Capítulo 7.

2K 109 4
                                    

Kathia.

Cristianno paró el coche y me prestó su hombro para que llorara en él. No estaba segura de lo que iba a hacer pero lo haría sin pensarlo y ya está.

- Cristianno, lo siento. Perdóname por hablarte de ese modo de verdad, no quería hacerte sentir mal y... Yo nunca me habría imaginado que sentías algo por mí. -se lo dije entre sollozos en su hombro. -

-Kathia, es normal que no lo supieras. Soy tu profesor y esto no suele pasar. Siento haberme pillado por tí, siento haberme fijado en mi alumna. Pero lo que más siento es estar viéndote llorar y saber que yo soy el culpable.

Cristianno.

Le cogí el rosto entre mis manos y le besé la frente. Las lágrimas no cesaban así que se las limpié.

-No Gabbana, no debe pedirme perdón. Soy una estúpida, joder.

-Pues a ser así eres la estúpida más bonita del mundo entero.

No pude evitar poner cara de tonto al verla sonrojarse y sonreír por lo que le había dicho. Ahora más que nunca la necesitaba a mi lado.
Estabamos tan concentrados el uno por el otro que decidí darle lo que siempre había deseado desde que la vi. La besé. Fue un beso suave pero apasionado. Sus labios pegados a los míos, su respiración chocando con la mía y ella totalmente entregada a mí en ese delicado beso.

-Kathia podría repetir este momento todos los días del resto de mi vida y no me cansaría jamás.

-Cristianno yo... No sé porque me e dejado llevar. Yo no debería de haber hecho esto, mis padres.... Mis padres me van a matar como se enteren de esto..

-Kathia son solo tres años de diferencia, tampoco es tanto.

- No es eso Cristianno. Tú no entiendes nada, yo estoy comprometida.

El mundo entero se me cayó encima. No podía creer lo que acababa de escuchar. Kathia comprometida...

-Pero Kathia si solo tienes 17 años.

-Lo sé pero son negocios Cristianno. Yo no puedo hacer nada.

- No permitiré que ese desgraciado que te usa como si fueras una moneda de cambio te toque un solo pelo ¿me oyes?

Ella no respondió con palabras pero se lanzó a mí y me besó. Ese beso fue mucho más duradero y con una pasión que me hechizaba.

Pasemos toda la tarde juntos. Le llevé a un parque y estuvimos allí todo el día viendo pasar las horas y dejando atrás todo lo malo. Por una vez en estos días me sentía agusto, por fin podría mostrar mis sentimientos a Kathia sin avergonzarme.

Bajo El Cielo Púrpura De RomaWhere stories live. Discover now