WRONG | Obi-Wan Kenobi no había tenido nunca problemas con las normas de La Orden Jedi, pero eso cambió cuando la conoció a ella. Khëila Boods era respetuosa, dulce, joven, hermosa, trabajadora y un sueño en vida para Kenobi. Ella era su padawan, él...
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K H Ë I L A
Llegó un momento, en el que pensé que estaba muerta. No sentía nada. Hasta que la sensación de sus labios entre los míos me quitó el sabor a lágrimas de la boca. No pude hacer otra cosa que devolverle el beso. Porque, si moría aquí y ahora, ¿qué más daba romper el Código? ¿Qué más daba corresponderle, y decirle que lo hacía? ¿Qué más daba unir mi corazón con el suyo a través de un beso?
O B I - W A N
Me separé de ella, y la vi aún con los ojos cerrados. Ignoré el rápido latido de mi corazón, derivado por el beso, y le susurré con los ojos en llamas:
—¿Khëi? —No me contestaba. — ¿Khëila?
Ahora el corazón me latía con ansiedad. Le toqué el cuello casi sin poder sentir su pulso. Pulsé el transmisor.
—¡Cody! ¡Cody!
—¿Sí, general Kenobi?
—¡Necesito una unidad médica, Khëila está herida!
—Sí, señor, enseguida.
E X T E R N O
Obi-Wan Kenobi, Mace Windu, y el maestro Yoda, se congregaban alrededor de la camilla de Khëila. La chica lucía pálida y sana —obviando la herida en su vientre—, casi como un ángel dormido.
—¿Qué pasó tras la huida de Grievous?
Kenobi tragó saliva.
—Me acerqué a Khëila, y se desmayó. Después le pedí a Cody una unidad médica.
Obi-Wan sentía la mirada penetrante de Yoda en su perfil.
—Maestro Windu, un momento con el maestro Kenobi a solas déjeme.
Windu salió de la sala tras una corta reverencia. Obi-Wan se giró hacia Yoda con el rostro serio. El pequeño maestro resaltaba entre todos los tonos blancos de la bahía médica.
—Khëila sanar podrá, maestro Kenobi. Pero seguro no estoy de poder decir que lo mismo hará su corazón.
