03

6.4K 560 104
                                    

NEGOCIACIONES

NEGOCIACIONES

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

K H Ë I L A

Es un honor poco común encontrarse con el adversario cara a cara.

Mi maestro había tomado asiento frente a esa criatura gorda y desagradable. Parecía notablemente relajado, algo que yo no estaba para nada. Sin mi espada láser me sentía totalmente desprotegida, incluso sintiendo la fuerza fluir a mi alrededor, lista para usarla en cualquier momento. Me senté con ellos, algo alejada de la tensa conversación.

Usted es una leyenda en el núcleo interior aduló Kenobi sobre su asiento.

Gracias, el honor es mío.

Me sorprendió la manera en la que todo esto era tomado como una simple charla para tomar el té, como si no nos encontrásemos en medio de una guerra.

—Me alegro muchísimo de que haya decidido rendirse.

—Bueno, en algún momento uno debe de aceptar la realidad de la situación. —Su voz era clara y juvenil, aunque su barba le parecía sumar algunos años encima.

Obi-Wan tosió exageradamente, y miré hacia la "mesa", intentando tragarme la sonrisa.

—¿Podríamos tomar algo? —dijo.

Miré de reojo al general Whorm Loathsom, conteniendo una carcajada. Asintió con la cabeza y se giró hacia el droide de servicio.

—¡Tú! —gritó despectivamente—. ¡Tráenos algo de beber!

—Gracias, esto no durará mucho —dijo Kenobi mirándome con una sonrisa. 


El droide volvió con dos tazas de —lo que creía oler— agua con limón. Menudo lujo. Colocó una delante de cada general. El Jedi miró la suya, y a falta de una para mí, me pasó la suya propia con una sonrisa. Le agradecí con un susurro mientras me mojaba los labios resecos con el líquido; no me había dado cuenta de la sed que tenía hasta ese momento.

El general del bando contrario vació su taza con impaciencia, mirándome con el ceño fruncido mientras yo tomaba con tranquilidad la mía.

—Y por supuesto, cuando mis tropas estén bajo su custodia, deberá mirar por su manutención y alojamiento —Obi-Wan siguió con su largo discurso, el cual traía enfadado a Loathsom desde hace rato—. Dígame, ¿tienen provisiones suficientes...?

—¡Ya basta! —gritó—. ¡Nos está entreteniendo!

—Qué listo... —susurré con sarcasmo. 

—Tonterías, aún son muchos los detalles que hay que solventar, general. 

El general separatista volteó la mesa tirando mi taza. Qué desperdicio.

—¡Detenedles! —ordenó a sus tropas.

Los droides nos cogieron por los brazos, alzándonos. Miré al maestro Kenobi, pero volteé de nuevo al frente al ver que sonreía.

—A menos que retire sus tropas ahora mismo, ¡no tendré más remedio que matarlos! —amenazó.

— La verdad, esperaba que a estas alturas su escudo ya estuviera anulado —se sinceró él.

Ante nuestras miradas, el escudo retrocedió rápidamente. Anakin y Ahsoka lo habían conseguido; me alegré por ella, había cumplido su primera misión.

—¡Por fin! —exclamé.

Con una voltereta, nos libramos de los droides que nos sujetaban. Kenobi corrió hacia el general y lo sujetó por el cuello. Me coloqué tras ellos.

—¡No disparen! —pidió ante el fuego.

—Ah, mucho me temo que a su escudo le ha ocurrido algo, general —no pude evitar burlarme. 

Desde nuestra posición, vimos a los cañones disparar hacia los tanques enemigos. Ambos sonreímos. La escena fue interrumpida por una transmisión desde el interlocutor en la muñeca del Jedi.

—General Kenobi, si puede oírme hemos atravesado el bloqueo, las naves separatistas se baten en retirada, los refuerzos deberían llegar de un momento a otro —informó el almirante Yularen.

Una nave de asalto aterrizó delante de nosotros. El maestro Yoda, que descendía de ella, me sonrío con cariño.

—Siempre tan oportuno, maestro Yoda.


Skywalker y Tano se unieron a los dos maestros Jedi y a mí junto a nuestras naves.

—Problemas tienes con tu padawan he oído —dijo Yoda.

—Le he estado explicando al maestro Yoda la situación —le dijo Kenobi a Anakin. 

Observé como Ahsoka miraba al suelo, decepcionada. Coloqué mi mano en su hombro como apoyo.

—Un momento —explicó Skywalker—, reconozco que Ahsoka aún está por pulir, pero con un duro entrenamiento y paciencia, tal vez llegue a algo.

—Pues contigo ella irá al sistema Teth.

—¿Teht? El ejercito droide no ha llegado nunca a ese sector salvaje —replicó Anakin.

—Secuestrado el hijo de Jabba el Hutt ha sido —explicó Yoda.

—¿Quieres que yo rescate al hijo de Jabba? 

—Anakin — advirtió mi maestro—, necesitamos la lealtad de los Hutt para tener ventaja sobre Dooku.

—De negociar con Jabba Obi-Wan y Khëila se encargarán —ordenó Yoda por última vez—. Buscar a los que al hijo de Jabba tienen tu misión será, Skywalker.

—Vamos maestro, no resultará tan duro —dijo Ahsoka, animada—. Le diré a Rex que organice las tropas.

Sin mas, salió corriendo, por lo que me coloqué detrás de Obi-Wan. Se giró hacia mí, sonriendo. Skywalker siguió a su aprendiz hasta uno de los transportes.

—Esperemos que Anakin esté listo para enseñar.

—Está listo para enseñar, maestro, el desprenderse de su alumna será más duro para él.

Obi-Wan me miró con el rostro ahora serio. Asintió con aquella mirada clara y azul.

—Dominar esto Skywalker debe —sentenció Yoda. 

—Si tenemos que llegar a un acuerdo con Jabba de Hutt, cuanto antes nos vayamos mejor, Khëila.

Nos despedimos del maestro Yoda y Kenobi me condujo hacia su nave. El Delta-7, de color rojo, había sido adaptado para incluir a otra persona. Para mí. Fue entonces, mientras volaba a la velocidad de la luz junto a Kenobi y a R4-G9, cuando realmente me sentí parte del equipo.

WRONG ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora