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Querido diario:

¡Su nombre es Samanta!

Por dios... he podido descubrir su nombre, aunque con ayuda del difunto Frank. Al final su muerte no fue en vano y logró pagar sus deudas conmigo. También he dejado de recibir palizas, al parecer hay un rumor que recorre la escuela y se me acusa de ser el responsable por la desaparición de Frank, pero estoy seguro de que nadie cree en esa verdad... Después de todo era el saco de boxeo de él, así que suena algo irracional, o al menos eso piensa la gente.

Claro que no me importa que se me acuse por la "desaparición" de ese idiota, pero no me gustaría que Samanta se haga ideas erróneas sobre mí. A pesar de la inmunidad que me da llevar ese rumor en los hombros, lo sacrificaría al instante en que los rumores lleguen a sus oídos. Por otra parte, supongo que es lo suficientemente inteligente para no dejarse arrastrar por los rumores que recorren cada centímetro del instituto o, al menos me gustaría que sea así.

De todas formas, me gustaría conocer más a Samanta antes de sacar conclusiones sobre su persona, pero a lo que a mí respecta... sé que es una de esas pocas personas que son racionales en este instituto. No es como el resto de los adolescentes que juegan al teléfono descompuesto y que al final la información sobre que la cocinera ha decidido vender brownies de chocolate a la hora del almuerzo, se transforma en que la cocinera vende brownies de marihuana antes del almuerzo.

Aún recuerdo a los oficiales y a sus canes registrando cada centímetro de la cocina.

Como sea, regresando a ella, su nombre es hermoso y no me cansó de repetirlo cada noche en la que pienso en ella. No me cansó de escribirlo en las esquinas de mis hojas de carpeta. No puedo evitarlo...su rostro, su cabello, sus ojos... bueno, toda ella es perfecta de pies a cabeza y cada día pienso más en Samanta. A veces me siento ansioso cuando la veo caminar y no puedo quitarle los ojos de encima cuando nuestros caminos se cruzan ni cuando estamos en la misma clase.

Simplemente no puedo evitar mirarla... es hipnótico observarla caminar, hablar, reír, sonreír... es como si, sin siquiera intentarlo ella te obliga a caer rendido a sus pies. Tal vez exagero, pero tiene un encanto sobrenatural. Obviamente también su belleza está en su interior. Nunca he visto a nadie de aquí ser tan amable, comprensiva, atenta, sociable como ella lo es con cada estudiante y profesor del instituto. Creo firmemente que es un verdadero ángel y es que a pesar de que no me conozca siempre que nuestras miradas se cruzan, ella sonríe y me saluda.

Por ejemplo, hoy a la salida de la clase de literatura me ha saludado para luego acercarse y preguntar sobre mis moretones. Obviamente no he podido reaccionar de otra forma que huir de ella, pero a pesar de mi escape ella sonrió.

Querido diario, creo que he enamorado.

Creo que me he enamorado. [Completa]Where stories live. Discover now