monumental. Me fijé bien en mis ojos, debajo de ellos tenía unas pequeñas ojeras. Apreté los labios y me lave los dientes rápidamente para ir a desayunar. Me moría de hambre. Una vez estuve en el comedor, escogí mi desayuno de siempre y fui a mi sitio. Apenas me senté, el Coach se levantó y nos anunció la mejor notícia que podía escuchar en ese monento.

- Chicos, cuando termineis el desayuno...- Todos estábamos impacientes.- Abajo en recepción os espera una gran sorpresa.- Todos cuchicheamos lo que podría ser y como era de esperar tomamos el desayuno demasiado rápido.

Bajamos todos corriendo por las escaleras hasta recepción, me frene en seco y pegué un salto de alegría mientras reía emocionada. Corrí hacia ellos y nos fundimos en un largo abrazo. Hacía tres meses que no veía a mis padres. Los echaba mucho de menos.

- ¿Qué hacéis aquí?- Habían venido desde bastante lejos. Al igual que los demas padres.

- Veniamos a verte cariño.- Mi padre me volvió a abrazar. Miré alrededor y frunci el ceño.

- ¿Dónde está el bicho?- Pregunté ya que no lo veía por ningún lado.

- Tu hermano se ha quedado con los abuelos.- Hice una mueca y asenti. Supongo que es un viaje demasiado largo para él.- Pero te ha hecho esto.- Mi madre me entregó una hoja.

La desdoble y sonreí, era un dibujo de nosotros dos jugando a la play. Mi hermano siempre se le había dado bien dibujar, era precioso. En la esquina superior, con una letra algo inentendible ponía: "Para que no olvides nuestras partidas".

Reí al recordar las veces que jugábamos y le ganaba casi siempre. Abracé de nuevo a mis padres y guarde el dibujo en el bolsillo, más tarde lo pondría en la habitación.

- Has crecido hija.- Comentó mi madre mirándome de arriba abajo.

- Tampoco ha sido tanto tiempo mamá.- Rodé los ojos y reí.

En resumidas cuentas, todos pasamos el día con nuestros padres. Para la cena, nos fuimos todos a cenar a un lujoso restaurante que había abajo de la montaña, en el pueblo. La comida estaba deliciosa, no podía pedir menos, y lo mas guay fue el karaoke. Estuvimos cantando canciones que ni sabíamos pronunciar, otras que nos sabíamos de memoria, e hicimos mil cosas después. Fuimos a ver el pueblo, que por cierto era muy bonito y acogedor, hasta que se hizo demasiado tarde.

- ¿Pero por qué os vais ya?- Pregunté triste. No quería que mis padres se diesen tan pronto, los necesitaba aquí conmigo.

- No podemos quedarnos.- Dijo mi padre entrando al coche.- Adiós hija.- Le di un beso en la mejilla al igual que a mi madre.

- Adiós. Os quiero.- Me aleje del coche y me despedí con la mano mientras se alejaban cada vez más de mí.

Suspire y entré dentro, ya que me estaba congelando ahí fuera. Ya todos los padres se habían ido, yo fui la última en despedirme. No quería que ellos se fueran, pero lo hicieron. Ahora que lo pensaba...todo esto había sido idea del Coach, se lo agradecería en otro monento.

- Hola mi amorrrr.- Me tiré sobre Danna. Reímos y empecé a saltar en mi cama.

- ¿Y eso que estás tan contenta?- Me sente como un indio.

- Necesitaba ver a mis padres.- Dije obvia.

- Yo también.- Coincidió.- No me lo esperaba.

- ¿Qué haces?- La miré intrigada.

- Pues antes de que me aplastases...- Me mostro un lápiz.- Dibujar.- En ese momento me acordé.

Saqué el dibujo de mi hermano del bolsillo y lo pegué en la pared de mi armario. Perfecto.

- ¿Es de tu hermano?- Asenti orgullosa.- Está genial eh.- Reí.

- Ojalá yo supiese dibujar como vosotros.- Danna también dibujaba super bien. Una manía que tuve siempre, era que cada vez que Danna estaba dibujando, me quedaba embobada mirando como lo hacía. Si ella me hablaba yo ni ne enteraba. Extraño, lo sé.

- ¿Qué dibujas?- Me acerqué para verlo mejor.

Antes de poder verlo, tres disparos sonaron cerca de la puerta. Ambas nos sobresaltamos y fuimos corriendo a fuera. Vimos como todos habían salido a ver lo que había pasado, pero ni había nadie muerto ni estaba el provocante de aquellos disparos. Nos reunimos todos y subimos corriendo a la habitación del Coach. Tocamos y esperamos impacientes.

- Coach...- Comenzo a hablar Claire. El Coach salió rapidamente de la habitación poniendose una chaqueta.

- Lo he oído chicos.- Dijo alterado.- Seguidme.- Fuimos a paso rápido a recepción.

Había un monton de gente, residentes del C.A.R. se encontraban igual de alterados que nosotros. El Coach se acercó a la recepcionista que estaba poniendo orden .

- Perdone. ¿Qué ocurre?- Preguntó con educación.

- Han habido unos disparos en el cuarto piso.- Abrí los ojos como platos. Era nuestro piso.

- ¿Ha habido heridos?

- Aún no lo sabemos.- Por favor que no haya pasado nada grave.

- Bien, gracias.- El Coach volvió a reunirse con nosotros a esperar noticias de que volvieramos a nuestras habitaciones.

- Danna, tengo miedo.- Apreté más su brazo ya que me había aferrado a ella como si fuese lo único material de mi alrededor.

- Tranquila Ro.- Me abrazó.- Relájate.- Intente tranquilizarme.

- Danna.- Escuchamos a Devon. Por favor Danna, no seas idiota.- Danna ¿estás bien?- Ella asintió.

- Devon, dime que es mentira.- Me aleje un poco de ellos. ¡Reconciliación!

- Danna, solo te quiero a ti.- Sonreí.- Jane lo inventó todo.- Le acarició la mejilla.

- Devon...- Los ojos de Danna relucian esperanza.

- Si morimos. Quiero que sepas que...- Se escuchó otro disparo y todo el mundo empezó a gritar asustados.

- ¿Estáis todos?- Exclamó el Coach, nos acercamos a él.

- Creo que sí.- Dijo Jane con lágrimas en su rostro. Miré a todos, parpadee para ver si era problena de mi vista y miré hacia abajo.

- Sean...- Alce la vista y los miré.- ¡Sean!- Salí corriendo y esquive a la gente mientras lo buscaba sin parar.

- ¡Roma espera!- Ni me di la vuelta. Solo seguía recto.

No paré de correr, no sentía cansancio, pero sí un gran oprimiento de angustia en mi corazón. Bajé las escaleras y fui al garaje. Empuje la puerta y me paré en medio de este. Miré a mi alrededor, pero no había nadie. Busqué por todo el garaje, pero nada.

Me senté en el suelo y respire aceleradamente. No podía haberle pasado nada a Sean ¿verdad? Me cubri la cara frustrada y me quedé un rato así, hasta que escuché unos ruidos. Me levanté del suelo y miré por encima. Volví a escuchar ese ruido, parecían sollozos de dolor. Caminé lentamente y me guie por aquellos ruidos. Por fín llegué a una puerta. Cogí el mango con la mano temblorosa y abrí lentamente la puerta. Temía por lo que podría ver ahí dentro.

Mis ojos se cristalizaron y me tape la boca para no gritar.

- Sean...- Fue lo único que pude decir antes de correr hacia él.

C.A.R. SNOWYWhere stories live. Discover now