WRONG | Obi-Wan Kenobi no había tenido nunca problemas con las normas de La Orden Jedi, pero eso cambió cuando la conoció a ella. Khëila Boods era respetuosa, dulce, joven, hermosa, trabajadora y un sueño en vida para Kenobi. Ella era su padawan, él...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Caminó nerviosa por los pasillos, en busca de una sala concreta. Intentó no perderse por el templo Jedi de la ciudad de Coruscant, al cuál había llegado hace pocos años. Su historia era algo peculiar y retorcida. Huérfana y con ya los cumplidos 16 años, esta jovencita había sido rescatada del planeta neutral de Kirstol por el maestro Yoda. Sus esperanzas se acababan. Era fuertemente sensible a la fuerza, pero al no aparecer en los registros del templo, su llegada había sido tardía. Por esa razón ningún Jedi había querido acogerla bajo sus enseñanzas.
Se frotó las manos, inquieta, con la duda penetrante en su mente. Probablemente el maestro Yoda le declararía que su marcha era necesaria, debido a que la edad máxima de enseñanza eran los 13 años: ella había sido una muy larga excepción. Una excepción que se acababa. Resopló mientras abría suavemente la puerta. La habitación estaba ligeramente oscura debido a las gruesas cortinas que cubrían los ventanales.
—¿Maestro Yoda? —preguntó, mientras paseaba la cohibida mirada por la habitación.
—Sentarte debes, joven Boods —dijo una figura rodeada de penumbra, sentada sobre un sillón muy grande para su tamaño.
La chica tomó asiento en uno de los circulares módulos de color marrón.
—¿Por qué me ha llamado, maestro?
—Khëila, noticias tengo buenas —pronunció, con los ojos cerrados y la voz temblorosa, el Jedi.
La joven sintió como sus hombros se relajaban débilmente. Asintió, consciente de que, a través de la fuerza, su maestro percibía cada uno de sus movimientos.
—La fuerza grande en ti es, un maestro no querido desperdiciarla ha.
La respiración de Khëila se volvió algo pesada. Alguien la había acogido en su sabiduría, dispuesto a transmitírsela.
—Junto a la padawan Tano mañana partirás hacia Christophsis. Con tu maestro allí te reunirás.
