Capítulo 11

1.5K 134 21
                                    

—¡Te encontré! —Exclamó de repente haciendo que él cayera hacia atrás. La trigueña estalló en risas. 

— Esto no debería ser así —se quejó divertido mientras se incorporaba. Olivia no podía dejar de reír, estaba tentada. Trato de calmarse, pero cada vez que lo hacía volvía a estallar en carcajadas. Johnny arqueó una ceja cuando ella se calmó del todo. Era su turno de vengarse. —Oh, no —musitó ella—. No te atrevas.

Sin pensarlo dos veces comenzó a correr, ya que lo que venía después de haberlo encontrado eran las malditas cosquillas.

Johnny fue mucho más rápido de lo que ella había esperado y en un abrir y cerrar de ojos ya la había atrapado. Cayeron juntos al suelo. A Olivia le dolía el estómago, la garganta y hasta el pelo de tanto reír. 

Él era malvado, sí que lo era. 

De alguna manera lo había logrado, giró sobre la paja, quedando sobre él. Ella también podía vengarse. Recordaba que Johnny no era tan sensible como ella, pero definitivamente conocía su punto débil. 

Sin pensarlo se aproximó rápidamente a su cuello. Johnny intentó esquivar sus manos pero no pudo. Le dolía el abdomen de tantas risas. Ambos trataban de tomar el control y vengarse; una y otra vez, y otra vez... 

— YA- ya no... ya no puedo más, Johnny —dijo ella sin dejar de reír. Basta.

Él detuvo sus manos y ambos comenzaron a calmar sus risas. Aquello había sido tan divertido. Sin embargo, apenas un segundo más tarde todo rastro de diversión parecía haberse esfumado cuando fueron conscientes de cómo habían quedado. Ella lo miró fijo a los ojos. Él había quedado sobre su cuerpo. Su peso era simplemente agradable, y para nada le hacía daño.

Johnny la observó detenidamente, ¿Por qué tenía que ser tan linda? Sin querer, su mirada bajó hasta sus labios. Estaban semiabiertos, implorando por aire. 

— Olivia, ¿estás aquí...? — alguien preguntó entrando a la caballeriza. 

Sus ojos se abrieron bien al ver la escena. 

Oops.

Johnny se puso rápidamente de pie y tomó una mano de Olivia para pararla de un solo tirón. Ella comenzó a acomodarse nerviosamente, mientras que Johnny levantaba su sombrero del suelo y se lo colocaba. 

— ¿Qué pasa, Mattie? —preguntó nerviosa. 

— Estaba buscándote —miró a Johnny y volvió la mirada a ella—. Uhm- el desayuno ya está listo...

— ¿Ya? —preguntó asombrada—. ¿Qué hora es? 

— Pasa de las 8:30 —contestó su amigo.

— Bien —habló Johnny—. Con su permiso, debo retirarme. Uhm, voy a- voy a ver si mi madre necesita ayuda. 

Salió de allí rápidamente, dejando a Olivia completamente sola con la escena a cuestas.

Ella miró a su amigo y sin decir nada comenzó a quitarse la paja que le había quedado en el cabello. Matt se tocó el mentón, mientras reprimía una sonrisa. 

— ¿Y bien? —le preguntó. 

— Y bien, ¿qué? —dijo ella.

— Vamos Liv —dijo divertido—. ¿Qué estaba pasando?

— No seas mal pensado, Matt Donovan —dijo con tono firme.

— ¿Mal pensado yo? —repitió incrédulo—. No corazón, estás muy equivocada. Porque déjame decirte que encontrar a dos personas en el suelo de una caballeriza, una encima de la otra, jadeando... da que pensar.

— Pues, estás pensando mal —lo miró bien—. Y no estábamos jadeantes.

— ¿Entonces que estaban haciendo? —le preguntó y se acercó a ella para ayudarla con su cabello. La miró divertido—. Porque no estaban hablando, Olivia.

— Estábamos jugando —dijo ella.

— ¿A qué? ¿A revolcarse apasionadamente en la caballeriza? —dijo con cierto tono de burla.

— No, Mattie. Estábamos jugando a las escondidas. Lo encontré y comenzó a hacerme cosquillas, como cuando éramos niños.

— Pero ya no son niños, linda. ¿Qué necesidad había de tirarse sobre la paja? 

— Fue un... impulso —dijo algo fastidiada.

— Como su beso de hace 10 años —dijo enternecido—. ¿Se besaron?

— No.

Él la miró con una ceja arqueada. 

— ¡No hicimos!

— Solamente porque yo llegué —exclamó—. Soy un imbécil, ¿por qué tuve que haber venido? ¡No tenía que haber llegado!

Olivia se alejó de él y comenzó a caminar hacia la salida. Matt la siguió. 

— Mira no sé qué es lo que debe estar maquinando tu pervertida mente, Matt. Pero Johnny es un gran amigo para mí, casi como un hermano.

— Por eso lo besaste... —dijo asintiendo.

— ¡Éramos niños! —chilló—. Fue solamente para experimentar.

— Oh, por favor ¿Acaso vas a decirme que no sentías nada por él cuando eran niños?

Ella siguió caminando hasta que estuvieron fuera del lugar. No le contestó enseguida, pero estaba pensando en aquello.

Lo que ella había sentido por Johnny siendo una niña no lo podía explicar. Era algo que no había vuelto a sentir por otra persona. Era extraño. Sacudió la cabeza y miró a su amigo. 

— Una no sabe de esas cosas cuando es niña, por el simple hecho de que se es una niña. No lo sé... supongo que me gustaba un poco.

— ¿Y ahora te gusta? —le preguntó mientras movía ambas cejas en forma pícara.

Olivia se aguantó las ganas de reír. 

— Eres intratable, Mattie.

— Pero me amas, admítelo —la empujó levemente—. Y también admite que ese bombón campestre te movió hasta la médula.

— No, y ya no me gusta —dijo ella poniendo sus ojos en blanco.

— Mentirosa —la acusó—. Además es increíble la manera en que ese hombre te mira. ¿Cómo podría no gust-

— Mattie, eres mi mejor amigo, pero en eres tan tonto... no me mira de ninguna manera — aseguró. 

Matt sonrió. 

—Claro que sí, cariño. Te desea, sweetie el papacito de telenovela, t-e   d-e-s-e-a.


Corazón Salvaje (Adaptada a Johnny Depp)Where stories live. Discover now