Te necesito

1K 68 38
                                    

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? - me dijo mientras recogía las piezas de su móvil que habían quedado esparcidas por el suelo.

- Por la puerta... - sé que no era el momento de hacerme la graciosa, pero me lo había puesto a huevo.

- No me hace gracia Diana. - dijo dejando el móvil de nuevo en la barra. Estaba muy serio, con el pelo revuelto y sudado... Aún así, me parecía irresistible.

- A mí sí y mas con las pintas que llevas con esos calcetines fluorescentes... - me tuve que reír... creo que era más por los nervios que por la situación.

Me miró con el ceño fruncido y resopló fuerte por la nariz. Sí que estaba enfadado... Salí de detrás del sofá y me acerqué a él no sé con que intención, la verdad, pero al menos necesitaba tocarle. Se tensó al ver que caminaba hacia él y dio un paso atrás. 

- Fer, por favor... no me hagas esto... - joder... entiendo su enfado, pero ésto ya es llevarlo al extremo.

- ¿Has venido sola hasta Dubái? - dijo cambiando de tema.

- Sí.

- ¿Has cogido dos aviones sola? ¿Tú? ¿Con el pánico que te dan?

- Pues sí... 

- Estás loca Diana... de verdad te lo digo. - Negó con la cabeza y se llevó las manos a la cara, para luego echarse el pelo hacia atrás - ¿Y si te hubiera pasado algo? No conoces este país...

- Fabio me dio algunos consejos y ha estado en contacto conmigo. Tan mal no lo he tenido que hacer, a la vista está que estoy aquí sana y salva.

- Fabio, cómo no... - dijo entre dientes.

Se dirigió al sofá y se sentó en él, apoyando la cabeza entre sus manos. Lo seguí y me senté a su lado esperando a que me pidiera que me fuera... No sé cuanto tiempo estuvimos así, seguro que minutos, pero a mí me parecieron horas...

- Muy bonito tu piso... - dije con el fin de romper el hielo. - Tiene unas vistas impresionantes...

Me miró mientras se acariciaba la barba...

- Voy a ducharme. Ponte cómoda y deshaz la maleta, si quieres. 

Se levantó y se dirigió a la habitación. Cogió ropa limpia y entró en el baño. 

Bueno, no me había echado, así que la cosa no pintaba tan mal como me la esperaba.

Fui a su habitación y comencé a deshacer la maleta. Miré en su armario y había espacio de sobra. Varias camisetas, dos camisas de cuadro, un par de pantalones y ropa de deporte. Yo con eso tengo para un par de días... pero seguro que a él le sobra para un mes. Aún así, no me llevé mucha ropa, ya que en principio sólo me quedaría tres días.

Guardé toda la ropa en uno de los estantes del armario y dejé la maleta a un lado.

Arreglé un poco la cama y recogí alguna ropa que había tirada por el suelo. No debería de hacerlo, puesto que es su casa, pero soy algo maniática del orden y no puedo vivir en un sitio así.

Salió de la ducha ya vestido y secándose el pelo con una toalla.

Entró en la habitación y se quedó mirando todo lo que había recogido.

- He puesto un poco de orden... espero que no te importe.

Sin responderme cogió la toalla y la tiró en la cama, para marcharse luego al salón.

- Dios mío... lo que me espera... - suspiré.  Cogí la toalla y la doblé para llevarla al baño de nuevo.

Al salir, estaba jugando a la consola. Me senté a su lado y miré lo que hacía. Seguía muy concentrado en el juego. Sin mirarme y sin hablarme. Así que decidí llamar a mis padres para decirles que había llegado.

El corazón en Boxes (En edición)Where stories live. Discover now