Capítulo 15

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Daba vueltas y vueltas, pero no conseguía dormir. Eran las cuatro de la mañana y ese día teniamos entrenamiento, tenía que descansar o sino parecería un autentico zombi por la mañana. Me cansé de dar vueltas y me lave la cara con agua fría para ya despejarme del todo, conociendome, no iba a volver a dormirme hasta la noche siguiente con suerte. No se que tuvo la cena, pero el estomago me rugia y era muy molesto a decir verdad.

Sali del baño y cogí una mandarina de la neverita para al menos coger algo de fuerza para el entrenamiento, ya que lo hacíamos antes de desayunar. Sigo diciendo que no me convence la idea. Pero bueno, me da bastante igual. Pelé la mandarina y tiré la piel a la basura. Me acerqué a la ventana y me senté en el borde de esta ya que era bastante amplio, incluso podrías tumbarte y dormir perfectamente.

Observé el cielo oscuro, lleno de estrellas hermosas formando constelaciones. De pronto, paso una estrella fugaz y sonreí pidiendo un estúpido deseo que, seguramente, no se cumpliría. Terminé de comerme la mandarina en silencio para no despertar a Danna de su estupendo sueño con Devon. ¿Que por qué lo se? Habla en sueños. Me quedé unos minutos observando divertida como se le caía la baba, y como buena mejor amiga me levanté, cogí un pañuelo, y con delicadeza le limpié la boca evitando reír por como daba manotazos al aire.

Cuando fui al aseo a tirar el pañuelo, de nuevo escuché un ruido en la ventana y salí del baño desquiciada. ¿Qué cojones era ese ruidito insoportable? Ya no aguanté más y me asomé a la ventana sin abrirla ya que fuera hacía demasiado frío. Parecía no haber nadie, bufe y miré abajo mosqueada. Frunci el ceño, pero al instante mis ojos se abrieron como platos y una estúpida sonrisa se formo en mi cara. Abrí rápidamente la ventana y cogí la hermosa flor que estaba expuesta al frío de fuera. La oli y cerré los ojos ante su perfume a rosa. Alguien la había dejado ahi, Dr eso estaba segura.

La mire interrogante, pensando de quién podría ser, pero en ese momento estaba demasiado evadida del mundo. Aquel detalle había sido precioso. Pero no comprendía por qué se habían dejado allí con el frío que hacía. Negué con la cabeza y dejé la rosa en el vaso con agua de mi mesita de noche, cogí mi libro y empecé a leerlo hasta que por fin llegó la hora de despertarse oficialmente para ir a entrenar.

Cuando estábamos todos calentando para meternos al agua, el Coach me paro antes de meterme y me aparto de los demás. Parecía algo triste y preocupado. Le miré interrogante pero no decía nada, asenti para que comenzase a hablar y suspiró.

- Roma, verás...- Se rasco la nuca.- Tenemos que hablar sobre algo muy importante.- Me empecé a preocupar por su tono de voz.

- ¿Es algo malo? por favor Coach, no me asustes.- Dije paranoica.

- Verás, hace un par de días, estuve hablando con una persona bastante importante en el negocio de la natación.- Fruncí el ceño.- el señor Phelps, uno de los mejores entrenadores del mundo.- Había oído hablar del entrenador Phelps, pero nunca pensé que estaría en este centro, nunca lo había visto en persona.

- ¿Y qué tiene que ver conmigo?- Cambie mi peso a la pierna derecha, cruzandome de brazos.

- Verás Roma, cuando hablé con él, me dijo que tenías un gran potencial, que el podía entrenarte y así conseguir ir a grandes competiciones, Phelps ve algo en ti, Ro.- Una suave aunque triste sonrisa apareció en su rostro.

- Quieres decir que yo... ¿me iría a entrenar con él?- Hizo una mueca.

- Sólo si tú aceptas. Es una gran oportunidad para ti y yo te apoyaré decidas lo que decidas.- Apoyó su mano derecha en mi hombro e intenté sonreír.

