Capítulo 11.

1.5K 86 1
                                    


Para una niña de 17 años es muy difícil llevar mi vida. Incluso a mí me cuesta que estoy más o menos acostumbrada a ello.

No pienso decir cosas que no son, ni engañarme a mí misma diciendo que Cristianno podrá salvarme de esto. Pero de algún modo confío en él y algo me dice que hará algo para impedir mi boda con ese chico.


Cristianno.


Kathia era la persona que más quería en el mundo. Pero sus padres... a ellos los odio por estar obligándola a contraer matrimonio con semejante patán. Odio todo de ellos por eso, pero no solo por eso les odio. Ellos metieron a mis padres en lo que están metidos, y yo mismo me encargaré de joderles como a ellos mejor se les da. Por mí, por mis padres, por Kathia...

La echaba de menos y eso que solo hacía cuatro horas que la había visto. Cogí las llaves de mi coche y llamé a kathia.


-Kathia, sal de tu casa. Quiero verte.


No le di tiempo a responder, ya sabía cual era su respuesta. Siempre quedábamos en la esquina de su casa así que allí la esperé hasta que apareció con un vestido negro ceñido hasta la cintura y unos tacones no muy altos. Estaba bellísima.


-Me sorprendes, ¿a donde vas tan linda mi amor?

Eso a ella le hizo sonrojarse.

-A ver al amor de mi vida. ¿Le has visto?

-Mmm... no, creo que te ha plantado eh

Ella echó a reír y yo esta vez no la contemple reír, sino que me reí con ella.

-Entonces iré yo en su busca.

Ella subió a mi coche y depositó un apasionado beso en mis labios. Nuestras lenguas bailaban a su merced y yo solo me dejé llevar por ella.


-Kathia... ¿E sido el primero?

Khatia no entendía muy bien lo que quería decir. Tras unos segundos lo captó.

-El primero y el útimo Cristianno.

-Te quiero Kathia, te quiero y no me cansaré de repetírtelo nunca ¿me oyes?

-Te oigo y te capto, así que arranca el coche o lo haré yo.


Si me gustaba algo de ella era la manera que tenía de hacerme perder el control del tiempo. Cuando estábamos juntos nada más me importaba solo ella y yo. No quería que entre ella y yo pasara nada. No quería perderla y eso estaba claro.


-¿Porque no conduces tú, listilla?

-Porque te ganaré conduciendo y llorarás como un bebé Cristianno

Esa cara pícara que ponía cuando me desafiaba me encantaba. Y hoy no era menos, hoy hasta me excitaba.

-¿Seguro? Vamos a comprobarlo pequeña.

-¿Y si me pillan conduciendo sin licencia?

-Tranquila está todo controlado.


Se dispuso a conducir y para no haber cogido uno en su vida lo hizo de escandalo. No cabía duda que venía de la familia Materazzi. Ellos siempre hacen todo con mucha precisión. Y cuando digo todo es todo.

Bajo El Cielo Púrpura De RomaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz