Corazón Salvaje (Adaptada a Johnny Depp)

Capítulo 13

Olivia caminó hasta su habitación. Entró y se dejó caer pesadamente en su cama. Se le partía la cabeza de tanto haber llorado. Simplemente no comprendía a Ashton. ¿Por qué era así con ella? ¿Por qué pretendía que ella pusiera todo en aquella relación, mientras él no hacía más que reprochar? Respiró profundamente y se quedó con la mirada fija en el techo.

No me interesa nada de lo que hay en este campo, maldita sea.

Recordó sus propias palabras. Eso no era así. Claro que había cosas que le interesaban en ese campo. Ella había crecido aquí y había sido muy feliz.

Se puso de pie, no iba a dejar que su novio le arruinara las hermosas vacaciones que tenía pensado pasar. Tenía muchas cosas por ver aun.

Se asomó al balcón y lo divisó. Llevaba un par de bolsas en ambas manos y caminaba hacia el establo. Su corazón latió con fuerza. Si se lo pedía, quizá podría acompañarla.

— ¡Johnny! —lo llamó.

El chico detuvo sus pasos y apoyó las bolsas en el suelo. Giró la cabeza y levantó la vista para encontrarla parada en el balcón de su habitación. Un nudo se le formó en el estómago. Sólo atinó a hacerle un movimiento de cabeza en forma de saludo. Pero en realidad no quería estar allí, quería mantener su cabeza en otro lugar. Tomó las bolsas con más firmeza y volvió a caminar.

Olivia miró extrañada como se alejaba. Y sin dudarlo entró a su habitación. Algo tenía que haber pasado para que él la ignorara de aquella manera. Salió de su habitación y bajó para luego salir de la casa. No entendía muy bien por qué se sentía así de afectada con respecto a Johnny. Pero no le había gustado nada la forma en la que la había mirado.

Llegó al establo y entró sin dudarlo. Allí estaba, lo encontró dándole de comer a un par de caballos.

Johnny giró la cabeza y se sorprendió de verla allí.

— ¿Necesita algo, señorita? —se atrevió a preguntarle.

— Sí —asintió ella—. Necesito saber qué te sucede.

Él volvió la vista al caballo y lo palmeó levemente mientras le terminaba de colocar el bozal para que comiera por sí solo. Enseguida le devolvió la mirada.

— No sé a qué se refiere.

Caminó hacia el segundo caballo, cargó su bozal y comenzó a colocárselo.

— Claro que sabes de qué hablo, Johnny —dijo ella—. Pasamos un momento muy divertido hace un rato. Y ahora estás- actúas como- no lo sé.

Johnny la miró sobre su hombro.

— No creo que le interese, señorita. Aquí no hay nada que le interese.

Volvió a prestarle atención a lo que estaba haciendo.

Ella se quedó quieta en su lugar, procesando las palabras que él acababa de decirle. ¿Acaso él había escuchado la conversación que ella había tenido con Ashton?

— Johnny... —lo llamó. Él no la miró — John Depp, mírame ahora.

Johnny tensó la mandíbula. Sólo ella lo había llamado así en una ocasión. Y que lo hiciera de nuevo, en aquel momento, lo hacía sentir enojado. ¿Con qué derecho se atrevía a hurgar en sus recuerdos, en sus emociones? Ella se había olvidado de todo, ¿no? 

¿Por qué no lo dejaba tranquilo?

Olivia resopló y caminó hasta él. Lo tomó del brazo, haciendo que él girara para enfrentarla finalmente.

— Estoy trabajando, señorita. Si no le molesta... 

Ella lo miró ofendida.

— ¡Claro que me molesta! —exclamó—. No quiero que me trates como a una extraña.

— Pero es una extraña para mí.

En cuestión de un par de segundos sus enormes ojos negros se llenaron de lágrimas. Johnny se maldijo internamente. 

No, no podía hacerla llorar. 

— Yo no quería-

— ¡No quiero ser una extraña para ti! ¿Olvidaste todo lo que vivimos juntos? ¡¿Lo hiciste?!

Johnny no contestó al instante. Se quedó observándola detenidamente.

— ¿Y usted? —la retó. No era la única con un peso enorme en el pecho en ese momento.

Olivia miró hacia otro lado. ¿Qué podía decirle? En realidad ella no lo había olvidado. Sólo había continuado. Sólo se había dedicado a sus estudios, a su futuro. Sólo había hecho lo que le dijeron...

— No —le contestó luego de varios segundos—. Por supuesto que no.

— ¿Segura? —inquirió él.

Ella enfrentó su mirada.

— No lo olvidé, Johnny —aseguró—. Sólo... lo dejé pasar.

Él sonrió con los labios sellados. Parece que había sido fácil para ella.

— Ya no se preocupe por eso. Pasaron muchos años, ¿a quién podría importarle? Éramos niños. Y ya nada queda de eso.

Los labios de Olivia temblaron. Pero no iba a llorar, ya no le quedaba fuerza para eso. Fijó la mirada en el pecho de Johnny y entonces la vio. 

Divisó una cadenita plateada que rodeaba su cuello. Lo miró a los ojos.

— ¿Aún tienes mi regalo? —le preguntó.

Johnny sacó a la vista la cadenita que estaba oculta entre él y su camisa.

— Yo cumplo mis promesas.

Y así, sin saber cómo, el aliento se le escapó una vez más y un sollozo brotó de su boca. Sus labios temblaron notoriamente. 

Johnny se quedó quieto, sintiendo que su corazón se partía al escucharla llorar. Dio un paso hacia ella y la envolvió entre sus brazos. No podía dejarla llorar así.

Olivia ocultó el rostro contra su pecho, sintiéndose minúscula, indefensa. Pero a la vez, reconfortada y cálida. 

— Lo siento, lo siento tanto... Johnny —murmuró contra él —eras importante para mí, lo juro. Y aún lo eres. Es raro el motivo. Pero estar contigo se siente como volver a tener 12 años.

Él se quedó en silencio, la abrazó un poco más. Entendía cómo se sentía. A él también le pasaba. Verla, estar cerca de ella, oír su voz, su risa, lo hacía sentirse un niño de nuevo.

— Usted también era... es importante para mí.

Ella se limpió un poco las lágrimas y se alejó para mirarlo, talló su ojo con su manga y sorbió su nariz. Era un desastre. 

— Vuelve a tratarme de usted y vas a arrepentirte —le advirtió. 

Johnny rio por lo bajo.

— Voy a tenerlo en cuenta.

Ambos estaban mirándose de nuevo sin saber qué decir, entonces él levantó la mano y secó las lágrimas que manchaban sus mejillas.

Ella creyó que volvería a llorar y volvió a esconderse en su pecho, abrazándolo más fuerte esta vez.

— Más te vale, John —. Estaba segura que no podía tomarse en serio su amenaza con ella luciendo así, pero lo que decía era verdad—. Más te vale.