Capítulo 3

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Salí de mi caseta de Superman a las 7:30 de la mañana. Hoy es mi primer día de trabajo. ¡Estoy muy nervioso! Además, hoy en la tarde van a llegar mis compañeros de piso. Espero que sean decentes y civilizados.

Me vestí con mi pantalón negro, una camisa blanca, una chaqueta de terno, una corbata roja, zapatos marrones con punta y obviamente no olvidé mis gemelos de plata. Estos gemelos son una reliquia de la familia Fingal. Luego de vestirme, me preparé mi té mañanero. Es algo esencial que necesito para comenzar el día positivamente. El único problema que tengo con mi té es que me hace ir mucho al baño. A veces llego a ir tres veces al baño en media hora (pero a hacer del uno, ¡no piensen otra cosa!).

Mi trabajo está en New Orleans Street y según Google Maps me demoraré treinta y dos minutos en llegar a mi destinación si tomo un metro, luego un bus y camino un poco. Tengo cuarenta y cinco para llegar; hay doce minutos de reserva por si algo sale mal.

Llegué a la estación de metro y cargué mi Ventra, que es una tarjeta donde cargas dinero y así pagas los pasajes de metro o bus. Estando sentado en el tren del metro, vi un anuncio que invitaba a descargar la aplicación de Ventra para móviles que te permitía pagar tus pasajes desde el celular. ¡Lo encontré demasiado moderno! El único inconveniente es que agregará otra funcionalidad más al maravilloso celular; después no voy a saber cómo cargar mi tarjeta sin el aparatito.

Me bajé al llegar a la estación Clarke/Division, de allí caminé hacia un paradero de buses. Fueron sólo tres paradas hasta llegar cerca de mi nueva oficina. En el trayecto vi un local de comida rápida llamado Jeff's Burger. Por lo que vi, debe ser como una especie de McDonald's, con comida rebosante de aceite reutilizado y grasa. Finalmente, el bus llegó al edificio donde se encontraba mi nuevo oficio.

Entré al edificio y había un conserje sentado detrás de su escritorio.

-¿A qué piso viene? -preguntó el hombre de chaqueta azul.

-Al piso seis, a The Seeker Magazine.

El tipo me dijo que esperara un momento, mientras llamaba por citófono.

-Pase, los elevadores están a mano izquierda.

Hice un gesto de agradecimiento con la cabeza y me dirigí hacia los ascensores. Después de aproximadamente un minuto luego de presionar el botón, llegó el ascensor. Venía desde el piso menos uno. Una mujer rellenita teñida de rubio con un vaso gigante con el logo de Jeff's Burger se encontraba dentro del ascensor.

-Buenos días -me saludó la mujer. Yo la saludé de vuelta. Al escuchar mi acento inglés, al igual que la vendedora del café del otro día, tuvo una reacción de sorpresa. - ¿Eres británico?

-Sí, inglés -respondí con una sonrisa extremadamente falsa. ¿Por qué todos se impresionan?

-Soy Candice Jensen, de la imprenta del piso ocho -dijo mientras me daba la mano.

Su mano estaba llena de dios sabe qué, pero era pegajoso y tibio. No sé si era una mezcla de su sudor junto con su bebida, pero lo primero que se me vino a la cabeza fue una mano llena de ese moco verde amarillento y espeso que nos sale cuando estamos enfermos.

Aparté rápidamente mi mano disgustado. Creo que no logré disimular mi cara de asco máximo, pero al parecer la mujer estaba muy concentrada viendo mis gemelos de la suerte... ¡qué suerte!

-Yo soy Gregor Fingal, es mi primer día de trabajo en la editorial del piso seis.

La mujer sonrió. El ascensor había llegado a mi piso, así que me despedí de lejos inmediatamente y me bajé. Espero no tener que darle la mano nunca más.

De pronto, una voz me sacó de mis pensamientos.

-Gregor Fingal, bienvenido a The Seeker Magazine. Mi nombre es James Johnson, soy el editor.

-Un gusto, señor Johnson.

-Llámame James -dijo el hombre, al que le apostaba unos cincuenta años. -Nos dijeron que eras un periodista muy aplicado; necesitamos uno de esos acá.

-Así dicen -dije riendo (un poco más realista que en el ascensor).

James me dio un recorrido por la oficina. Al frente de los ascensores se encuentra la secretaría, donde me presentaron a una tal Sharon Gutiérrez. Seguido a la secretaría, están los baños y una salita donde hay refrigeradores, cubiertos, tazas, microondas y un hervidor, eso me agrada. Pasado esto, hay un pasillo con tres puertas a cada lado; la primera a la izquierda es la oficina del equipo gráfico, allí había dos hombres y una jovencita.

-Estos son Charles, Dean y Erika -me dijo el gerente. Para mí significó: "Estos son el gordo, el pelado y la pelirroja". Tengo que memorizar sus características, los nombres me van a costar.

Seguimos a la segunda puerta de la izquierda: se trataba de la oficina de publicidad. ¡Rayos! Había otro pelado más y un tipo con lentes, espero no confundirlos. En la tercera puerta se encontraba la oficina de los escritores.

-Te presento a Maxime Cheauveau y a Doris Brown -me dijo mostrándome a mis compañeros de oficina. Una poderosa rivalidad se creó en el mismo instante que vi al tal Maxime. Un tipo con el cabello engominado, un traje caqui Louis Vuitton, un reloj Chaumet y zapatos Pierre Hardy. Su excentricidad sobrepasó la mía, y eso es demasiado.

-Bon jour, Gregor -dijo el francés. Me quedé pasmado con su acento galo, y me sentí terriblemente idiota, como si me hubiera rebajado al nivel de la vendedora de café, ¡Qué terrible!

La chica Doris también me saludó, por lo menos ella se veía normal. Luego de esto, James me mostró la oficina de él y del CEO, que se encontraban frente a la nuestra. Las otras dos puertas restantes del pasillo daban a una misma sala destinada para las reuniones.

-Ahora puedes ir a tu oficina, Maxime te pondrá al tanto del trabajo. No olvides traer tus materiales mañana, ya sabes: lápices, archivadores...todo lo que necesites, tienes una alacena colgante y tres cajones disponibles.

Ya me sentía demasiado agobiado, y eso que el día había recién comenzado. Cuando termine la jornada, otra sorpresita me estará esperando en casa. ¡Qué alguien me ayude!

Ceylon TeaWhere stories live. Discover now