WRONG | Obi-Wan Kenobi no había tenido nunca problemas con las normas de La Orden Jedi, pero eso cambió cuando la conoció a ella. Khëila Boods era respetuosa, dulce, joven, hermosa, trabajadora y un sueño en vida para Kenobi. Ella era su padawan, él...
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E X T E R N O
Khëila no recordaba haber llorado tanto en su vida, pero no le importaba realmente. Mientras la nave, en modo de piloto automático, los llevaba lejos, muy lejos —a algún lugar que la chica desconocía—, Khëila lloraba entre los brazos de Obi-Wan. Él se dedicaba a apretarla contra su pecho en uno de los sillones del fondo del transporte, asustado de perderla una vez más. La muchacha repetía disculpas mientras acariciaba la herida del brazo del hombre.
Disculpas dirigidas a muchas personas. A la Orden, a Yoda, por romper el Código. A su amiga Ahsoka, por no poder despedirse de ella. A Obi-Wan, por herirlo y decepcionarlo. ¿Cómo había caído ante aquel hechizo tan fácilmente? ¿Cómo había sido capaz de no resistirse a aquella magia oscura que la había llevado durante horas y días al lado oscuro, haciéndola odiar a Kenobi? A su hermano, por ser ella la que acabó con su vida sin siquiera sopesarlo. Recordaba su risa cuando aún era un niño y se deshacía. ¿Cómo podía haberlo hecho, llevarse la vida del único que le quedaba, sin pensárselo dos veces?
Una mano le elevó la barbilla y Khëila recordó que aún tenía a alguien, a alguien que la amaba si tener en cuenta todos aquellos errores. Unos labios se posaron sobre los suyos, y con sus ojos cerrados, las lágrimas de la muchacha desaparecieron. Khëila se colgó del cuello de Obi-Wan y él rodeó su cintura con cuidado. Las manos del hombre se movieron para tocarla y sentirla entera mientras ella temblaba de amor. Al separarse, la chica escondió su cabeza en el pecho del hombre, sonrojada y con una sonrisa triste y confusa en la boca.
Qué mal estaba aquello. Y cuánto le gustaba al hombre lo prohibido.
✥
Khëila había intentado no volver a llorar cuando Obi-Wan la dejó en Tatooine con el hermanastro de Anakin Skywalker. Al parecer, las cosas ya no andaban bien con el Jedi. Su aprendiz había huido del Templo y él había desertado hacia el lado oscuro después de romper el Código, dejando un montón de corazones rotos a su paso. ¿Por qué cuando Obi-Wan más la necesitaba como apoyo, ella no estaba?
Se sintió miserable durante solitarias noches, sintiendo que había traicionado a todo el mundo. Sin embargo, cuando la Orden calló bajo la espada láser de Darth Vader, los hijos de Anakin fueron escondidos lejos y Obi-Wan regresó a su lado, todo pareció arreglarse.
Vivieron años juntos, separados y escondidos del mundo. Y es que cuando él había regresado a Tatooine después de su sufrimiento en Mustafar y la había besado, acariciado el pelo y susurrado su nombre al oído, Khëi se dio cuenta de algo.
Todo se acababa allí. Con unos brazos a su alrededor, unos labios entre los suyos, y un amor prohibido acelerándole el corazón.
