Capítulo 7

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(Ignoren el violín, la he puesto porque, a mi parecer, tiene un aire campestre).

Era como volver al pasado. Estar parado frente a ella era como tener 13 años de nuevo. Su corazón palpitó con fuerza. ¿Cómo podía ser posible? La había pensado todo el día y ahora ella estaba allí, mirándolo fijamente. Aquellos ojos profundos lo miraban con la misma sorpresa que él sentía. 

Recordó todo, todas y cada una de las tardes que había pasado con ella volvieron igual que un huracán a su alrededor. Sintió una presión en medio del pecho. Quería darse vuelta y salir de allí aunque no entendía muy bien por qué. Sacudió un poco la cabeza. Estaba confundido. Tal vez todo era un simple sueño y en cualquier momento iba a despertarse y ella no iba estar. De alguna manera tenía que comprobar que aquello era real. Dio un paso hacia ella.

Olivia estaba totalmente consternada por la presencia del castaño. Se sentía una niña de nuevo, parada frente a aquel príncipe que ella había querido tanto. Su corazón latía rápido. Nada quedaba del Johnny que había permanecido en su mente durante años.

El niño de ojos juguetones no existía más. Ahora sólo podía ver a un hombre frente a ella. Un hombre guapo. La garganta se le secó. Más viendo la manera en la que él la estaba mirando. Aquellos ojos de un intenso color almendra que ella tanto había amado la miraban como si ella fuera un espejismo. Era obvio que estaba confundido.

Johnny levantó una mano y sin dudarlo tocó su mejilla. 

Olivia dejó de respirar al sentir esa mano contra su piel, y pestañeó seguidamente. El aroma masculino entró por su nariz, llenándole el cuerpo de una extraña sensación. Johnny olía a hierba, a sol y campo. Aroma suave y delicioso. 

Se estremeció.

Él frunció el ceño y movió el pulgar contra su suave piel, acariciándola. No se iba, el tacto era muy real. Su piel era sedosa y estaba algo fría a comparación de su mano.

Olivia no pudo evitar que una sonrisa se le escapara. Él tenía una mueca muy graciosa, parecía estar pensando demasiado. Su cuerpo tembló cuando él volvió a repetir el movimiento de su pulgar. ¿Cómo podía algo tan insignificante como una caricia hacerla sentir tan... tonta? ¿Cuándo había sido la última vez que un hombre la había acariciado de esa manera tan inocente? Como queriendo conocer, recordar.

Entonces ella también levantó la mano y tocó su rostro. Su palma cosquilleó ante la sensación de la piel masculina, la barba apenas visible era áspera. El chico de ojos marrones levantó ambas cejas en un chistoso gesto de asombro.

— Hola, Johnny —habló al fin.

Johnny estaba anonadado. Se sentía un completo imbécil. El corazón le latía demasiado rápido para ser normal. Un nudo se le formó en la garganta.

— Hola... —logró decirle.

Olivia  sonrió aún más, mostrándole todos sus dientes. Él se sintió contagiado por esa hermosa sonrisa que pensó que había olvidado. Pero ahora que ella volvía a sonreírle de la misma manera, se dio cuenta que jamás pudo haberla olvidado. Había permanecido allí, en alguna parte, siempre con él.

— ¡Aquí están! 

Ambos giraron la cabeza para mirarla. Al instante ambos dieron un paso atrás, completamente avergonzados. 

Toda la magia se perdió. 

Betty arqueó una ceja, y luego sonrió por lo bajo. 

— Oh. Claro que sí.

Johnny la fulminó con la mirada.

— ¿Mamá, necesitas algo? —le preguntó. 

Ella se aguantó la risa. Ambos estaban rojos como tomates. Como si ella los hubiese encontrado haciendo algo muy malo.

— Sólo buscaba a la niña Olivia —le dijo y miró a la trigueña—. Tu padre quiere verte, dice que necesita hablar contigo un momento. Matt también la estaba buscando. 

¿Matt?

— Oh —musitó ella—. Gracias, Betty.

Miró a Johnny. Y le sonrió levemente. 

Él quiso decirle algo pero las palabras no salieron de su boca. 

Miles de preguntas enredaron su cabeza, miles de sentimientos atravesaban su pecho y un montón de escalofríos le recorrían la piel. Estaba tan sorprendido de que estuviera allí de nuevo. Jamás pensó que volvería a verla.

— Es un gusto volver a verte, Johnny.

— I-Igualmente, señorita.

Ella apretó los labios y caminó hacia la salida. Se giró a verlo una vez más y sin decir nada desapareció. El castaño se quedó quieto mirando por donde acaba de salir la trigueña.

— Supongo que metí la pata —dijo Betty aguantando una sonrisa—. Ya tendrán tiempo de ponerse al día, hijo. 

Johnny seguía con la mirada fija en la salida.

— No puedo creer que esté aquí —murmuró.

— Intenté decírtelo un millón de veces —exageró—. Pero siempre te ibas corriendo sin terminar de escucharme —él siguió con la mirada fija en la puerta por la que Olivia se había ido. Todavía no lo entendía.

¿Por qué estaba allí de nuevo después de tanto tiempo? 

— Ya, Johnny. Quita esa cara, ¿siquiera estás respirando?

Él se obligó a parpadear, después pensaría en esto.

— Muy graciosa, Betty —dijo con sarcasmo.

Caminó hasta su madre para tomarla suavemente del brazo y encaminarlos hacia la casa. 

Tenía pensado llegar, arreglarse e ir a cenar como su jefe se lo había pedido. Pero también tenía que averiguar por qué había decidido volver.

 ¿Qué hacia aquí, por cuánto tiempo se quedaría? ¿Le había sorprendido verlo tanto como a él?

Y sobre todo, ¿quién demonios era el tal Matt?



Corazón Salvaje (Adaptada a Johnny Depp)Where stories live. Discover now