cuatro

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Julia

Esta noche me lo había pasado genial. Nos llevaron a una pizzería que estaba al lado del mar, un sitio muy bonito, aunque con las pizzas que sacaron nadie se fijó en la playa. Ahora estábamos de vuelta en el coche y empezaba a notar cómo se me acumulaba el sueño. Dejé caer la cabeza sobre el hombro de Elsa y ella puso la suya en mi cabeza.

-¿Cuánto falta? -pregunté adormilada.

-Julia, nos acabamos de montar -rió Elsa.

-Ya, pero tengo sueño -me quejé.

-¿Puedes vivir sin quejarte alguna vez? -resopló Sarah.

-Ya sabes que no, hermanita.

-No me llames hermanita -bufó ella.

-¡Já! ¿Ahora quién es la que se queja, eh?

-Dios, sois insoportables -rió Elsa.

-¿Sois hermanas? -se extrañó Gilinsky.

-Sí, ¿por? -respondimos a la vez.

-No os parecéis -comentó él.

-Todo el mundo nos lo dice -me encogí de hombros.

Era verdad. Yo era morena de piel y de pelo oscuro largo y oscuro, alta y con los ojos verdes. En cambio, Sarah era enana. Tenía el pelo castaño claro muy largo con las puntas rubias, la piel morena también y los ojos color chocolate. Parecía un hobbit a mi lado, pero la única vez que se lo comenté me pegó tal hostia que no se lo he vuelto a decir nunca.

-También soy yo la guapa y lista y ella es la fea y tonta -añadí.

Sarah rodó los ojos y Elsa se echó a reír.

-El día en el que Julia sea más lista que Sarah lloverán cerdos -dijo.

Sarah me sonrió con suficiencia.

-Al menos sigo siendo la guapa -contesté sacándoles la lengua.

-No sé yo, eh -se burló Gilinsky.

Le miré entrecerrando los ojos.

-No hay vela para ti en este entierro.

Él se echó a reír. Miré por la ventana y descubrí que ya estábamos en nuestra calle, lo que fue todo un alivio porque me iba a quedar sobada en cero coma. Jack aparcó el coche delante de su casa y salimos todos con una cara de sueño monumental. Caminando detrás de nosotros venían Lucía, Sam, Nate, Matt, Alba, Aaron y Bea. A Lucía prácticamente la arrastraba Alba, y caminaba con los ojos medio cerrados. Esta era de las mías.

-¡Adiós, chicos! -se despidió Alba.

-¿Cómo puedes tener tanta energía? -gruñó Lucía abriendo los ojos.

-Yo que sé, Champi, pero muévete que ya estamos.

Lucía suspiró y caminó por sí sola hasta el porche. Cuando llegamos estaba Yaiza rebuscando las llaves en su bolso.

-¿Y los otros chicos? -me extrañé-. No les he visto entrar en su casa.

-Es que esa no es su casa -me explicó Ari entrando detrás de Yai-. Allí viven Sam, Nate, los dos Jacks, Aaron, Matt y Shawn. El resto viven en la casa de al lado con otros tres chicos: Taylor, Jacob, y Hayes, el hermano de Nash.

-Interesante -murmuró Sara pasando a nuestro lado.

-¿Sabéis cuando mierdas va a llegar mi cama? -preguntó Alba.

-Mañana, probablemente -le contestó Yai-. Tienes mantas en el armario de tu habitación, puedes dormir en el sofá o invadir la cama de alguien -añadió encogiéndose de hombros.

spanish; o.m. (cancelada)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora