— ¿Quiere... —sacudió la cabeza— quieres ir a montar?Ella lo miró emocionada.
— ¿Me vas a acompañar?
— Sólo si tú quieres.
— Si quiero —asintió contenta.
— Bien —sonrió—. Prepararé a los caballos entonces.
Olivia observó cómo sacaba a White de su cuadra y luego agarraba otro caballo color café. Ella frunció el ceño levemente.
— Johnny —le habló.
— ¿Si? —preguntó.
— No estarás pensando en que voy a subir a White ¿o sí?
Él la miró sobre su hombro y le dedicó una galante sonrisa. Olivia sintió cosquillas en el estómago.
—Es tu caballo, enana —dijo divertido. Ella sonrió por el apodo cariñoso de antes—. Claro que vas a subirte en él. Además, ya te dije que no tienes que tenerle miedo.
— ¿Y cómo sabes que no va a hacerme daño? —quiso saber.
Johnny les colocó las sillas a los animales.
— Porque yo lo crié y le enseñé todo lo que sabe.
Ella omitió la punzada de culpabilidad.
— Así que... ¿debo confiar en tu enseñanza?
— Por supuesto.
Terminó de acomodar todo y se giró a verla. Ella lo miró algo nerviosa.
— Creo que olvidé como montar, Johnny —se sinceró.
— Tonterías —dijo él y se subió al caballo oscuro—. Ven aquí.
Lentamente ella se acercó hasta donde estaba él. Johnny se inclinó un poco y sin el más mínimo esfuerzo la alzó y la colocó sobre White. El caballo protestó un poco y ella se agarró con firmeza del brazo de Johnny. El castaño le habló al caballo y al instante este se quedó quieto. Olivia lo miró sorprendida.
— ¿Siempre es así de obediente? —quiso saber.
— Sólo conmigo.
Johnny le dio un leve golpecito a su caballo y este comenzó a andar. Olivia miró asombrada como se alejaba y salía del establo. Respiró profundamente y tomó las riendas de White. No podía haber olvidado cómo hacerlo realmente.
Sólo le faltaba un poco de práctica.
Pateó el costado del caballo y este comenzó a andar a toda velocidad. Olivia ahogó un gritito y la luz del sol le dio en el rostro cuando salió del establo. Divisó a Johnny a unos cuantos metros, esperándola. El caballo se dirigió hasta él.
Ella lo detuvo cuando estuvo cerca. Johnny la miró realmente divertido. Olivia se aferró con más firmeza y lo miró con seguridad.
— Te juego una carrera —le dijo.
Él arqueó una ceja
— ¿Una carrera? —inquirió.
— Eso dije —sonrió—. Hasta el viejo roble.
— ¿Aún recuerdas dónde queda? —dijo sorprendido.
— Claro que sí, salvaje.
Él sonrió bobamente. Olivia se acomodó mejor y lo miró. Johnny la imitó.
— Nada de trampas, enana.
— Jamás hice trampa —aseguró.
— No lo sé, tengo memorias diferentes.
Ella rió divertida.
—¿Listo? —él asintió—. Ya, ¡ahora!
White comenzó a tomar ventaja. Sorprendido, Johnny, intentó alcanzarlos. Pero le fue imposible, ese caballo era salvaje.
Atravesando el campo verde, pasando una pequeña colina ella llegó y detuvo a su caballo. Se bajó y comenzó a festejar divertida. Volvió a abrazar al gran corcel blanco. Parecía el caballo de los cuentos de hadas, sólo faltaba el príncipe azul.
— ¡Ay que lindo eres, White! Gracias hermoso, gracias por dejarme ganar —le dijo sin soltarlo.
Johnny llegó hasta ellos y se detuvo.
— Síguele, White, sigue y voy a contarle a Estrella que le estas coqueteando a la hija del jefe.
Olivia se giró a verlo y sonrió divertida.
— ¿Quién es Estrella? —le preguntó.
— Estrella es la novia de White —le contó
Ella se giró a ver al caballo.
— No puedo creer que mi caballo tengo una novia —le dijo divertida. El caballo pateo el suelo unas cuantas veces.
Ambos rieron. Ella volvió a mirar a Johnny.
— ¡Te gane!
— Hiciste trampa —dijo él.
— ¿Trampa? —repitió sin poder creerlo—. Siempre haces lo mismo, eres un mal perdedor.
— ¿Yo mal perdedor? Tú eres una tramposa —le dijo él—. Y ahora recibirás tu castigo.
Él la miró bien y cautelosamente comenzó a caminar.
Olivia se agachó cautelosamente.
Se puso de pie y le arrojó lo que había tomado. Barro.
Johnny no pudo evitar la maldad de la trigueña, y no llegó a salirse a tiempo de su camino. El frío barro cayó justo en su brazo derecho. Se miró a sí mismo para luego dirigir su mirada a Olivia.
Ella parecía la persona más feliz y volvió a tomar barro. Se acercó a él y comenzó a pasarle barro por la cara.
— Creo que así- te verás muy bien —dijo sin aire suficiente para respirar.
Cuando quitó sus manos de su rostro, Johnny tomó con una mano sus muñecas y con la otra quitó un poco de barro de su cara e imitó su acción.
Ella cerró los ojos al sentir el asqueroso y frío barro sobre su piel.
— Creo que así, te verás igual de linda que Estrella —le dijo y se alejó de ella para empezar a correr.
Ella abrió los ojos y lo encontró corriendo.
— ¡Ven aquí, Johnny! —le dijo fuerte y comenzó a seguirlo.
El rió divertido al verla correr detrás suyo. Detuvo sus pasos y la esperó de espalda.
Olivia corrió más rápido al verlo detenido. Cuando lo alcanzó se subió a su espalda.
Johnny la sujetó con firmeza y comenzó a correr. Ella se empezaba a arrepentir de haber subido.
— ¡Ya, Johnny! ¡Bájame! —gritó divertida.
Él no le hizo caso, siguió corriendo. Hasta que a causa del cansancio se dejó caer con ella encima. Ambos rieron divertidos.
— Creo que ya no tenemos 12 y 13 para hacer esto —le dijo agitado—. Definitivamente eres más pesada.
— ¡Hey! —ella lo golpeó en el brazo verdaderamente ofendida.
El mayor sólo rio divertido y ella intentó ponerse de pie, pero sus manos resbalaron en el barro y cayó de lleno sobre él. Lo volvió a mirar a los ojos. Johnny pensó que iba a volverse loco y no podría detenerse si ella seguía mirándolo así. Había tantas cosas en aquella mirada. Su corazón se aceleró aún más.
Olivia estaba estaba tan nerviosa cuando volvió a intentar ponerse de pie, pero está vez tuvo éxito.
Le entregó una mano y lo ayudó a ponerse de pie. Johnny se rascó la nuca, sin saber qué hacer ahora.
— Creo... creo que deberíamos volver.
— Sí, también yo... —asintió ella.
Se subieron a sus respectivos caballos y cabalgaron en el más completo silencio hasta la estancia.
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Corazón Salvaje (Adaptada a Johnny Depp)
Fanfiction"Era como volver al pasado. Estar parado frente a ella era como tener 13 años de nuevo. Su corazón palpito con fuerza. ¿Como podía ser posible?..." Todos los derechos de autor a la escritora original.