Capítulo 14

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— ¿Quiere... —sacudió la cabeza— quieres ir a montar?

Ella lo miró emocionada.

— ¿Me vas a acompañar?

— Sólo si tú quieres.

— Si quiero —asintió contenta.

— Bien —sonrió—. Prepararé a los caballos entonces.

Olivia observó cómo sacaba a White de su cuadra y luego agarraba otro caballo color café. Ella frunció el ceño levemente.

— Johnny —le habló.

— ¿Si? —preguntó.

— No estarás pensando en que voy a subir a White ¿o sí?

Él la miró sobre su hombro y le dedicó una galante sonrisa. Olivia sintió cosquillas en el estómago.

—Es tu caballo, enana —dijo divertido. Ella sonrió por el apodo cariñoso de antes—. Claro que vas a subirte en él. Además, ya te dije que no tienes que tenerle miedo.

— ¿Y cómo sabes que no va a hacerme daño? —quiso saber.

Johnny les colocó las sillas a los animales.

— Porque yo lo crié y le enseñé todo lo que sabe.

Ella omitió la punzada de culpabilidad.

— Así que... ¿debo confiar en tu enseñanza?

— Por supuesto.

Terminó de acomodar todo y se giró a verla. Ella lo miró algo nerviosa.

— Creo que olvidé como montar, Johnny —se sinceró.

— Tonterías —dijo él y se subió al caballo oscuro—. Ven aquí.

Lentamente ella se acercó hasta donde estaba él. Johnny se inclinó un poco y sin el más mínimo esfuerzo la alzó y la colocó sobre White. El caballo protestó un poco y ella se agarró con firmeza del brazo de Johnny. El castaño le habló al caballo y al instante este se quedó quieto. Olivia lo miró sorprendida.

— ¿Siempre es así de obediente? —quiso saber.

— Sólo conmigo.

Johnny le dio un leve golpecito a su caballo y este comenzó a andar. Olivia miró asombrada como se alejaba y salía del establo. Respiró profundamente y tomó las riendas de White. No podía haber olvidado cómo hacerlo realmente.

Sólo le faltaba un poco de práctica.

Pateó el costado del caballo y este comenzó a andar a toda velocidad. Olivia ahogó un gritito y la luz del sol le dio en el rostro cuando salió del establo. Divisó a Johnny a unos cuantos metros, esperándola. El caballo se dirigió hasta él.

Ella lo detuvo cuando estuvo cerca. Johnny la miró realmente divertido. Olivia se aferró con más firmeza y lo miró con seguridad.

— Te juego una carrera —le dijo.

Él arqueó una ceja

— ¿Una carrera? —inquirió.

— Eso dije —sonrió—. Hasta el viejo roble.

— ¿Aún recuerdas dónde queda? —dijo sorprendido.

— Claro que sí, salvaje.

Él sonrió bobamente. Olivia se acomodó mejor y lo miró. Johnny la imitó.

— Nada de trampas, enana.

— Jamás hice trampa —aseguró.

— No lo sé, tengo memorias diferentes.

Ella rió divertida.

—¿Listo? —él asintió—. Ya, ¡ahora!

White comenzó a tomar ventaja. Sorprendido, Johnny, intentó alcanzarlos. Pero le fue imposible, ese caballo era salvaje.

Atravesando el campo verde, pasando una pequeña colina ella llegó y detuvo a su caballo. Se bajó y comenzó a festejar divertida. Volvió a abrazar al gran corcel blanco. Parecía el caballo de los cuentos de hadas, sólo faltaba el príncipe azul.

— ¡Ay que lindo eres, White! Gracias hermoso, gracias por dejarme ganar —le dijo sin soltarlo.

Johnny llegó hasta ellos y se detuvo.

— Síguele, White, sigue y voy a contarle a Estrella que le estas coqueteando a la hija del jefe.

Olivia se giró a verlo y sonrió divertida.

— ¿Quién es Estrella? —le preguntó.

— Estrella es la novia de White —le contó

Ella se giró a ver al caballo.

— No puedo creer que mi caballo tengo una novia —le dijo divertida. El caballo pateo el suelo unas cuantas veces.

Ambos rieron. Ella volvió a mirar a Johnny.

— ¡Te gane!

— Hiciste trampa —dijo él.

— ¿Trampa? —repitió sin poder creerlo—. Siempre haces lo mismo, eres un mal perdedor.

— ¿Yo mal perdedor? Tú eres una tramposa —le dijo él—. Y ahora recibirás tu castigo.

Él la miró bien y cautelosamente comenzó a caminar.

Olivia se agachó cautelosamente.

Se puso de pie y le arrojó lo que había tomado. Barro.

Johnny no pudo evitar la maldad de la trigueña, y no llegó a salirse a tiempo de su camino. El frío barro cayó justo en su brazo derecho. Se miró a sí mismo para luego dirigir su mirada a Olivia.

Ella parecía la persona más feliz y volvió a tomar barro. Se acercó a él y comenzó a pasarle barro por la cara.

— Creo que así- te verás muy bien —dijo sin aire suficiente para respirar.

Cuando quitó sus manos de su rostro, Johnny tomó con una mano sus muñecas y con la otra quitó un poco de barro de su cara e imitó su acción.

Ella cerró los ojos al sentir el asqueroso y frío barro sobre su piel.

— Creo que así, te verás igual de linda que Estrella —le dijo y se alejó de ella para empezar a correr.

Ella abrió los ojos y lo encontró corriendo.

— ¡Ven aquí, Johnny! —le dijo fuerte y comenzó a seguirlo.

El rió divertido al verla correr detrás suyo. Detuvo sus pasos y la esperó de espalda.

Olivia corrió más rápido al verlo detenido. Cuando lo alcanzó se subió a su espalda.

Johnny la sujetó con firmeza y comenzó a correr. Ella se empezaba a arrepentir de haber subido.

— ¡Ya, Johnny! ¡Bájame! —gritó divertida.

Él no le hizo caso, siguió corriendo. Hasta que a causa del cansancio se dejó caer con ella encima. Ambos rieron divertidos.

— Creo que ya no tenemos 12 y 13 para hacer esto —le dijo agitado—. Definitivamente eres más pesada.

— ¡Hey! —ella lo golpeó en el brazo verdaderamente ofendida.

El mayor sólo rio divertido y ella intentó ponerse de pie, pero sus manos resbalaron en el barro y cayó de lleno sobre él. Lo volvió a mirar a los ojos. Johnny pensó que iba a volverse loco y no podría detenerse si ella seguía mirándolo así. Había tantas cosas en aquella mirada. Su corazón se aceleró aún más.

Olivia estaba estaba tan nerviosa cuando volvió a intentar ponerse de pie, pero está vez tuvo éxito.

Le entregó una mano y lo ayudó a ponerse de pie. Johnny se rascó la nuca, sin saber qué hacer ahora.

— Creo... creo que deberíamos volver.

— Sí, también yo... —asintió ella.

Se subieron a sus respectivos caballos y cabalgaron en el más completo silencio hasta la estancia.

Corazón Salvaje (Adaptada a Johnny Depp)Where stories live. Discover now