Diana se encuentra en un momento de su vida donde todo empieza a dar un giro de 180º. Tras diez años en la misma empresa, de la noche a la mañana se queda sin trabajo. La relación con su novio de toda la vida se rompe. Y para colmo su hermana pequeñ...
Llegamos a Mónaco un poco más tarde de lo previsto.
El día estaba estupendo. No hacía nada de frío y la brisa fresca se agradecía.
En el aeropuerto nos recogió el microbús para llevarnos al hotel. Y madre mía que hotel... uno de los más lujosos en los que hemos estado.
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La recepción era espectacular. Jorge no paraba de hacerse fotos.
- Esto es de película Diana... -estaba muy entusiasmado. - Parece el Titanic... - cantó un poco de la famosa canción de la película mientras revoloteaba por la recepción.
Llegó nuestro turno para registrarnos.
- Su identificación por favor. - la señorita de la recepción se dirigió a Jorge.
Éste se la tendió y tras un breve tecleo en el ordenador y firmar la hoja de registro, le dio a Jorge la tarjeta de su habitación.
- ¿Me deja la suya por favor? - le di mi Dni. De nuevo hizo lo mismo. Tecleó en el ordenador y vi una leve sonrisa en su cara. Llamó a un compañero y éste entró en un despacho que había justo detrás de ella. - Un segundo por favor -me dijo amablemente.
- Algo pasa -le dije a Jorge.
A los pocos minutos sale un señor del despacho y se dirige a nosotros.
- Buenas tardes. Mi nombre es Jèrome, jefe de recepción. Diana Millán, ¿Verdad? - Dijo tendiéndome la mano.
- Si, soy yo. - Nos saludamos con un breve apretón de manos.
- Tenemos un pequeño problema con su reserva. No nos consta su nombre, por lo que no hay habitación disponible para usted.
- Bueno, no hay problema, podría dormir con mi compañero... -dije señalando a Jorge.
- No, por favor. De eso nada. Ha sido un error del hotel y nosotros nos responsabilizaremos de ello. Como compensación podrá dormir estos días en una de nuestras suites principales.
- ¿En serio? - No me lo podía creer...
- Por supuesto que sí... ahora mismo le hago el registro. - Tras unos minutos, firmé mi hoja de registro y me dio mi tarjeta. La suite Montecarlo. El finde comenzaba bien.
- Ay Jorge no me lo creo... por fin me ocurre algo bueno -le decía a mi amigo en el ascensor.
- Sí, sí... -ya estaba otra vez Jorge con la sonrisita extraña... me ocultaba algo.
- ¿Quieres dormir conmigo este finde? Así compartimos la suite.
- Te lo agradezco mucho Diana, pero este finde se lo voy a dedicar enterito a Marco. Se lo debo después de la borrachera de los otros días. Mi planta... -me dio un beso en la mejilla.- Te veo luego. Mándame fotos de la suite. -me guiñó un ojo y salió al pasillo del hotel.