veinticuatro

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Sarah

Menuda cazada le habíamos metido a Ari, qué callado se lo tenía. Ya le acorralaría yo después, ya. Después de saludar a Mahogany, Lucía se fue con ella a buscar algo para beber y las demás salimos al jardín trasero donde estaba todo el mundo. Ese "todo el mundo" también incluía a Leah Durmond, por lo que sospechaba por qué se había ido Lucía con Mahogany en vez de con nosotros. Para mi suerte, no había ninguna chica rondando a Jack.

-Sarah, te noto un poco empanada -la voz de Ari me sacó de mis pensamientos. 

-Sí, estaba asimilando mi suerte -le contesté señalando disimuladamente a Leah, que ahora estaba en los brazos de Sam.

-Pobre Champi -ella asintió-. Me dan ganas de ir y rajarle las pelotas a ese idiota.

-Madre mía, Ariadna, cada vez estás más agresiva -me reí.

-Estados Unidos me está cambiando -ella rió conmigo.

-Ya me doy cuenta -dije echándole una mirada significativa a Cameron, que observaba a Ari con una sonrisa de bobo en la cara-. Vete con él antes de que se ponga a babear, anda.

Ari me sacó la lengua y se fue hacia su novio, que la besó nada más llegó a su altura. Reí y busqué con la mirada a través de la gente. Fruncí el ceño al no encontrar lo que buscaba.

-¿Has perdido algo?

Salté del susto al escuchar la voz de Jack tan cerca.

-¡Jack! -protesté.

-¡Lo siento, no pretendía asustarte! -se disculpó él disimulando una sonrisa.

-Bueno, pues lo has hecho -volví a respirar con normalidad-. Y te estaba buscando a ti, para serte sincera.

Él me pasó un vaso sin dejar de sonreír.

-Había ido a por algo de beber -me explicó-. Es cerveza con limón, la he echado yo mismo.

-¿Y cómo sé que no le has echado burundanga? -le piqué.

Él se llevó la mano al pecho, ofendido.

-¿En serio me crees esa clase de persona?

-Si lo creyera no estaría contigo, tonto -me reí y apoyé la cabeza en su hombro-. Eres genial, Jack.

Él se ruborizó levemente y rodeó mi cintura con su brazo libre. Buscamos un sitio para sentarnos y encontramos un sofá vacío, para nuestra suerte. Desde donde estábamos teníamos una perfecta visión del jardín en toda su amplitud, lo que también incluía los movimientos de los demás. Nos quedamos los dos allí, hablando y vigilando a los demás. La verdad es que era una gozada pasar tiempo con Jack, podría estar entre sus brazos durante horas.

-Vaya, mira a quién tenemos aquí -espetó alguien con sorna.

Levanté la vista para encontrarme cara a cara con Ryan Sanders y su panda de lameculos. Rodé los ojos sin poder evitarlo, menudo canso era este tío. 

-Lárgate, Sanders -habló Jack con desgana, cansado de su presencia.

-¿Y qué pasa si no quiero?

-Que te ganarás una buena patada en los huevos -saltó alguien desde detrás de él.

Ryan se giró sorprendido y se encontró cara a cara con Alba, que venía acompañada de Gilinsky, Julia, Hayes, Jacob y Bea. Esta última le recordó las condiciones con las que le había dejado entrar a su casa y tanto él como su panda nos dejaron en paz, no sin antes dirigirnos una mirada rencorosa.

-Voy a avisar a Nate de que John está rondando por aquí -masculló Albs antes de marcharse.

El resto le siguió, excepto Jacob y Bea que se quedaron hablando con nosotros. Hacían una pareja adorable, y eran unos cachos de pan. Los cuatro nos dedicamos a cotillear sobre la gente que veíamos pasar, sí, teníamos un poco complejo de marujas. 

spanish; o.m. (cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora