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Querido diario:

He de confesarte algo de extrema importancia y creo que este es el momento indicado. Un secreto que fue celosamente guardado y que ningún ser humano conocerá, ya que luego de confesarte mis íntimos secretos, te quemaré mi amado y querido diario. ¿Y sabes porque has de tener ese trágico final? Porque nunca pensé que iba a suceder que él descubriera tu existencia y tampoco estaba en mis planes que lea lo que hay escrito en tu interior.

Desgraciadamente no he resguardado correctamente tu existencia y tenerte en mis manos tan solo llevará a que más personas descubran nuestros secretos más profundos y por más que me duela, es necesario que desaparezcas de mi vida. Sin embargo, nuestra aventura ha sido tan placentera, que no podría despedirme de ti sin antes contarte mi último acontecimiento y estaré realmente encantada de contarte cada cosa que ha sucedido con lujo de detalle.

Poco después de que él leyera tu contenido, una expresión de asquerosidad acompañada con horror se reflejó en su rostro. Claramente él no estaba listo para desentrañar tus secretos, pero al hacerlo levantó su mirada fijándola con la mía para tan solo decirme que estaba indiscutiblemente enferma de la cabeza, que era una total y completa psicópata y que no podía creer que sea la responsable de las muertes de sus amigos. Le resultaba demasiado aterrador la manera en la que escribí con detalles las distintas maneras en las que los asesiné y era cuestión de tiempo para llevar el diario hacia la oficina del director y revelar que yo era la responsable de todas las desapariciones.

Oh, querido amigo... no puedo evitar excitarme al recordar las palabras que pronunció con su gruesa y hermosa voz ni la manera en la que sus labios pronunciaron mi nombre. Te aseguró que en cuanto ese suceso arriba en mis pensamientos, la piel se me eriza y no puedo evitar sonreír.

—Dios santo, Alessia, ¿realmente has hecho todo esto? Por todos los cielos, estás enferma de la cabeza —él se encaminó hacia la puerta del salón, con una expresión de terror plasmada en su rostro—. No te me acerques... mantente lejos de mí, Alessia.

¡OH MI DIOS! ¡HA DICHO MI NOMBRE DOS VECES! ¿¡SABES QUE HE SENTIDO AL ESCUCHARLO DECIR MI NOMBRE!?

Una incontrolable vehemencia.

De tan grande magnitud, que solo provocó que lo deseara más y a pesar de todos mis esfuerzos, no he podido evitar intentar robarle un beso. Obviamente él me rechazó de una manera áspera, pero eso tan solo causo que lo deseara muchísimo más. Necesitaba sentir sus labios, sentir la suavidad de su piel, descubrir el sabor de sus besos y sobre todo entregarme a mis más ardientes, profundos y verdaderos sentimientos. Nuevamente intenté besarlo, pero fue tan grande su empujón que caí sobre mi trasero, pero sin importarme me levanté del suelo y lo sujeté con fuerza de los hombros, para luego empujarlo y hacerlo caer al suelo. Tan rápido como su trasero tocó el piso, me senté sobre su miembro, sensación que se sintió de maravilla y sin dudarlo logré alcanzar sus exquisitos labios.

Por más que piense no encuentro las palabras para describir la sensación que sentía al besarlo, era una que nunca había experimentado en toda mi vida, pero si de algo estaba segura, es que no quería separar mis labios de los suyos. Eran tan tentadores que la manzana que tentó a Eva, pero caer en está tentación no me hacía perder el paraíso, sino ganarlo. Comencé a mordisquearlos, a lamerlos... eran tan deliciosos sus suaves y carnosos labios que me estaban volviendo loca. Él intentaba soltarse de mi agarré porque seguramente se comenzaba a faltarle el aire, pero no quería separarme de tan exquisita experiencia ni de sus labios que ahora se habían transformado en una droga de rápida adicción.

Y puede que creas que soy exagerada, pero era tanto mi frenesí que mordí demasiado fuerte su labio inferior, que este se llenó de sangre y él intentó gritar en busca de ayuda, pero yo no se lo permití. Nadie iba a arruinar nuestra súper divertida experiencia ni los alumnos, ni los profesores ni los idiotas de seguridad del instituto. Él me pertenecía desde el día que nuestros caminos se cruzaron y pude experimentar su bondad y te juro que no he podido dejar de imaginarme una vida a su lado. Nuestra primera cita, nuestro primer beso, nuestro primer encuentro sexual, nuestra boda y luna de miel... hijos, nietos... estoy ansiosa.

Inesperadamente logró separar sus labios de los míos, pero el tontito no pensó en las consecuencias de aquella desesperada acción que causó un total desgarré, es decir, sin tener la culpa arranqué el labio inferior de mi amado y mientras gemía del horrible dolor, yo comencé a masticar sabrosamente la carne. Debo admitir que me he excedido, pero era su culpa por ser excesivamente atractivo y adorable. ¿Y sabes que ha sucedido luego? Una tentación mucho más grande apareció sacudiéndose como una serpiente. Él comenzó a mover su lengua en un intento de lamer un pedazo de sus labios que estaba en mi boca, pero no pude resistir la forma en la que danzaba y de otro mordisco extirpé su deliciosa, humera y untuosa lengua.

¡SU SANGRE! ¡SU DELISIOSA SANGRE!

Sin duda alguna la mejor parte de esté excitante y erótico beso, fue poder beber la sangre que comenzaba a acumularse en su boca una vez que él dejo de moverse. Con gran pesar me levanté de sus muslos y observé al chico que me traía locamente enamorada, pero ahora tan solo podía pensar que nuestros sueños de una vida juntos habían acabado antes de empezar. Esos pensamientos comenzaban a abordar mi mente, mientras observaba la sangre brotando de su garganta, manchando la camiseta del instituto... estaba siendo pintada por el color de mi pasión.

Luego de apartar esos pensamientos, comencé a limpiarme las manchas de sangre, para luego quitarme la ropa y colocarme el uniforme de gimnasia, pero no quise abandonar a mi inerte amado sin antes tomarle unas fotografías. Él ya había dejado de existir y me reusaba a vivir en un mundo en dónde no pueda observarlo cada vez que quiero, así que comencé a fotografiar su cuerpo parte por parte; su pene era algo asombroso.

Me hubiese gustado sentirlo dentro de mí.

Como sea, me apresuré al dirigirme hacia la puerta y cerrarla, debía llegar al gimnasio cuanto antes. No, no era por la estúpida clase del Sr. Russell, sino que en el deposito estaba el interruptor de las bombas que había plantado en toda la escuela, ¿te creías que te mentía cuando te dije que planeaba volar el instituto? No, claro que no. El instituto fue el lugar en dónde nuestro amor floreció y aunque quisiera mantenerlo cerrado para todos no puedo hacerlo, es por eso que si no puedo evitar mantener esté lugar cerrado para las personas, desgraciadamente tendré que destruirlo.

Entonces, en cuanto comencé a bajar las escaleras creí que iba a romperme el cuello contra el suelo, ya que no me percaté de que mi zapato tenía algo de sangre en la suela y torpemente tropecé, pero alguien me sujetó de la cintura minutos antes de que comience a girar por los escalones. ¿Y sabes qué? Un hermoso castaño sujetó mi brazo, salvándome de una posible muerte. El apolo de hermoso rostro, era alto, no tan delgado y de ojos verdes. Con amabilidad se preocupó por mí y al notar que comencé a cojear me alzó como si fuera una princesa o un indefenso animal herido y se encaminó hacia la enfermería.

Obviamente mis planes de explotar el instituto tuvieron un pequeño retraso, pero no me molestaba ese retraso si la causa de aquello era aquel castaño. Hablamos muy poco porque él debía irse, pero me prometió volver en cuanto la enfermera esté dispuesta a dejarme ir. No tengo idea de cuál sea su nombre ni su edad, pero estar con él me hizo sentir demasiado bien.

¿Y sabes qué? Lamento que en las venideras situaciones no seas mi confidente, pero las palabras que voy a escribirte se consumirán con el resto de nuestra entretenida aventura.

Querido diario... Creo que me he enamorado.

Creo que me he enamorado. [Completa]Where stories live. Discover now