Capítulo 11

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- ¡Sean!- Me acerqué corriendo. Me puse de rodillas junto a él y sostuve su cabeza en mis muslos mientras le apartaba el pelo de la cara.

Él abrió los ojos y me miró sin decir nada, le sonreí para que viese que estaba allí, que estaba a salvo. Abrió la boca e intentó hablar pero no tenía fuerzas. Su cara estaba tremendamente molida a palos, le levanté la camiseta levemente y confirmé mis sospechas, también tenía moratones en su abdomen.

- Pero que te han hecho...- Me tragué mis palabras al intentar contener las lágrimas.

- Ro...- Susurró apretandome el brazo con su débil mano. Un leve escalofrío recorrió mi espalda al oír unos pasos, y segundos después, la puerta cerrarse de golpe.

Alce la vista y frente a mí, había un hombre alto. No podía ver su rostro ya que la única luz que entraba en esas cuatro paredes era un pequeño hueco en la pared creado por una bala.

- Vaya, vaya, vaya...- Me estremeci al escuchar esa voz. Otros pasos se escucharon, y junto a él, apareció otro hombre, sosteniendo una pistola en su mano izquierda.- Más reenes.

- ¿Quiénes sois?- Dije con la voz temblorosa.

- Eso a ti, no te importa.- Hablo el otro hombre. Miré a Sean, él solo apretaba sus ojos, debía de sentir mucho dolor.

Los dos hombres se acercaron y me separaron de Sean, sentandome en una silla y atandome a ella. Hicieron lo mismo con él, pero varias veces tropezó debido a su estado. Lo pusieron en una silla pegada a la mía por atras. Apoyó su cabeza sobre la mía e intento respirar con tranquilidad, mientras yo sorbia mi nariz evitando llorar. Estaba asustada, muy asustada.

Los dos hombres salieron de la habitación, cerrando con llave. Maldición, ¿quién son esos hombres? ¿qué hacen y por qué? Nada tiene sentido, supuestamente esto era una concentración de deportistas, no un lugar para secuestros y terroristas. Bien, esto era una auténtica locura.

- Sean, Sean ¿Que a pasado?- Pregunté desesperada.

- Yo...- Tragó saliva.- Estaba despidiendo a mis padres, cuando escuche disparos e innediatamente me llevaron aquí y me...- Ahogue un grito de terror al imaginarme a esos hombres moliendole a palos.

- ¿Te dispararon?- Abri mis ojos como platos.

- No.- Respondió sin energia.

- Pero, ¿qué es todo esto?- No pude más y me derrumbe.- Tengo miedo Sean.- Dio una patada a la silla frustrado.

- Joder.- Maldijo por lo bajo.- Roma, te prometo que no te haran nada ¿vale?- Asenti con la vista nublada.

La puerta se abrió y esta vez entraron tres hombres, pero esto que era ¿una fiesta de terroristas? Apreté la mandíbula. Tranquila Ro, no te haran nada. Uno de los hombres se acerco a mí, me cogió la barbilla e hizo que le mirase, repugnante. Sonrió de lado y me soltó la barbilla bruscamente.

- Hermosa la chica ¿verdad?- Me señaló el hombre de la pistola con la cabeza.

- Sería un desperdicio desaprovecharla.- Me acarició la mejilla. La aparte rápidamente.

- No la toques.- Soltó Sean torciendo su cabeza para intentar mirar a ese hombre.

- ¿Y tú quién eres truhan?- Frunci el ceño ante tal cómico apodo en una situación como esta.

- ¿Quién sois vosotros?- El hombre de la pistola, supongo que era el lider, se arrodillo a mi altura y me apunto con la pistola.

- Será mejor que cerreis el pico.- Dijo muy cerca de mi cara. Se apartó y sacó su móvil.

C.A.R. SNOWYWhere stories live. Discover now