Nunca me imaginaría que uno de los mejores entrenadores del mundo me quisiese entrenar a mí, Roma Blake, para conseguir sacar todo mi potencial. Por una parte era alucinante, tendría aquella oportunidad tan grande y podría cumplir el sueño de toda una vida, pero había otra parte mucho peor. Abandonaría a mis amigos y probablemente a mi familia durante años, y nunca los volvería a ver hasta cierto tiempo. Los echaría de menos, todos aquellos momentos con ellos, y sobre todo a Danna mi mejor amiga, sabría que me apoyaría a tomase la decisión que tomase, pero no podía abandonarla así como así no sabía lo que hacer, debería pedirle consejo.

- Necesito pensarlo.- Le dije en voz baja al Coach. Él asintio neutral y me miró a los ojos.

- El Señor Phelps se va en cinco días, tienes hasta ese plazo para decidirte.- Asenti animada.- En caso de que aceptes deberás firmar un contrato Ro, un contrato de varios años.- Volví a asentir esta vez más seria.

Pasé la mayor parte del entrenamiento pensando en lo que debía decidir. Irme con el Señor Phelps a otro centro y conseguir llegar más alto, o quedarme aquí y quizás no lograrlo nunca. Pero estaría con mis amigos, mi segunda familia. Esto era más complicado de lo que parecía.

Por el camino a la habitación se lo estuve comentando a Danna, parecía seria y no mostraba ninguna emoción. Sabía que le preocupaba tanto como a mí.

Al llegar a la habitación, tiramos la mochila y nos tumbamos en nuestra cama, ella suspiró y me dijo:

- Deberías hacerlo Ro, es una gran oportunidad.- Giré mi cabeza y la miré.

- Aún tengo cinco días para pensarlo, ya lo decidiré en su momento.- sin darle más vueltas, saque la ropa mojada y fui a tenderla.

Mientras tendía el bañador, la toalla, el gorro, las gafas...no paraba de pensar en ello, pase todo el día intentando numerar los pros y los contras de si me iba o si me quedaba. Era tan complicado. Además, Danna no me lo había aclarado muy bien, sabía que quería que me quedase pero también que me fuese porque era una gran oportunidad para mí. Necesitaba también a mis padres, ellos sabrían lo que hacer, seguramente querrían que me marcharse, pero...Joder, no era tan fácil

Decidí no contárselo a nadie, más solo el Coach y Danna sabían de la oferta que me habían hecho, no quería que se hiciesen rumores, ni que se sintiesen mal o bien por mi partida. Era algo secreto que solo nosotros tres podríamos saber. Ni siquiera Devon mi mejor amigo, debía saberlo.

Por cierto, esta tarde podríamos ir al hospital para que le diesen el alta y por fin traerlo de vuelta al centro. Le echamos bastante de menos y sobre todo Dan, claro está ella lo negaba pero yo sabía que seguía sintiendo algo por él. La estúpida y ruin mentira de Jane, le había hecho mucho daño a mi mejor amiga. Ya tenía varios motivos para odiarla y me quedaba corta.

(...)

Por la tarde, fuimos al hospital a ver cómo seguía Devon. Por fín le pudieron dar el alta gracias a unas muletas que debía llevar un par de días. Se vino con nosotros al autobús hacia el C.A.R. no faltaron sus bromas, chistes y claro, le contamos muchas cosas que pasaron en su ausencia, obviamente también la pelea que tuvimos Jane y yo ayer. Mientras lo hacía, me lanzaba miradas de odio como si quisiese matarla y créanme, ella estaba intimidada.

Por fín volvimos al C.A.R. ayudé a Sean a llevar las pequeñas maletas que le habíamos llevado días atrás arriba, para poder estar cómodo del hospital a su habitación. Y así, se acostó en la cama y descansó mientras nosotros le hacíamos algún que otro masaje, pero Danna se marchó a nuestra habitación y no dio señales de vida hasta la cena.

Maldita cabezota. No sé por qué aún no se ha dado cuenta de que ha sido una mentira de Jane. Si yo conseguí verlo, ella no debería de tardar tanto, o quizás, no quiere verlo por algo.

C.A.R. SNOWYWhere stories live. Discover now