Mi último día... terminó bien

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   -El gusto es mio Sra. Anderson.

   Pauline sonríe amigable y yo no puedo ni si quiera contestar con tranquilidad, y mi cara, estoy segura que está más blanca que un papel.

   La mujer dejó de saludarme y ahora penetra con la mirada a Mark. Esta realmente furiosa, se puede ver en sus ojos fuego intenso clavándose en él.

   -Bueno Mark, se nota que es estresante el trabajo por aquí y por eso tengo que quedarme con la responsabilidad de la empresa yo sola.

   No puedo ni mover un músculo, toda mi energía se fue al drenaje y lo peor es que en cualquier momento, Pauline notará que sigo aquí y me dedicará una de esas miradas que le da a Mark, y con eso ya me sentiría como una completa basura.

   -Nunca dije que no podías venir conmigo -Aclara Mark interrumpiendo mi concentración para poder irme.

   -Como sea. Vine simplemente por el pequeño dilema con los Fernandez, ¿Recuerdas? No, claro que no recuerdas por que ignoraste mi mensaje.

   -Y tu no te enteras de las cosas. Llamé inmediatamente a Kelly para arreglar el problema.

   -¿Y no podías llamarme para avisar?

   -Deduje que serias lista y consultarías con los Fernandez. O tal vez lo hiciste, solo que querías venir a reclamar por que no puedes estar en tu spa este fin de semana.

   Esta conversación se esta volviendo violenta... Y yo soy un pésimo mal tercio.

   Pauline sonrió obligada y respiró profundo, sus ojos verdes son oscuros por tanto enojo y ahora estaban viéndome fijamente.

   -Disculpe Srta. Rumsfeld, no quería que escuchara esta discusión.

   -Oh...no esta bien... Yo... Ya me voy. Fue un gusto conocerla -Dije incomoda y en un hilo de vos al final.

   -Igualmente.

   Sonrío falsamente y doy la vuelta sin verme desesperada por salir de ahí. Camino entre las personas con prisa pero educadamente, dejo la bandeja en la cocina y salgo del restaurante casi corriendo.

   Y digo casi, por que con los tacones no puedo hacerlo, o sino, definitivamente lo haría.

   Sentía asco por mí, incomodidad, curiosidad y enojo. Asco por desear a un hombre casado, incomodidad por conocer de esa forma a la esposa de Mark, curiosidad por saber por que diablos se tratan así y enojo por hacer lo que hice hace casi una hora.

   Este se supone que es nuestro último día de vacaciones, el cual debía ser genial, pero termino siendo el peor.

   Abro de forma desesperada la puerta de la habitación y entro como si un asesino en serie me persiguiera. Al cerrar, siento que al fin estoy segura, así que me recuesto en la puerta y me dejo caer al suelo.

   -Este día gano el trofeo de oro, al peor de toda mi vida -Digo en vos baja para mí.

   Tiró mi cabeza hacia atrás y la golpeo un poco, cierro los ojos con fuerza e intento pensar en algo que me relaje. Alguna canción favorita o alguna película de miedo que me guste.

   En medio de mi concentración, mi celular comienza a sonar, así que intento relajarme y pensar que es algo bueno. Una llamada de buenas noticias, algo que me alegre un poco.

   Sacó el celular de la bolsa en mi falta y leo en la pantalla el nombre que necesitaba.

   -Hola Barby -Dije suspirando de alivio.

Romances color vino (Sin Corregir)Where stories live. Discover now