doce

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Yaiza


-¡Los taxis están en la puerta! -gritó Julia.

Se oyó un jaleo de pasos, tacones y cosas que se caían en el piso de arriba. A los tres segundos, Ari y Sarah bajaban las escaleras corriendo, seguidas por Alba y Bea. Las dos últimas no iban corriendo, más que nada porque con unos tacones de trece centímetros es muy difícil correr. Envidiaba su facilidad para andar con esas cosas puestas, pero como yo no era una enana no tenía por qué llevar tanta altura.

-¿Lucía y Elsa? -pregunté al ver que no habían bajado todavía.

-Estaban con Sara, que se le acababa de ocurrir una idea para un photoshoot y las ha cogido como modelos al ver que ya estaban listas -explicó Ari.

-¿Le tiene que venir la inspiración justo antes de una fiesta? -se quejó Julia.

-¡Lo siento, lo siento, ya estamos! -exclamó Sara bajando las escaleras todo lo rápido que le permitían sus zapatos.

Elsa y Lucía bajaban detrás, esta última poniéndose los pendientes mientras bajaba.

-Te has vestido para impresionar, ¿eh? -le dijo Lucía a Julia.

-Como todas -rió ella.

-Buen punto -asintió Lucía.

Era cierto. Yo llevaba unos pitillos negros y un top plateado, del mismo color que los zapatos. Julia llevaba un vestido negro ajustado y unas manoletinas a juego. Sara y Elsa llevaban las dos faldas de tiro alto con vuelo y top, diferenciándose en el color. La falda de Elsa era negra, y la de Sara granate; y el top de Elsa era granate y el de Sara color crema.

-Llegas a llevar un top negro y vas justo al revés que Elsa -le comenté a Sara entrando al taxi.

-Es verdad, no me había fijado -contestó ella sonriente.

-¿Estás sonriente por algún motivo en especial? -le preguntó Julia alzando una ceja.

Sara abrió la boca y la volvió a cerrar.

-No digas más -reí-. Nash va a ir, ¿no?

Sara asintió, con una sonrisa de derrota.

-Pues vigila el whisky, no queremos un niño en casa todavía.

-¡Julia! -le reprendió su hermana.

-Era broma, era broma -rió ella-. Te digo lo mismo a ti con Jack, por cierto. No quiero ser tía todavía.

-No me gusta Jack -murmuró Sarah sonrojándose.

-Y un huevo que no -saltó Ari.

-¡Ariadna! -me escandalicé-. Estás demasiado rebelde.

Ella se encogió de hombros.

-Paso demasiado tiempo con vosotras. Además, estoy nerviosa.

-¿Por qué? -pregunté extrañada.

-Cameron -respondió Sarah como si nada.

Ari le lanzó una mirada asesina, y Sarah le sacó la lengua. En ese momento el taxi paró delante de una casa enorme, desde la que se oía música y ambiente. Pagamos al taxista y nos juntamos con Bea, Alba, Lucía y Elsa, que estaban esperándonos en la puerta. 

-Ya he avisado a Mahogany que estábamos aquí, me ha dicho que viene enseguida -nos informó Alba.

Efectivamente, a los dos segundos salió por la puerta principal una chica pelirroja con el pelo rizado muy abundante, vestida con un colorido vestido y con una diadema brillante en la cabeza. Nos sonrió cálidamente, parecía muy agradable.

spanish; o.m. (cancelada)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon