Corazón Salvaje (Adaptada a Johnny Depp)

Capítulo 18

Cuando volvieron, ambos hablaban animadamente. Esta vez, por alguna extraña razón preferían hablar hasta del color de un sapo antes que quedarse callados. 

Cuando se detuvieron frente a la casa, Johnny la bajó con cuidado y luego él. Olivia se giró a verlo.

— Gracias por el paseo —le sonrió.

—No es nada.

Ella se acercó a la puerta para ingresar a la casa, y se detuvo al ver que Johnny no la seguía para entrar.

— ¿Qué pasa? —le preguntó.

— No acostumbro usar la puerta principal. Los peones en general no lo hacen.

Ella lo miró de lleno.

— ¿Por qué? —quiso saber.

—Porque somos empleados, entramos por la cocina —contestó con obviedad.

Ella lo miró espantada. Eso era horrible.

— No quiero que vuelvas a decir eso —le dijo—. Ustedes no son ladrones para entrar por atrás.

— Pero-

—Pero nada, Johnny. Es una orden.

Él sonrió por lo bajo, en instantes así, podría jurar que era la misma de siempre. Para ella todos eran iguales y nadie era mejor que otros.

Soltó un suspiro.

— Está bien, cómo prefieras.

Ella asintió conforme. Ingresaron y casi toda la casa estaba en un completo silencio.

— ¿Dónde estarán todos? —preguntó la trigueña.

— ¿Durmiendo? —inquirió Johnny. 

Ella sonrió.

—Debe ser eso —asintió—. ¿Vamos a tomar un té?

— Mmm, no lo sé...

— Vamos, Salvaje, solo un té. Por los viejos tiempos.

Ella le había puesto su mejor cara de niña, ojos brillantes y todo, eso lo estaba matando lentamente. Trato de calmar a su acelerado corazón para responder.

— Bien.

Olivia dio un par de saltitos contenta y en un impulso se acercó a él para abrazarlo. Johnny, algo asombrado, la envolvió un par de segundos después. Y se quedaron así, abrazados y sintiéndose muy tontos. Poco después ella se alejó avergonzada.

— Lo siento —se disculpó.

—No lo hagas —aseguró Johnny.

Entraron a la cocina y Olivia se dirigió a las hornallas, mientras que Johnny tomaba asiento cerca de la mesada. Se quedó observándola. ¿Podía ser más hermosa? Seguramente sí.

 Entonces a su mente vino la charla que ella había tenido en la tarde con el tal Ashton. 

¿Debería preguntarle? Un nudo se le formó en medio del estómago. No podía tolerar la idea de Olivia con otro hombre, mucho menos uno que no la tratara como merecía. La simple idea le daba rabia.

— Oye, te gané una carrera, y el lavado de los caballos —comentó ella mientras buscaba té en una de las cajoneras de la cocina—. ¿No crees que me debes algo por eso? —indagó y lo miró sobre su hombro con una sonrisita de autosuficiencia.

Johnny sonrió divertido y luego alzó una de sus cejas sin levantar del todo su rostro. Ella se ruborizó y volteó, para seguir buscando el té.

— Y ¿se puede saber qué es lo que te debo? —preguntó en un tono coqueto, no había sido su intención, pero ya estaba hecho.