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PRIMERAS BATALLAS

PRIMERAS BATALLAS

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E X T E R N O

Los sables se encontraban sin descanso en la inmensidad de la penumbra. Sus portadores saltaban y esquivaban fintas y estocadas con gran maestría, aún así con estilos de lucha diferentes. Kenobi calculaba cada uno de sus movimientos mientras que Ventress se basaba en la fuerza de sus mandobles. Una patada mandó al hombre hacia una columna. Jadeó sorprendido, con la determinación en sus ojos claros y limpios. La fuerza danzó a su alrededor con rapidez, y las espadas volvieron a chocar en el aire.

Retrocedió hasta el círculo central del templo parando ataques enemigos, donde las ventanas eran más numerosas y los pilares ya no estorbaban. Controlando la fuerza, saltó utilizando las columnas hasta el piso superior, alejando a la asesina de Dooku —que lo seguía sin descanso, como si su cabeza se tratase de un trofeo— de su inconsciente alumna.

—Conocemos el complot de Dooku para enfrentarnos a los Hutt, y no tendrá éxito. 

La muchacha morena descansaba sobre el pecho de Kenobi, había sido atraída rápidamente por la fuerza hacia sus brazos. Sus ojos oscuros yacían cerrados, y su maestro utilizaba la mano libre para alzar la espada láser frente a él, apuntando a Ventress.

—Lo tendrá cuando la verdad muera contigo y con tu débil aprendiz. 

La mujer alzó ambas armas, lista para matar. El Jedi repelió ataques a duras penas para, en un descuido de la asesina, saltar por una próxima ventana, ayudado de su sensibilidad por la fuerza. La lánguida mujer lo siguió. Después de dejar a su padawan sobre la fría pared de piedra, desplegó el azul arma. Por un momento, todo se modificó a su alrededor.

—Yo también lo percibo —le dijo mirando de reojo al cielo estrellado—. Anakin se he ido. Has fracasado, Ventress.

Pelearon en el corredor, iluminados por la Luna. Cuando Khëila despertó, con un dolor de cabeza descomunal y los ojos picosos, su maestro luchaba con fuerza a la luz de las mil estrellas. Corrió sin perder tiempo, y con la mandíbula tensa por la vergüenza que sentía, desplegó su espada blanca como la nieve, dejando a la asesina acorralada entre los dos sables.

—Tu maestro no estará satisfecho —se sentía débil, pero manejó sacar esas palabras por su reseca garganta.

Aprovechando la sorpresa, Kenobi arrojó una de las rojas espadas por la barandilla. La mujer apretó algo en su muñeca, y siseó furiosa.

—Escoria Jedi... 

Como minutos atrás, los dos Jedi atacaron a Ventress, que trataba a duras penas de defenderse. La arrojaron lejos, y Obi-Wan alzó la espada por encima de su cabeza, en aquel singular gesto de seguridad en la batalla tan propio de él.

—El Hutt está a salvo, no hay razón para seguir luchando. 

Las palabras de su maestro comenzaron a sonar lejanas en los oídos de Khëila.

—Hemos ganado, suelta el arma, Ventress —continuó Kenobi. 

Un caza separatista sobrevoló el puente, y la asesina saltó de este hacia él antes de que Kenobi pudiera detenerla. Khëila ni siquiera se giró. Colocó las manos en su cabeza, apagando el arma.

—Demonios... —murmuró Kenobi, colocando las manos sobre su mandíbula.

Se giró hacia su alumna, la cual mantenía los ojos cerrados y las manos sobre las sienes.

—¿Khëila? ¿Khëila, qué pasa? —Colocó las manos entorno a su aprendiz mientras esta se desplomaba entre sus brazos. — ¡¿Khëi?!


—Capitán, tengo entendido que el general Skywalker se ha escapado.

El sable devolvía los disparos en el campo de batalla.

—Sí, señor. En un carguero de especias destartalado. Me sorprendería que lograra llegar a Tatooine en ese trasto. ¿Dónde está su padawan? —contestó Rex, disparando hacia los numerosos droides.

—Si alguien puede pilotar un saco de tuercas por el espacio, es él. Khëila se ha desmallado — añadió—, la he dejado con un soldado médico.


El maestro Yoda y el maestro Kenobi descendieron de una nave en la superficie del árido planeta de Tatooine. El Hutt había sido devuelto a su padre —el cual cooperaría con la República—, pero el Jedi estaba intranquilo. Su padawan llevaba en cama varias horas, sin despertar, a bordo de un crucero Jedi que los esperaba en las inmediaciones del planeta.

Caminaron hacia Skywalker y su aprendiz Ahsoka. Kenobi miró a su antiguo alumno, y para este, la preocupación en aquellos ojos claros no pasó inadvertida.

WRONG ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora