Propuesta

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   -¡Entonces decidido! -Exclamó mi jefe con ese tono que me revuelve el estómago aún más -Su viaje será a las 5 am del viernes. El itinerario estará en tu correo, Susan se hará cargo, no te preocupes.

   Y tras de eso madrugar... ¿Que es esto? ¿Mi trabajo o el infierno?

   -Perfecto.

   -De acuerdo. Puedes retirarte y continuar con tu trabajo.

   -Ok, esta bien. Nos vemos mañana Sr. Anderson. Hasta luego Sr. Miller y gracias por la oportunidad.

   -No me lo agradezca Srta. Rumsfeld. Hasta luego.

   Sonreí tragando toda la irá, frustración y ganas de empezar un berrinche de niña y recibí dos muy amplias y satisfechas sonrisas de vuelta. Una más llamativa que la otra.

   Caminé directo a la puerta y salí decidida en tomar un respiro. Miré a Susan quien sólo me sonrió picara y cerró un ojo. Eso me pareció un gesto extraño y continué hacia el ascensor.

   Presione el botón para que bajara más de mil veces, la ansiedad no me dejaba respirar bien. Además, sentía como si todo el azúcar de mi cuerpo estuviera en los pies, así que mantuve mis ojos cerrados.

   Al abrirse el ascensor, entré prácticamente corriendo y más o menos di un vistazo para asegurarme que nadie estuviera ahí. Volví a cerrarlos casi de inmediato y empecé a golpear un poco mi frente contra la pared del ascensor.

   -¡Dios! Esto es increíble. ¿Por qué? Tanto que huí desde esa vez en el hotel, y la mierda me persigue como si fuera yo la creadora de todos los males del mundo. ¿Tanto mal hice en mi otra vida o que carajo? ¡Si tenemos la misma habitación, vamos a terminar teniendo sexo! Y...

   Abrí mis ojos y di la vuelta terminando mi frase.

   -Y lo voy a disfrutar. Ese cuerpo, esos brazos, tienen una simetría perfecta. Y no quiero pensar en su p...

   Algo tosió con fuerza dentro del ascensor, y me sobre exaltó tanto, que salté y detuve mi erótico pensamiento para observar que era.

   -Eres una mujer muy rara -Dijo la pequeña niña que estaba junto a los botones del ascensor, viéndome directamente. La misma niña que me dijo loca en el hotel.

   -¿Por que siempre te encuentro en un ascensor pequeña? -Dije algo recignada.

   -No lo se. Pero siempre dices cosas muy raras cuando estas en uno -Me respondió con esa mirada de compasión.

   -Lo se cariño. Sigue estudiando y ignora las mujeres locas como yo. No sigas mis pasos nunca, ¿Lo prometes?

   -No te preocupes, no lo haré -Dijo la pequeña prometiendo con una sonrisa.

   -Bien.

   -Por cierto, rompí el trato y le conté a mi mamá que estabas loca.

   -¿Le dijiste lo que dije en el ascensor aquella vez?

   -Si.

   -Bien -Dije dejando salir un largo suspiro de decepción por mi misma - No le digas lo que dije ahora.

   Las puertas se abrieron y la niña de cola alta y colochos salió del ascensor y sonrió.

   -Ok. Lo prometo -Diciendo esto se fue de nuevo.

   Las puertas se volvieron a cerrar y yo solo respiré profundo y volví a presionar del botón para subir y regresar a mi oficina.

   Las horas pasaban y los escritos no acababan. La antigua diseñadora al parecer no hacía nada.

Romances color vino (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora