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Querido diario:

He perdido la maldita cordura.

Si bien las cosas pudieron mejorar, Samanta se niega firmemente a hablar de los motivos por los cuales me detesta. Estoy harto, totalmente harto de Samanta y su estúpido ser. La rabia que siento cada vez que veo su rostro es incontrolable, tanto que no puedo evitar golpearla cada vez que ella me mira.

¡ABORREZCO A SAMANTA!

Estoy cansado de esperar un cambió que nunca sucederá. He estado todo este tiempo pensando que ella realmente no me odia, pero la simple verdad es que si me odia. ¿Y sabes qué? Luego de entender que ella no era la indicada de recibir todo mi amor, mis sentimientos por ella se han esfumado. No logró entender cómo es posible que haya amado a una persona como ella. Una persona que, a pesar de recibir toneladas de amor, es una demente sin sentimientos y te juro que intenté arreglar las cosas, pero he llegado a un límite.

Ella ya no deja que la bese ni que la toqué, ¿y sabes una cosa? Ya no necesito de ella. No necesito absolutamente nada de Samanta Wilcox. Ni su amor, ni sus caricias, ni su sexo... nada. Es más, estoy harto de escucharla gritar a los cuatro vientos que me odia y a pesar de todas mis advertencias sobre que le pasaría si continuaba con aquel escándalo, ella optó por ignorarme completamente, quizás creyendo que no cumpliría con mis advertencias, pero no... es tiempo de llevar a cabo mis palabras. Fue entonces dónde ya no resistía sus gritos, que me encaminé hasta el garaje de mi padre y comencé a buscar las tijeras nuevas del jardín. En cuanto estuvieron entre mis manos, no he podido evitar esbozar una gran sonrisa. Está era la maldita solución desde el comienzo y yo tan estúpidamente enamorado, no quise aceptarlo.

Todo terminaba hoy.

Una vez que Samanta estuvo fuertemente atada a la cama, proseguí a buscar la mejor manera de lograr que su boca este abierta y su lengua afuera. Fue en cuestión de segundos en donde una brillante idea abarcó mis pensamientos y un rápido e ingenioso plan cobró vida. En cuanto ella vio las cosas mega divertidas que tenía en mente y que este era el final de su camino, ella derramó unas ultimas lágrimas, mientras explicó que fui el ser que más odio en su vida y que jamás hubiese sido capaz de amarme. Con el mango de las tijeras golpeé fuertemente su cabeza y ella se desmayó. Realmente me hubiese gustado ver su expresión de dolor al sentir el metal perforar su lengua, pero me agradaba muchísimo más la tranquilidad y el silencio con el que podría llevar a cabo mi plan.

Con cuatro ganchos logré mantener su boca abierta y con la ayuda de un clavo iba a poder mantener su lengua quieta para poder cortarla.

Un plan demasiado perfecto.

En cuanto Samanta despertó y observó las cosas que estaban a punto de suceder, una expresión de puro terror se reflejó en su rostro y en cuanto las tijeras cortaron su lengua tan solo pudo cerrar los ojos muy fuertes y aguantar el dolor.

Todo esto fue su maldita culpa.

Creo que me he enamorado. [Completa]Where stories live. Discover now